¿Azul o rosa, niño o niña? Cómo los sesgos de género influyen en los ambientes laborales

En el Programa SCORE en Colombia decidimos hacer un experimento: invitamos a más de setecientas personas de diferentes empresas, sindicatos y entidades públicas a que respondieran, con base en algunas fotografías antiguas, si el bebé en las fotos era una niña (hembra) o niño (macho). ¿Qué pudimos concluir del experimento?

Noticia | 28 de junio de 2021

Bogotá - La imagen es clara, incluso conocida. Se trata de una fotografía de Franklin D. Roosevelt, 32º presidente de los Estados Unidos, cuando tenía apenas dos años en 1884. El cabello rubio sobre los hombros, la falda, el sombrero con pluma y los zapatos de charol sobre medias blancas y delgadas dan a entender, según las convenciones actuales, que la persona en la fotografía es una niña.

Sin embargo, nada más alejado de la realidad. El mandatario, oriundo de Nueva York, evoca la concepción cromática que giraba en torno a los bebés en esa época: vestirlos a todos de blanco, sin importar su sexo, hasta los seis años. Esto, en palabras de Jo B. Paoletti, historiadora de la Universidad de Maryland y autora de 'Pink and Blue: Telling the Girls From the Boys in America', empezó como una cuestión práctica debido a que el algodón se podía blanquear y se terminó instalando bajo la premisa de que "si visto a mi bebé con la ropa errónea, crecerá pervertido".


  1. Franklin D. Roosevelt


Si hacemos un recuento histórico por la relación sexo–cromática asociada a los bebés, esa misma que ha sido enaltecida por los centenares de videos "gender-reveal" que se encuentran en redes sociales, lo cierto es que no es sino hasta el siglo XIX que el debate azul–rosa aparece en el mercado. Y de hecho, según un artículo publicado en 1918, para el Earnshaw's Infants' Department el rosa era el color predilecto para los niños debido a su fuerza y el azul para las niñas gracias a la delicadeza que evocaba. La concepción dio un giro drástico luego de la Segunda Guerra Mundial y se instaló en la memoria colectiva de las personas gracias a la publicidad y factores como la injerencia del concepto de ser Marine –color azul de fuerza y vigor– en los Estados Unidos. Azul para los niños y rosa para las niñas. Sin embargo, fue un cambio fortuito, si se quiere caprichoso, que pudo resultar al revés.

La verdadera razón de este texto es reflexionar sobre ¿cómo pueden las fotografías de bebés de hace un siglo ayudar a entender el origen de la discriminación en el mundo laboral? Pues bien, la premisa es obvia: los estereotipos sobre el género de las personas están presentes en algo tan sencillo como adivinar el sexo de un bebé y comienzan desde casa. Además, una de las prioridades del Modelo de Igualdad de Género SCORE (MIG SCORE) de la OIT es incorporar dentro de su caja de herramientas ejercicios prácticos que faciliten el acercamiento y comprensión de los conceptos claves y sobre todo, de las acciones individuales y empresariales que se pueden acoger.

No obstante, antes de hablar del Modelo y de la encuesta, debemos entender ¿qué es la discriminación? Según el Convenio 111 de la Organización Internacional del Trabajo de 1958, la discriminación es "cualquier distinción, exclusión o preferencia que genera un trato diferente, desigual y desventajoso que anula o altera la igualdad de oportunidades, trato y participación en el mundo del trabajo (empleo, ocupación y formación para el trabajo)".

Teniendo en cuenta esto, desde el programa SCORE enviamos una encuesta con diez fotografías en blanco y negro a empresas como Forraje, Lacteos Campo Real, Redes y Conexiones Amaya, la Unión de Trabajadores del Estado y los Servicios Públicos (UTRADEC) y el Servicio Público de Empleo para que respondieran individualmente si veían un niño o una niña. Cerramos el plano de la fotografía para que la ropa no fuera un factor decisivo a la hora de tomar la decisión y dejamos que las expresiones faciales, el cabello o la fisionomía de cada bebé fueran los factores más determinantes.

¿El resultado? 765 personas respondieron la encuesta y sólo dos imágenes tuvieron más del 70 por ciento de acierto, mientras que cuatro estuvieron por debajo del 20. Ante el amplio margen de error a la hora de adivinar el sexo de los bebés, despertó una inquietud en el equipo ¿cómo deben ser los niños y las niñas entonces?

Desde la construcción histórica y psico-socio-cultural sobre las diferencias sexuales de hombre y mujeres; la manera como se interpreta lo femenino y lo masculino; las ideas, valores, atributos y conductas que deberían tener cada uno y entre si; hasta cómo todos estos elementos inconscientes alimentan el hecho de que se asignen y generen expectativas sobre el comportamiento de hombres y mujeres, son herramientas de análisis claves para entender las brechas de género.

Estereotipos como que el hombre es fuerte, racional, lógico, con autonomía, decisión, objetividad e iniciativa, –características acordes con las funciones productivas–, mientras que una mujer es débil, sensible, emocional, necesitada de protección e idónea para las labores de cuidado y reproducción son elementos que se pueden intuir incluso en una fotografía de un bebé con una expresión neutra a uno que esté sonriendo.

Los sesgos están presentes y se pueden traducir en las diferencias a la hora de acceder al mercado laboral, la existencia de sectores feminizados o masculinizados, el desempleo, la brecha salarial, la participación en juntas directivas o espacios de decisión, la violencia y el acoso, el acceso a la educación y tecnología, el trabajo no remunerado y el uso del tiempo.

Si tan sólo viendo las fotografías de bebés se disparan de manera automática los sesgos de género inconscientes, ¿hasta qué punto han calado estos estereotipos en los lugares de trabajo? Esa es una de las preguntas que llevaron a la creación del Modelo de Igualdad de Género de SCORE (MIG SCORE) para crear espacios laborales seguros, saludables, incluyentes y productivos.

El MIG SCORE cuenta con una 'caja de herramientas' con ejercicios prácticos como el acá expuesto que permiten retomar la metodología y los materiales para crear formaciones sobre temas específicos, así como estudios diagnósticos sobre la igualdad de género al interior de las empresas.

En palabras de Bertha Lucia Carolina Trevisi Fuentes, coordinadora nacional del programa SCORE en Colombia, durante su participación en el podcast francés Les Voix du Monde, de Avenir en Héritage, "el MIG SCORE lo que hace es que coge toda la experiencia que teníamos de trabajar con empresas y personal de carne y hueso y hacer un modelo sencillo y práctico que tuviera muy clara la relación entre productividad y condiciones laborales. Además de cómo eso se articula con la sostenibilidad, cómo se pueden generar competencias gerenciales y brindar un modelo que realmente pueda avanzar sobre la igualdad de género".



Para mayor información sobre el MIG SCORE en Colombia, invitamos a visitar los siguientes enlaces:

Página web: scorecolombia.org
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