En América Central, Haití, Panamá y República Dominicana:

Urge estrategia diferenciada que atienda el empleo juvenil y permita acceso a empleos de calidad

OIT insta a que los países hagan una mirada prospectiva, atendiendo las causas del desempleo e informalidad para la población trabajadora joven de la región, en el marco del #DíaDeLaJuventud.

Noticia | 12 de agosto de 2021
Karla Mejía, participante del programa  “Autoempleo para Nuestros Jóvenes” basado en Metodología IMESUN OIT. Cortesía Cámara de Comercio e Industria de Tegucigalpa.
San José – La situación del empleo juvenil ya se había convertido en un reto en varios países alrededor del mundo, pero con la llegada del COVID-19 millones han perdido su trabajo, interrumpido sus estudios y su futuro laboral es incierto para los próximos años.

Hoy 64 millones de jóvenes están desempleados en todo el mundo y 145 millones de trabajadores jóvenes viven en la pobreza, según evidenció Susana Puerto, especialista en empleo juvenil de la OIT en Ginebra, en el marco de la 101º Conferencia Internacional del Trabajo en junio pasado.

En este sentido, el impacto de la pandemia en los jóvenes ha sido sistemático, profundo y desproporcionado, y particularmente fuerte para las mujeres jóvenes, los de menor edad y aquellos que viven en países de ingresos bajos.

Tres de cada cuatro personas trabajadoras jóvenes se encontraban en la economía informal, sin protección social y con acceso limitado a servicios de salud, y unos 178 millones de jóvenes antes del COVID-19 trabajaban en sectores que fueron los más afectados, como manufacturas, ventas y turismo.

El más reciente informe Coyuntura Laboral de OIT y CEPAL, mostró que en Costa Rica la proporción de jóvenes de 15 a 24 años en el empleo disminuyó del 12,1% al 9,6% y en República Dominicana del 15,0% al 13,3%, entre el primer y el segundo trimestre de 2020.

Por otra parte, un estudio desarrollado por la Oficina de la OIT para América Central, Haití, Panamá y República Dominicana denominado “Análisis del impacto potencial en el mercado de trabajo juvenil salvadoreño derivado de la pandemia COVID-19” mostró que el empleo para los jóvenes en El Salvador -al igual que en otras naciones-, expresa problemas de carácter estructural.

Estas problemáticas se ubican esencialmente en el acceso al trabajo y a empleos de calidad.

“Esta realidad es más pronunciada para las personas de edades entre 15 a 24 años, es decir, para las personas jóvenes salvadoreñas, pues la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) del año 2019, evidenció que, de cada 10 personas desocupadas, 4 fueron jóvenes, quienes representaron el 20% de la Población Económicamente Activa (PEA)”, reveló el análisis de OIT.

Con ello, la tasa de desempleo abierto para las personas jóvenes representa el 13,1%, que es sustantivamente más alta en relación a los adultos (4,7%) y la del mercado de trabajo salvadoreño en su conjunto (6,3%).

Las dificultades para los jóvenes están muy vinculadas con la exigencia del mercado laboral por contratar personas con experiencia y amplia formación educativa, algo en lo que este sector poblacional lleva la desventaja.

Jóvenes con mirada emprendedora

Eslin Cruz es un joven hondureño de 24 años que ha desarrollado un emprendimiento empresarial de venta de papelería. Aunque al principio sentía que era un reto muy difícil de alcanzar, pues debía estudiar y trabajar al mismo tiempo; entendió que el mercado laboral de su país tiene muchas deficiencias y valía la pena el esfuerzo.

“En Honduras el tema del empleo está complicado. Yo estudiaba y trabajaba al mismo tiempo; me gradúe y quedé desempleado, por lo que comencé a enviar currículos a muchos lugares, sin embargo, en todos me pedían más experiencia, ¿cómo puede uno tener experiencia si no le dan la oportunidad?. Esto me impulsó a avanzar con mi emprendimiento”, contó Cruz.

“Primero pensé en un negocio de venta de ropa, pero haciendo un análisis de las necesidades en mi comunidad vi que el servicio de papelería era necesario. Poco a poco he ido creciendo, abasteciendo las necesidades de mis clientes y todos los días siento el entusiasmo de ampliar nuestro inventario”, añadió el joven emprendedor.

Karla Mejía también es una emprendedora joven, tiene 20 años y ya cuenta con un negocio de venta de repuestos para motocicletas. Desde su perspectiva, Honduras tiene graves problemas en materia de empleo, pero considera que los jóvenes no se pueden quedar rezagados esperando que los gobiernos les resuelvan, sino que es necesario aportar y generarse sus propias oportunidades.

“Yo he vivido un proceso de formación, y ese apoyo ha sido esencial, pues los conocimientos nadie nos los quita. Luego de un proceso de análisis de las necesidades que existían en mi entorno descubrí que hay varios talleres mecánicos cercanos, que siempre tienen que ir lejos a buscar repuestos y perder tiempo, entonces entendí que era una buena oportunidad”, recordó.

Karla Mejía ha vivido un proceso de crecimiento, se le han abierto muchas puertas, ha ganado la confianza de sus proveedores y clientes, cada día aprende algo nuevo y tiene un negocio ya consolidado.

Al igual que estos dos jóvenes hondureños, Ángela Toro de 18 años ha creado su propia marca de repostería y panadería artesanal. Lo que inició como una forma de liberar la ansiedad provocada por la pandemia, se ha convertido en una empresa.

“Siempre me gustó hornear y en los primeros meses de pandemia publicaba en mis redes sociales los productos que hacía en casa. Comenzamos a vender, pero no le veíamos la ganancia. Luego de un proceso de formación aprendí mucho sobre manejo de costos y como desarrollar un plan y estructura sólida de mi negocio. Todo el esfuerzo y apoyo han dado sus frutos”, recapituló la joven empresaria.

Estos tres jóvenes emprendedores tienen algo en común, fueron participantes de los programas “Emprendimiento Juvenil ISUN” y “Autoempleo para nuestros jóvenes SEDECOAS-FHIS” con la Cámara de Comercio e Industria de Tegucigalpa (CCIT), los cuales usaron como base de formación la Metodología IMESUN desarrollada por la OIT.

Precisamente, la Metodología IMESUN fue transferida por la OIT/ACTEMP y la CCIT se ha encargado de articular con diferentes aliados estratégicos para desarrollar el programa de formación, asistencia técnica y asesoría empresarial, manteniendo siempre como punto focal el mantenimiento o tránsito a la formalidad laboral.

De esta manera, la OIT continúa en su misión de generar iniciativas para el acceso al trabajo decente, de la mano de sus mandantes, empleadores, gobiernos y trabajadores.