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Recuperación COVID-19 y acción climática

Una estrategia de financiación más ambiciosa que permita al mundo reconstruir de forma más inclusiva y sostenible es posible

Un uso más audaz de la arquitectura financiera internacional existente podría acelerar la recuperación mundial COVID-19 y la acción climática, incluso en los países de bajos y medianos ingresos, dice un nuevo documento de investigación de la OIT.

Noticia | 7 de octubre de 2021
© Environmental Change and Security Program
GINEBRA (OIT Noticias) – Una utilización más plena del capital y las herramientas existentes de las instituciones financieras internacionales podría reducir más rápidamente las amenazas que representan para la humanidad la pandemia y el cambio climático, dice un nuevo documento de trabajo de la Organización Internacional del Trabajo.

El documento Financing Human-Centred COVID-19 Recovery and Decisive Climate Action Worldwide: International Cooperation’s 21st Century Moment of Truth, ofrece una ilustración concreta de cómo el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los bancos multilaterales de desarrollo podrían triplicar los flujos externos relacionados con la ayuda oficial al desarrollo para los países en desarrollo en los próximos años, a fin de combatir la creciente disparidad tras la pandemia respecto a los países desarrollados, y hacer frente a uno de los mayores y más inmediatos obstáculos para la consecución de los objetivos del Acuerdo de París: la quema de carbón.

El documento sostiene que todas las naciones tienen interés en acelerar en gran medida la aplicación -incluso en los países de renta baja y media-baja- de las estrategias que se han acordado a nivel internacional para hacer frente a las amenazas universales que plantean la pandemia y el cambio climático, es decir, la iniciativa ACT-A/COVAX de la Organización Mundial de la Salud (OMS); el Llamamiento Mundial a la Acción de la OIT para una Recuperación Centrada en las personas tras la Crisis de la COVID-19; y la Agenda 2030, que incluye los objetivos del acuerdo climático de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La forma más factible de movilizar los recursos necesarios es que estas instituciones se desplieguen de forma tan imaginativa y expansiva en los próximos años como han hecho los países avanzados movilizando sus bancos centrales y tesorerías desde el comienzo de la pandemia. El documento esboza un conjunto de iniciativas específicas que incluyen, entre otras, un marco estructurado para la donación de los Derechos Especiales de Giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional (FMI) recientemente emitidos, que permitiría:
  • financiar íntegra y rápidamente la Iniciativa ACT-A/COVAX de la OMS
  • financiar adecuadamente el alivio y la reestructuración de la deuda, los niveles mínimos de protección social y las infraestructuras e industrias sostenibles, ricas en empleo y relacionadas con los ODS, en estos países en desarrollo; y
  • financiar un esfuerzo global para evitar el bloqueo de las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la energía generada a partir del carbón, que representa el aspecto más importante de la acción climática y la transición justa requerida para alcanzar los objetivos del acuerdo climático de París.

Este documento de trabajo pretende demostrar que la comunidad internacional ya tiene a su disposición la mayor parte de los recursos necesarios para afrontar este momento y mejorar la seguridad de todas las personas del planeta."

Richard Samans, Director del Departamento de Investigación de la OIT
Esta utilización más completa de las instituciones financieras internacionales para aplicar los objetivos acordados multilateralmente permitiría al mundo pasar de un progreso continuo e incremental a un progreso verdaderamente transformador para combatir los efectos de la pandemia de COVID-19 y del cambio climático sin depender de grandes aumentos en los presupuestos de ayuda exterior bilateral. Aumentaría los flujos externos relacionados con la Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD) en los próximos siete años en 2 billones de dólares para los 82 países en desarrollo más pobres, el equivalente a alrededor del 4 por ciento de su PIB por año durante este período. Esto superaría el apoyo del Plan Marshall a los esfuerzos de Europa para "reconstruir mejor" después de la Segunda Guerra Mundial, al tiempo que aprovecharía ese aumento de la financiación externa para mejorar la movilización de los recursos nacionales. También cumpliría la promesa, aún incumplida, de los países avanzados de movilizar al menos 100.000 millones de dólares al año en financiación para el clima a los países en desarrollo para 2020.

Todo esto sería posible si los países más ricos acordaran donar una media del 60 por ciento de su nueva asignación de DEG a los países de renta baja y media-baja y si los consejos de administración de los Bancos Multilaterales de Desarrollo acordaran utilizar dos tercios del espacio adicional estimado que tienen colectivamente en sus estructuras de capital para ampliar la actividad de préstamo y de financiación combinada sin afectar a sus calificaciones crediticias.

El autor del documento, el Director del Departamento de Investigación de la OIT, Richard Samans, comentó: "Como sugiere el reciente e histórico informe del Secretario General de la ONU, Nuestro Programa Común, este es un momento decisivo para la cooperación internacional y el sistema multilateral. Este documento de trabajo pretende demostrar que la comunidad internacional ya tiene a su disposición la mayor parte de los recursos necesarios para afrontar este momento y mejorar la seguridad de todas las personas del planeta".