Esta historia fue escrita por la Sala de Noticias de la OIT. Para ver las declaraciones y discursos oficiales de la OIT, por favor visite nuestra sección "Declaraciones y Discursos".

Seguridad en la agricultura: Grave advertencia de la OIT Sigue alto el índice de mortalidad laboral agrícola Los pesticidas entrañan graves peligros para los trabajadores del mundo entero

Los trabajadores del sector agrícola corren al menos el doble de riesgos de morir en el lugar de trabajo que los trabajadores de los demás sectores, declaró el Sr.AliTaqi, Subdirector General de la Oficina Internacional del Trabajo. Cada año, agregó, mueren como mínimo 170.000 obreros agrícolas por causas relacionadas con su trabajo.

Comunicado de prensa | 22 de octubre de 1997

GINEBRA (Noticias de la OIT) ­ Los trabajadores del sector agrícola corren al menos el doble de riesgos de morir en el lugar de trabajo que los trabajadores de los demás sectores, declaró el Sr.AliTaqi, Subdirector General de la Oficina Internacional del Trabajo. Cada año, agregó, mueren como mínimo 170.000 obreros agrícolas por causas relacionadas con su trabajo.

En declaraciones preparadas para la reunión internacional de expertos en salud y seguridad en el sector agrícola que se inaugura mañana en Itasca, Illinois (Estados Unidos), el Sr. Taqi señaló que varios millones de los 1.300 millones de obreros agrícolas que hay en el mundo resultan gravemente heridos o lesionados en su trabajo debido a accidentes ocurridos al manipular maquinaria, o son víctimas de envenenamientos por pesticidas u otros productos químicos utilizados en la agricultura. La citada reunión ha sido organizada por la Junta Nacional de Seguridad de los Estados Unidos, con la cooperación de la OIT,principal institución de las Naciones Unidas que se ocupa de los problemas relativos al lugar de trabajo.

Asimismo, el Subdirector General de la OIT advirtió que, a lo largo de este último decenio, en la agricultura ha persistido un alto índice de mortalidad, a diferencia de otras ocupaciones peligrosas, como la minería y la construcción, en que el índice de accidentes fatales ha disminuido.

En lo que atañe a los obreros agrícolas, indicó que la situación real en materia de salud y seguridad en el trabajo tal vez sea peor de lo que reflejan las estadísticas, ya que en todas partes del mundo los registros de muertes y lesiones suelen ser incompletos. El índice de mortalidad, por ejemplo, bien pudiera alcanzar hasta un tercio más de lo que indican los datos estadísticos.

El Sr. Taqi añadió que los trabajadores de los países en desarrollo corren mayor peligro debido a que los sistemas de educación, capacitación y seguridad son inadecuados. Pero incluso en países desarrollados como Australia, Canadá y los Estados Unidos la agricultura siempre figura entre los sectores más peligrosos. En este último país, por ejemplo, los agricultores y los obreros agrícolas representan tan sólo el 3 por ciento de la fuerza de trabajo, pero contabilizan casi el 8 por ciento de los accidentes profesionales. En Italia, sólo 9,7 por ciento de los trabajadores están ocupados en la producción agrícola, pero éstos son víctimas del 28,7 por ciento de todos los accidentes laborales.

Si bien la agricultura ocupa en promedio 9 por ciento de la fuerza de trabajo de los países más industrializados, casi la mitad de la mano de obra mundial sigue dedicada a la producción agrícola, concentrándose esencialmente en los países en desarrollo. La agricultura absorbe el 20 por ciento de los trabajadores de Europa oriental; en América Latina, los obreros agrícolas representan 25 por ciento de la fuerza de trabajo. Casi 63 por ciento de los trabajadores de Africa y 62 por ciento de los de Asia se desempeñan en la agricultura; en cambio, en la Unión Europea dicha proporción es de apenas 5,2 por ciento.

Por otra parte, el Sr. Taqi señaló el que "es revelador que el porcentaje de mujeres que trabajan en este sector esté aumentando en el mundo entero; ello obedece principalmente a que los hombres se marchan a los centros urbanos en busca de mejores oportunidades laborales. Actualmente, las mujeres constituyen cerca del 43 por ciento de la mano de obra agrícola.

El Subdirector General de la OITinformó que también el trabajo infantil abunda en la agricultura, tanto en las pequeñas granjas familiares como en las grandes explotaciones comerciales. Según estimaciones de la OIT, en algunos países en desarrollo los niños de 5 a 14 años económicamente activos constituyen el 10 por ciento de la fuerza de trabajo. El 70 por ciento de la mano de obra infantil se ocupa en la agricultura. Aun cuando muchos de esos niños trabajan en empresas familiares, otros tantos lo hacen a tiempo completo en grandes plantaciones o explotaciones agrícolas comerciales, donde se les asignan tareas tan pesadas como cortar caña de azúcar, recoger algodón o cosechar frutas y verduras.

No todas las normas del trabajo se aplican a la agricultura

El alto funcionario de la OIT explicó que, aun cuando las condiciones varían mucho de un país a otro, la agricultura suele quedar al margen de las disposiciones de la legislación laboral de muchos países y tampoco está sujeta a ninguna norma internacional de amplio alcance. Allí donde hay normas, éstas sólo se aplican muy de vez en cuando debido a la falta de disposiciones apropiadas para imponer su cumplimiento, a los bajos niveles de sindicación y a la insuficiencia de los servicios de inspección del trabajo.

Además de las lagunas de la legislación, el Sr. Taqi mencionó algunas otras desventajas comunes a prácticamente todas las actividades agrícolas, a saber:

  • la utilización de un sinnúmero de tecnologías complejas que se aplican en entornos muy dispares, desde la agricultura comercial muy mecanizada hasta la agricultura de subsistencia, intensiva y en pequeña escala. Esto entraña diferencias en los métodos de trabajo mucho más importantes que en los demás sectores de actividad;
  • el hecho de que la fuerza de trabajo esté desperdigada por zonas rurales remotas donde los servicios públicos, los servicios de salud y los sistemas de comunicación suelen ser inadecuados o de menor calidad que aquellos de las zonas urbanas;
  • la gran variedad de tareas, sobre todo en la agricultura de pequeña escala, que los trabajadores agrícolas llevan a cabo las más de las veces sirviéndose de equipos inapropiados y sin haber recibido la información y la capacitación necesarias;
  • la influencia determinante de los factores ambientales, pues trabajar a la intemperie cualesquiera sean las condiciones meteorológicas hace muy difícil controlar la seguridad en el trabajo (por ejemplo, cuando se producen rachas de viento mientras se están aplicando pesticidas, o al estallar tormentas en plena cosecha), y
  • la aplicación inadecuada de las técnicas de seguridad en la agricultura, si se compara con el mayor rigor de dichas medidas en la industria.

Peligro para las extremidades y accidentes fatales

Los principales riesgos para la salud, comentó el Sr. Taqi, residen en las herramientas y las máquinas utilizadas para cortar (por ejemplo, el tractor y la cosechadora), así como en la exposición a pesticidas y otros productos agroquímicos. Más de un tercio de los accidentes fatales en las tareas agrícolas son provocados por los tractores.

Al respecto, citó también un estudio realizado por el Instituto Brasileño de Salud y Seguridad en el Trabajo, según el cual casi 40 por ciento de las heridas y lesiones registradas en este país en un determinado período fueron provocadas por herramientas manuales: de éstas, 88 por ciento se debieron a útiles cortantes y 12 por ciento a máquinas. De los accidentes provocados por maquinaria, 38 por ciento correspondieron a tractores.

En Chile, la inspección del trabajo ha informado que en 1993 las lesiones provocadas por máquinas y herramientas representaron más de la tercera parte de todos los accidentes de trabajo.

En los Estados Unidos, el Instituto Nacional de Salud y Seguridad en el Trabajo determinó que la maquinaria es la segunda causa principal de los accidentes traumáticos en el lugar de trabajo. Los tractores provocan el mayor número y la mayor frecuencia de accidentes, seguidos de las cosechadoras y las herramientas eléctricas.

El estudio efectuado en los EE.UU. mostró también que es muchísimo más probable que las víctimas de accidentes con maquinaria sean varones, ya que según las estadísticas 98 por ciento de las víctimas son trabajadores de sexo masculino. La mayor incidencia de accidentes ocurridos al manipular maquinaria se registra entre los trabajadores más jóvenes, de 25 a 34 años de edad.

El peligro de los pesticidas

El representante de la OIT recalcó que la exposición a pesticidas y otras sustancias agroquímicas es uno de los mayores peligros que amenazan la integridad de los trabajadores agrícolas, pues en algunos países provocan hasta el 14 por ciento de todas las lesiones profesionales en el sector de la agricultura y el 10 por ciento de todas las lesiones fatales.

A pesar de las deficiencias de los sistemas nacionales de información, cuyas cifras relativas al envenenamiento por pesticidas están, según indica el Sr. Taqi, considerablemente subestimadas, se sabe que los países en desarrollo consumen más de 20 por ciento de la producción mundial de agroquímicos, y que estos productos provocan cerca del 70 por ciento de todos los casos de envenenamiento agudo entre la población activa, esto es, en cifras absolutas, más de 1,1 millones de casos.

Otro organismo de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha estimado que el número total de casos de envenenamiento por pesticidas en el mundo se sitúa entre 2 y 5 millones al año, de los cuales 40.000 tienen un desenlace fatal.

El Sr. Taqi reconoció que es muy difícil demostrar con pruebas documentales las verdaderas proporciones del envenenamiento por pesticidas, aun cuando se trata de un riesgo laboral de gran incidencia entre los trabajadores agrícolas de aquellos países en desarrollo cuyas economías reposan sustancialmente en la agricultura y las exportaciones. Indicó que la situación en Centroamérica ­ donde la OITmantiene varios programas de cooperación técnica ­ es a este respecto un buen ejemplo, en modo alguno excepcional. Durante los años 1980, la importación y la utilización de agroquímicos en la región centroamericana se elevó a un promedio anual de 53.600 toneladas. Durante ese mismo período, en los países de la zona se registraron más de 2.000 casos de envenenamiento agudo al año.

En Costa Rica, donde se ha llevado a cabo un completo estudio sobre los agroquímicos, durante el pasado decenio se utilizó un promedio anual por habitante de 4 kilos de pesticida, lo que equivale a 8 veces el promedio mundial de 0,5 kilos por persona.En 1986, al Instituto Nacional de Seguridad Social de Costa Rica se presentó un total de 1.880 informes sobre casos de envenenamiento agudo, dermatitis y lesiones oculares ocasionadas por la exposición a pesticidas. En el período 1980-1986, el índice oficial anual de envenenamiento por pesticidas entre la población económicamente activa total fue de 5,3 por 100.000 trabajadores, mientras que el índice anual de mortalidad por la misma causa llegó a 1,7 por 100.000. A modo de comparación, el índice anual promedio de mortalidad en los Estados Unidos fue de 0,3 por 100.000 durante el decenio de 1980. Más de la mitad de las víctimas (56,5 por ciento) eran trabajadores agrícolas; el 90 por ciento de los envenenamientos de origen laboral afectaron a labriegos, en su mayoría expuestos a sustancias nocivas durante las labores de fumigación.

La práctica en toda Centroamérica demuestra las enormes dificultades que la escasez de datos fidedignos y representativos plantea a la hora de determinar la exacta magnitud del problema del envenenamiento por pesticidas.

En Panamá, por ejemplo, según datos recogidos por el Ministerio de Salud, el índice de intoxicación por exposición a pesticidas fue de 5,6 por 100.000 en 1995. En cambio, según estimaciones del Instituto de Seguridad Social (ISS), dicha tasa fue en realidad de 3.000 por 100.000. Habida cuenta de que el ISS se ocupa sólo de 8,8 por ciento de los trabajadores agrícolas, y de que el número total de accidentes del trabajo registrados en 1994 fue de 3.991, cabe suponer que dicho total se hubiese elevado a 9.561 si se hubiese considerado el total nacional de trabajadores agrícolas económicamente activos.

En Guatemala, un estudio basado en datos del Ministerio de Salud y de la Administración de Seguridad Social ha establecido que entre 1986 y 1990 hubo 5.571 casos de intoxicación por pesticidas. En 1994, el Instituto de Seguridad Social registró 237 casos de trabajadores envenenados por pesticidas, de los cuales sólo tres terminaron con el fallecimiento de las víctimas. Sin embargo, una encuesta del Ministerio de Salud sobre la utilización de pesticidas concluyó que los datos disponibles no permiten estimar con precisión el número efectivo de intoxicaciones de origen laboral, una vez más debido a que no todos los incidentes son señalados a las autoridades competentes.

El portavoz de la OITdijo que en muchos países de todas las regiones del mundo los trabajadores agrícolas suelen quedar excluidos del pago de prestaciones por lesiones profesionales o de los regímenes de seguro. Los mecanismos administrativos de acopio de registros de accidentes profesionales son por lo general insuficientes, lo que no contribuye a alentar la declaración de accidentes o lesiones o la obtención de recursos para el pago de las indemnizaciones.

Desde 1993, la OIT se ha empeñado en colaborar con las autoridades y los representantes de los empleadores y de los trabajadores de Centroamérica en la definición de políticas nacionales sobre seguridad y salud en el trabajo agrícola, con el fin de asegurar la integridad y la salud de los trabajadores agrícolas, prevenir accidentes y enfermedades profesionales en la agricultura y preservar el medio ambiente. La estrategia de este proyecto comprende la modernización de la legislación, el fomento de sistemas de control preventivo de la salud, el mejoramiento de la información y la capacitación, y la puesta en práctica de métodos de protección medioambiental aplicados a los agroquímicos.

El Sr. Taqi se refirió a la Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo, cuya nueva edición se publicará dentro de poco, indicando que se trata de una importante contribución al público por lo que se refiere en particular a los riesgos que entraña la agricultura y a la prevención de los mismos.

El Sr. Taqi agregó que la cooperación de la OITcon la Junta Nacional de Seguridad de los Estados Unidos forma parte de los esfuerzos que la Oficina despliega para intensificar la colaboración internacional con miras a mejorar las condiciones de trabajo de los trabajadores agrícolas y reforzar la aplicación de las normas internacionales del trabajo en el sector agrícola. La Conferencia Internacional sobre Salud y Seguridad en la Agricultura, que se celebra en Itasca, Illinois, del 22 al 25 de octubre, es patrocinada por la Junta Nacional de Seguridad de los Estados Unidos y su nuevo Centro de Capacitación en Seguridad Agrícola, NECAS, ubicado en Peosta, estado de Iowa.