VIH, SIDA y trabajo infantil
La elevada tasa de mortalidad entre los adultos en edad reproductiva y productiva a causa de enfermedades relacionadas con el SIDA, así como el elevado número de niñas y varones que carecen de un tutor inciden gravemente en el desarrollo de un país y en el futuro de los niños involucrados. Debido a la falta de mentores adultos y a las limitadas perspectivas de educación, muchos huérfanos se quedan sin las calificaciones y los conocimientos técnicos propios del desarrollo que como adultos les permitirán acceder a un trabajo digno. La repercusión del VIH/SIDA en una comunidad, una familia y el conjunto de un país socava el proceso de socialización de los niños en su sentido más amplio e invierte las funciones de prestación de cuidados, además de provocar la exclusión social y la pérdida de identidad. En muchas regiones del mundo, la pérdida de capital humano ocasionada por la pandemia agrava una multitud de otros problemas a los que los niños, su familia y su comunidad se enfrentan cada día, entre otros, el imperio de la pobreza, la discriminación por razón de género, el desempleo y la falta de servicios sociales. Asimismo, constituye un obstáculo añadido cada vez mayor a la educación, y en algunos países, entre las víctimas mortales también se encuentran muchos maestros. Así pues, la pandemia plantea un problema particular a la hora de eliminar el trabajo infantil, y constituye una verdadera amenaza a los significativos resultados logrados hasta el momento en la lucha internacional contra ese mal.