El Acuerdo de París sobre el cambio climático entra en vigor

La pronta ratificación del Acuerdo, por parte de 96 países más la Unión Europea, hasta el momento manifiesta de manera clara y positiva, que los países están conscientes de la urgencia de evitar daños irreversibles provocados por el cambio climático.

Noticia | 4 de noviembre de 2016
© Evan Schneider / UN
El histórico Acuerdo de París sobre el cambio climático entró en vigor, preparando el camino a acciones concretas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, adaptarse a las consecuencias del cambio climático y garantizar una transición justa hacia una economía con bajas emisiones de carbono.

El Acuerdo de París fue adoptado en la conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático en diciembre 2015 por 195 países como el primer acuerdo mundial, universal y jurídicamente vinculante sobre el clima mundial.
Requería que al menos 55 Partes, en representación de 55 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo ratificaran para que entrase en vigor 30 días más tarde.

La pronta ratificación del Acuerdo por 97 partes hasta el momento envía un mensaje claro y positivo de que los países están conscientes de la urgencia de evitar los daños irreversibles provocados por el cambio climático.

En efecto, el impacto del cambio climático se está sintiendo en todas partes del mundo, con trastornos sin precedentes en el tejido económico y social, que amenazan el empleo y los medios de subsistencia y comprometen la realización de la Agenda 2030 de desarrollo sostenible.

Los gobiernos, las organizaciones de trabajadores y de empleadores deberán actuar con rapidez para alcanzar el objetivo de mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2 grados Celsius con respecto a los niveles preindustriales y tendrán que proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento a 1,5 grado Celsius.

Un elemento importante del Acuerdo de París es el reconocimiento “de los imperativos de una reconversión justa de la fuerza laboral y de la creación de empleos dignos y de trabajos de calidad, de conformidad con las prioridades de desarrollo definidas a nivel nacional”.
El mundo del trabajo desempeñó un papel crucial en el proceso que llevó a la adopción del Acuerdo de París y este esfuerzo será indispensable para el éxito de su implementación.

Las empresas deberán seguir siendo la punta de lanza de la innovación al desarrollar productos y servicios ecológicos, mejorar sus procesos operativos e incrementar las inversiones que impulsen un crecimiento resistente al cambio climático haciendo un uso más eficiente de la energía y de las materias primas.

Una fuerza de trabajo cualificada, con las competencias requeridas, es indispensable para transformar nuestros sistemas de energía, edificios, industrias, transporte y agricultura. Uno de los grandes desafíos que tenemos ante nosotros es el de mejorar los sistemas de educación y de formación para impartir las competencias necesarias a fin de alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.

Cuando el mundo emprende esta enorme transformación estructural de la economía, podemos esperar repercusiones significativas en los mercados laborales.

A fin de garantizar que la transición sea justa, necesitamos un fuerte consenso social. El diálogo social eficaz puede ayudar a los gobiernos y a los interlocutores sociales a definir las soluciones óptimas para construir un mundo más seguro en cuanto al clima con las menores perturbaciones sociales posibles.

Como consecuencia del cambio climático, será necesario adoptar enfoques innovadores en materia de protección social para proteger los empleos, los ingresos y los medios de subsistencia, en especial para los más vulnerables.

Tenemos indicaciones suficientes de que las posibilidades de crear más y mejores empleos, disponer de ingresos seguros, instaurar la justicia social y reducir la pobreza son mucho mayores a través de una acción decidida para combatir el cambio climático.

La Iniciativa verde para el centenario de la OIT tiene por objetivo ayudar a los gobiernos, las empresas y los trabajadores a comprender mejor los desafíos y las oportunidades de esta transición y proporcionarles las herramientas eficaces para facilitar un proceso de desarrollo inclusivo, equitativo y ecológicamente sostenible.

La Iniciativa verde contribuirá a llevar a la práctica las Directrices para una transición justa hacia economías y sociedades ambientalmente sostenibles para todos, adoptadas por el Consejo de Administración de la OIT en 2015 como un marco exhaustivo para la elaboración de políticas dirigidas a ecologizar las economías.

La OIT ya está prestando su apoyo a la aplicación de dichas Directrices en países como Filipinas y Uruguay, y lo va a extender a otros países interesados.
A través de sus propias iniciativas y de su participación en la respuesta mundial al cambio climático, la OIT está dispuesta a colaborar con los países para lograr una transición justa para todos y para crear empleos decentes, sin dejar a nadie atrás.