En México, los mandantes tripartitos han jugado un papel crucial en la acción de la OIT. La labor de la Oficina no se entendería sin la participación de estos actores clave para el desarrollo de la sociedad. Desde su ingreso en la OIT en 1931 México ha tenido un papel protagónico en su devenir. Representantes gubernamentales y de las organizaciones de trabajadores y de empleadores han contribuido muy significativamente en la obtención de resultados eficaces de los medios de acción de la OIT.

Esta participación le ha valido numerosas distinciones, tales como ocupar la presidencia del Consejo de Administración, distinción que recayó en la Embajadora Aída González Martínez, quién ha sido la primera mujer en la historia de la OIT en presidir su Consejo de Administración.

Particular referencia habría que hacer a dos destacadas personalidades, Alfonso Sánchez Madariaga, decano en el Consejo de Administración de la representación de los trabajadores y Fernando Yllanes Ramos, de la representación de los empleadores y participante destacado en la declaración de Filadelfia. Ambos mexicanos dejaron su huella en la vida de la OIT. Asimismo cabe mencionar a sus dos dignos sucesores, Hilda Anderson y Jorge de Regil.