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Según la OIT, la pesca es una de las profesiones más peligrosas

GINEBRA (Noticias de la OIT) - Según un nuevo informe elaborado por la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), al menos unos 24.000 pescadores y personas relacionadas con la pesca y el procesado de pescado fallecen cada año, lo que coloca a la pesca y a las actividades relacionadas con ella entre las profesiones más peligrosas.

Comunicado de prensa | 13 de diciembre de 1999

GINEBRA (Noticias de la OIT) - Según un nuevo informe* elaborado por la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), al menos unos 24.000 pescadores y personas relacionadas con la pesca y el procesado de pescado fallecen cada año, lo que coloca a la pesca y a las actividades relacionadas con ella entre las profesiones más peligrosas.

En los Estados Unidos, dice el informe, la tasa de siniestralidad referida al sector pesquero en 1996 fue 16 veces superior a la del trabajo policial y el relacionado con la lucha contra el fuego, y 40 veces superior a la media nacional. En Dinamarca, dicha tasa entre 1989 y 1996 fue de 25 a 30 veces más elevada que la de los trabajadores en tierra. En Guinea, país del África occidental que cuenta con unas 7.000 personas que pescan artesanalmente, se calcula que, cada año, casi el 6% de las barcas sufren algún accidente y que uno de cada 200 pescadores fallece en tales accidentes.

A fin de examinar estas y otras cuestiones y problemas específicos del sector, la OIT celebra en Ginebra entre los días 13 y 17 de diciembre una Reunión tripartita sobre seguridad y salud en la industria pesquera. Participarán en la Reunión representantes de gobiernos, empresarios y sindicatos de países como Argentina, Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, China, Côte d'Ivoire, Cuba, Dinamarca, El Salvador, España, Estados Unidos, Federación de Rusia, Filipinas, Francia, Ghana, Islandia, India, Indonesia, Japón, Malasia, Mauritania, Marruecos, Nueva Zelandia, Nicaragua, Nigeria, Noruega, Pakistán, Panamá, Paraguay, Perú, Reino Unido, República de Corea, Senegal, Sierra Leona, Suriname, Tailandia y Ucrania.

El pescado, incluyendo el marisco, es un recurso alimenticio esencial. En 1996, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) la cantidad de pescado disponible para consumo humano era casi de 16 kilogramos por persona. El consumo de pescado, como porcentaje del consumo total de proteínas animales, va del 6,6% en América del Norte al 27,8% en el extremo Oriente (cifras referidas a 1989). Las exportaciones de pescado alcanzaron un valor total de 52.500 millones de dólares de Estados Unidos en 1996. La producción continúa creciendo como resultado principalmente de la popularidad del pescado y de otros productos del mar en los países más ricos. En 1995, el 85% de todas las importaciones de pescado terminaron en las mesas del mundo desarrollado.

El sector ha experimentado un considerable crecimiento en los últimos años. Según la FAO, el número de personas involucradas en la pesca y en la acuicultura de pescado se ha duplicado, pasando aproximadamente de 13 a 28,5 millones entre 1970 y 1990. De estos 28,5 millones, unos 15 millones trabajan en embarcaciones que en su gran mayoría (90%) tienen menos de 24 metros de eslora.

La demanda de los consumidores de productos frescos y de elevada calidad, unida a las presiones que se derivan de la disminución o inesperada desaparición de ciertas clases de peces motivada por la pesca excesiva y por otros factores, están haciendo que muchas empresas pesqueras y pescadores modifiquen sus métodos de trabajo. Y aunque muchos han experimentado mejoras en sus condiciones de vida y de trabajo, "muchos otros todavía siguen trabajando en embarcaciones en las que las condiciones siguen siendo pobres", según señala el informe de la OIT, que añade que "desgraciadamente, un importante número de pescadores trabajan en condiciones que están por debajo de los estándares mínimos, y las violaciones de los derechos humanos básicos con comunes".

Según el informe, "el sistema tradicional de remuneración en el sector pesquero es un porcentaje por captura". Esto obviamente anima a los pescadores a mejorar la productividad trabajando con la tripulación menos numerosa posible y haciendo turnos muy largos. "La falta de un salario mínimo para los pescadores y la imprecisión asociada a los ingresos de la pesca pueden (...) hacer que algunos pescadores trabajen más y asuman riesgos innecesarios". Las largas jornadas conllevan fatiga, que es un problema crónico en muchas partes del sector.

Además, "muchos pescadores, particularmente los asiáticos, trabajan en mares lejanos en buques abanderados en países distintos del suyo". También parece, señala el informe de la OIT, que "puede existir una modesta tendencia a matricular buques bajo pabellones de conveniencia, algunos de los cuales han tenido históricamente elevadas tasas (...) de siniestralidad referidas a buques mercantes. Esto puede ser debido en parte para evitar la normativa sobre seguridad y de otro tipo".

Para agravar el problema en muchos países, las normas relativas a la seguridad sólo son de aplicación a los grandes buques, y las embarcaciones pequeñas apenas alguna vez son inspeccionados. Esto se debe en parte a la limitación de los recursos pero en ocasiones, que no son pocas, ocurre como consecuencia de la resistencia de los propios pescadores, a quienes por lo general no les preocupa el coste de las medidas de seguridad o no sospechan que la normativa no es la adecuada".

El informe de la OIT destaca que mientras que la pesca en el mar sigue siendo de forma abrumadora efectuada por hombres, "las mujeres han sido mucho más activas en el procesado de la pesca y su comercialización". Esto incluye cadenas de procesado a bordo de grandes buques en el mar. "Muchos niños trabajan en el sector pesquero", también señala el informe. El fenómeno está muy extendido en el Sureste asiático pero también puede encontrarse en países desarrollados. El Programa de la OIT para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) está ayudando a mejorar las condiciones de algunos de estos niños en Indonesia.

Aunque reconoce que se está prestando una mayor atención a las cuestiones de seguridad y salud ocupacional en el sector pesquero tanto por organizaciones públicas como privadas, el informe de la OIT demanda una mejor coordinación entre las autoridades públicas, las organizaciones de trabajadores y las organizaciones de propietarios de buques de pesca. El informe sugiere que una mejora en el intercambio internacional de información ayudará a mejorar la seguridad y la salud de aquellos trabajadores que desempeñan su trabajo en condiciones por debajo de las normales o que simplemente desconocen ciertas medidas de seguridad.

La Reunión de la OIT de esta semana permitirá que los participantes intercambien puntos de vista sobre cuestiones de salud y seguridad en la industria pesquera, evalúen el trabajo efectuado en este campo por la FAO, la OIT y la Organización Marítima Internacional (OMI), revisen las normas adoptadas por la OIT específicamente para los pescadores y que identifiquen las actividades de seguimiento adecuadas. La Reunión tiene por objeto mejorar, a nivel internacional, el "diálogo social" en el sector pesquero. Tal diálogo reforzaría la voz de los pescadores - y de los armadores de buques - en todos los debates relativos no sólo a la seguridad y salud sino también a su bienestar, el de sus comunidades y el de sus familias.