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No menos de 15 millones de niños trabajan en América LatinaLas formas más intolerables de trabajo infantil en el punto de mira de la Reunión de Cartagena

En un nuevo impulso de la ofensiva internacional contra las formas más intolerables del trabajo infantil, ministros y altos funcionarios gubernamentales de 20 países de América Latina se reunirán en Cartagena el 8 y 9 de mayo para reafirmar la voluntad política de la región de combatir y erradicar la explotación de millones de niños trabajadores.

Comunicado de prensa | 7 de mayo de 1997

GINEBRA (Noticias de la OIT) ­ En un nuevo impulso de la ofensiva internacional contra las formas más intolerables del trabajo infantil, ministros y altos funcionarios gubernamentales de 20 países de América Latina se reunirán en Cartagena el 8 y 9 de mayo para reafirmar la voluntad política de la región de combatir y erradicar la explotación de millones de niños trabajadores.

Organizada por el gobierno de Colombia en estrecha colaboración con la Organización Internacional del Trabajo, la Primera Reunión Iberoamericana sobre el Trabajo Infantil congregará además a expertos internacionales así como a representantes sindicales y empleadores en un esfuerzo por sensibilizar a la opinión pública sobre el drama de millones de niños latinoamericanos que ­ ya sea labrando de sol a sol, cociendo ladrillos en hornos ardientes, picando piedras en las canteras o empujados a la prostitución en las calles de las grandes ciudades ­ trabajan y viven en condiciones miserables.

La ceremonia oficial de apertura se celebrará en el Hotel Las Américas, el viernes 9 de mayo a las 9 a.m. en presencia del Presidente de Colombia Ernesto Samper Pizano y el Director General de la OIT, Michel Hansenne.

Un informe preparado por la OIT ( Nota 1) para la reunión de Cartagena estima en no menos de 15 millones el número de niños que trabajan en América Latina; aproximadamente la mitad de ellos pertenece al grupo de edad de 6 y 14 años. "En términos numéricos ­ señala Michel Hansenne ­ estas cifras podrían parecer relativamente modestas a la luz de los 250 millones de niños que según la OIT trabajan en el mundo. Sin embargo resultan alarmantes cuando nos damos cuenta que 1 de cada 5 niños latinoamericanos es un niño trabajador".

El encuentro de Cartagena sobre el trabajo infantil tiene lugar en un momento en que las economías de la región atraviesan por una fase de desarrollo caracterizada por la escasa creación de empleo en el sector moderno, el peso creciente de las actividades informales, la disminución del papel del Estado como empleador, el estancamiento de los salarios reales y la persistencia de la pobreza en la mayor parte de los países( Nota 2). "Coincidentemente ­ dice el informe ­ cada vez es mayor el número y la proporción de niños y niñas que empiezan a trabajar desde temprana edad".

De las estadísticas disponibles se desprende que entre 20 % y 25 % de los niños con 6 a 14 años de edad trabajan actualmente en América Latina, una fuerza de trabajo que representa en promedio algo menos del 5% de la población económicamente activa de la región. "Esta proporción ­ señala el informe de la OIT ­ es bastante cercana a la tasa de desempleo abierto, lo que sugiere la posibilidad de que el trabajo infantil esté jugando, en mayor o en menor medida, un papel de seguro de desempleo encubierto."

Más allá de su número y proporción, la mayor parte de los niños que trabajan lo hacen en condiciones manifiestamente peligrosas para su seguridad, salud y estabilidad emocional, sometidos a vejaciones físicas y morales y a agotadoras jornadas de trabajo muy superiores a los límites establecidos por la legislación.

En el sector agrícola ­ donde según el informe se concentra casi el 60% de la fuerza de trabajo infantil y que a juicio de los expertos es uno de los entornos laborales más peligrosos y difíciles de controlar ­ los niños trabajan a la intemperie, en posturas corporales inadecuadas, expuestos a sustancias químicas, herramientas cortantes, mordeduras de animales y picaduras de insectos. Los niños de las zonas rurales, y en particular las niñas, suelen iniciar su actividad económica a los cinco, seis o siete años de edad.

El trabajo infantil se ha ido extendiendo progresivamente en los pueblos y ciudades como consecuencia de la urbanización. Allí, los niños trabajan en micro-empresas, talleres informales, mercados callejeros o prestan servicios menores. Cientos de miles de niñas ­ alrededor del 10% de la fuerza de trabajo infantil,según el informe ­ cumplen largas jornadas como trabajadoras domésticas en un medioambiente donde los golpes, los insultos y las vejaciones sexuales son moneda corriente.

Particularmente visibles en el paisaje urbano de América Latina, los niños y niñas de la calle representan entre el 5% y 20% de los niños y adolescentes que trabajan en las ciudades. Hay una presencia infantil entre los traperos y los basureros o en actividades económicas marginales en la calle. La delincuencia y la pobreza arrastran a miles de niños callejeros a la prostitución, la pornografía, el tráfico de drogas y otras actividades ilícitas.

La OIT alerta sobre la fragilidad especial de los niños de las poblaciones indígenas cuya actividad laboral "puede ser 2 o 3 veces más elevada que aquella del conjunto de la población". Asimismo el informe señala la posibilidad de que el trabajo infantil también esté muy desarrollado en otros grupos vulnerables, "igualmente agobiada por la pobreza".

Aunque el sector moderno de la economía emplea una cantidad poco significativa de mano de obra infantil (menos del 10 %), el informe llama la atención sobre los mecanismos ocultos de la contratación de trabajadores precoces tales como "el trabajo a domicilio, la subcontratación en microempresas informales y, en especial, las plantaciones de pequeña y mediana dimensión , en donde son numerosos pero en las que su participación es subestimada por ser empleados como ayudantes no remunerados de sus padres o clandestinamente."

A diferencia de otras regiones del mundo donde la mano de obra infantil cuesta poco o nada, en América Latina la categoría de niños asalariados es considerable. El informe de la OIT sitúa entre 45% y 50% el porcentaje de niños asalariados en el grupo de 10 a 14 años. Los más pequeños, generalmente, son trabajadores familiares no remunerados. Pero aún cuando los niñ os reciben algún tipo de remuneración por su trabajo, ésta es invariablemente inferior a la percibida por los adultos, incluso "cuando realizan jornadas iguales o mayores que la jornada normal de los adultos". Por lo general, a los niños se les paga una miseria con el pretexto de que se les ofrece la oportunidad de aprender un oficio y es común ­ dice el informe ­ "la prolongación artificial del aprendizaje con la finalidad de seguir pagando un salario reducido." En el servicio doméstico, la retribución de los niños se limita en muchos casos al albergue y la comida.

En el informe se reconoce la necesidad que reviste el trabajo infantil para muchas familias pobres y la dificultad que supondría resignarse a su pérdida. La contribución de los niños a los ingresos familiares puede ser importante, en particular en los hogares que confrontan la pobreza extrema y en especial aquellos hogares monoparentales liderados por mujeres. "Es probable incluso que muchos de los hogares no afectados por la pobreza serían pobres de no contar con el concurso laboral de sus miembros infantiles".

Sin embargo ­ señala la OIT ­ "no todos los niños pobres trabajan ni todos aquellos que trabajan son pobres". Muchas familias indigentes siguen apostando por la educación y consideran que el trabajo de sus hijos es el último recurso. Influyen fundamentalmente el nivel de desarrollo del sistema educativo, la proporción de adultos potencialmente activos y el acceso, o no, a servicios sociales que permitan al adulto con responsabilidades familiares trabajar sin recurrir a la ayuda de los niños del hogar.

Muchos niños y niñas en América Latina trabajan para costear sus estudios. Aunque el trabajo dificulta la escolaridad, y en muchos casos la impide, el trabajo infantil ha dejado de ser sinónimo de deserción escolar. De hecho, entre 28% y 65% de los niños y niñas que trabajan, estudian al mismo tiempo. Sin embargo, quienes a pesar de trabajar van a la escuela, afrontan dificultades especiales en su escolaridad. Una alta intensidad del trabajo, o una jornada prolongada, favorecen la impuntualidad y la inasistencia; la fatiga dificulta el rendimiento en el estudio. Los niños trabajadores ­ dice el informe ­ están particularmente expuestos al fracaso escolar.

En tal sentido la OIT llama a los gobiernos de la región a emprender la reforma educativa como un instrumento prioritario del combate contra el trabajo infantil. "No todos los niños que no asisten a la escuela ­ explica el informe ­ lo hacen por razones laborales; muchas veces se debe a las carencias de la oferta educativa. Siguen faltando escuelas y la educación es generalmente de escasa o mediocre calidad. Muchos padres de familia prefieren el trabajo a la escolaridad de sus hijos por sus ventajas inmediatas en materia de ingresos y de inserción en el mercado laboral."

Acción de la OIT

La Primera Reunión Iberoamericana sobre Erradicación del Trabajo Infantil se inscribe en el marco de una vigorosa ofensiva de la comunidad internacional contra la explotación de los niños trabajadores que ha tenido como escenario más reciente la Conferencia de Amsterdam en Febero de este año y que se verá reforzada en una próxima Conferencia que tendrá lugar en Oslo en Octubre de 1997.

La OIT ha tratado de poner fin al trabajo infantil desde la fundación de la Organización en 1919. "La doctrina de la OIT es clara, afirma su Director General Michel Hansenne: el trabajo efectuado por niños de 15 o menos años de edad en condiciones que coartan su desarrollo físico, intelectual o psicológico ha de ser eliminado".

Hoy en día, el Convenio sobre la edad mínima, 1973 (núm. 138) es el principal instrumento de la OIT en materia de trabajo infantil. Los países que lo han ratificado se compromenten a aplicar políticas nacionales encaminadas a asegurar la abolición efectiva del trabajo infantil y a elevar progresivamente la edad mínima de ingreso en el empleo o el trabajo, hasta alcanzar un nivel que sea compatible con el pleno desarrollo físico y mental de los jóvenes.

Para 1998 y 1999 la OIT emprenderá la discusión y eventual adopción de un nuevo convenio internacional sobre las formas más intolerables de explotación infantil incluidas la venta y trata de niños, el trabajo forzoso u obligatorio, la utilización u oferta de niños para la prostitución, la pornografía o la utilización de menores en la producción y el tráfico de drogas. Se espera que la Reunión de Cartagena sea un hito importante para propulsar esta iniciativa.

La actual ofensiva de la OIT contra el trabajo infantil incluye un programa de cooperación técnica concebido para acompañar a los países en las acciones encaminadas a erradicar el problema. Iniciado en 1992, el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) fomenta una alianza coherente y dinámica entre gobiernos, organizaciones de trabajadores y empleadores, organizaciones no gubernamentales y otros sectores de la sociedad civil. Gracias en buena medida a una importante contribución financiera del gobierno de España, el programa IPEC funciona actualmente en 13 países de América Latina impulsando no menos de 170 actividades, centradas primordialmente en la atención de los niños y niñas más jóvenes y de aquellos que trabajan bajo formas extremas de explotación o en condiciones abusivas.

Así, el programa IPEC en Colombia, en eficaz asociación con la empresa estatal del carbón, pone el acento en la erradicación del trabajo infantil en las minas informales de carbón. En Perú, las actividades del programa procuran atender a los niños que trabajan en ladrilleras y canteras; en Brasil, se intenta sacar de su explotación a los niños empujados a la calle; en Guatemala, la atención se centra en los menores que se dedican a la fabricación de cohetes ; en Costa Rica, el programa trata de prevenir el trabajo infantil en el sector bananero...

Se espera que una Declaración Final emanante de la Reunión de Cartagena reafirme el compromiso de la región de obrar por la abolición efectiva de la explotación infantil en América Latina con la convicción, tal como dijera Michel Hansenne, que "todo crimen que se cometa contra un niño, dondequiera que sea, se considerará crimen en todas partes del mundo".

Nota 1.

Primera Reunión Iberoamericana Tripartita de Nivel Ministerial. Cartagena de Indias, 8-9 de Mayo de 1997. Documento informativo núm. 1 ­ Situación del Trabajo Infantil en América Latina. Oficina Internacional del Trabajo, Lima, Mayo de 1997.

Nota 2.

Panorama Laboral '96 ­ América Latina y el Caribe. Oficina Internacional del Trabajo, Lima. ISBN 1020-4318.