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Una reciente decisión de las Naciones Unidas convierte el logro de una globalización justa en uno de los temas fundamentales del programa mundial de 2005

El logro de una globalización justa ha pasado a formar parte del programa mundial. Con la adopción de una resolución en ese sentido en su último período de sesiones, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha dado un nuevo impulso a los esfuerzos mundiales por aplicar las recomendaciones del informe de la Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización. En el presente artículo examinaremos la medida en que ese avance nos permite abrigar nuevas esperanzas de que la globalización contribuya de forma mucho más eficaz a reducir la pobreza de las familias, las comunidades locales y las personas de todo el mundo en los próximos años.

Artículo | 6 de enero de 2005

GINEBRA (OIT en línea) – La resolución A/RES/59/57, recientemente aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, ha convertido el logro de una globalización plenamente integradora y equitativa en uno de los temas fundamentales de los programas internacionales de desarrollo económico y social.

Además, la resolución ha conferido una nueva trascendencia a las contribuciones de la OIT al objetivo de la Declaración del Milenio de que la globalización se convierta en una fuerza positiva para todos los habitantes del mundo.

De conformidad con la resolución, los problemas y oportunidades generales relacionados con la globalización formarán parte del examen amplio de la Declaración del Milenio que se realizará en 2005 y del examen decenal de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social que llevará a cabo este año la Comisión de las Naciones Unidas de Desarrollo Social. Estas medidas constituyen un avance, ya que en las fases preparatorias de la Cumbre del Milenio aún no podían apreciarse plenamente las repercusiones de la globalización.

En febrero 2004, la Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización, establecida por la OIT, defendió con firmeza la importancia de una globalización integradora y equitativa en el informe titulado "Por una globalización justa: crear oportunidades para todos", donde se proponían métodos y soluciones clave para que la globalización fuera más ventajosa para las personas de todo el mundo.

Cerca de 30 Jefes de Estado y de Gobierno encomiaron el informe en una reunión especial dedicada al tema "Una globalización justa: poner en práctica la Declaración del Milenio", celebrada por las Naciones Unidas en septiembre de 2004. Los anfitriones del evento fueron los Copresidentes de la Comisión Mundial, la Presidenta de Finlandia, Tarja Halonen, y el Presidente de Tanzanía, Benjamin William Mkapa. El Director General de la OIT, Juan Somavia, actuó de moderador.

Entre los resultados obtenidos, cabe citar la adopción el 2 de diciembre 2004 de la resolución de la Asamblea General presentada por la República Unida de Tanzanía y la República de Finlandia, con el apoyo de otros 74 Estados Miembros copatrocinadores.

En la resolución se pide al Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, que tenga en cuenta el informe de la Comisión Mundial cuando elabore su informe amplio de la aplicación de las decisiones adoptadas en la Cumbre del Milenio para el examen de alto nivel que realizará la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2005. Además, se invita a las organizaciones competentes de las Naciones Unidas y a otros organismos multilaterales a facilitar información al Secretario General sobre las actividades que lleven a cabo para promover una globalización inclusiva y equitativa. Por consiguiente, la resolución da un primer paso a fin de que todos los organismos internacionales interesados trabajen en un marco multilateral más coherente, mejor coordinado y menos fragmentado para gestionar la globalización.

Desde la perspectiva del OIT, el logro de una globalización justa y el trabajo decente son cuestiones indisolublemente ligadas. Al explicar la relación que existe ambas, con motivo de una reunión celebrada por el Banco Mundial en 2004, el Director General del OIT, Juan Somavia, señaló que "la creación de oportunidades de trabajo decente está relacionada con el aumento de las ventajas de la globalización. La mayoría de las personas que se sienten excluidas no está en contra de la globalización, sino que adopta un punto de vista sumamente práctico: ‘Seré partidario de la globalización si veo y percibo sus aspectos positivos, pero no esperen que la defienda si no veo reflejadas sus ventajas en mi vida, mi familia, mi comunidad y mi propio futuro. Quiero una globalización que trabaje para mí'."

En el informe de la Comisión Mundial se hace hincapié en que la globalización es justa cuando crea oportunidades para todos y genera al mismo tiempo empleos cada vez mejores. La globalización debe contribuir a reducir la pobreza y fomentar la riqueza mediante el desarrollo empresarial, la apertura de los mercados, las actividades comerciales, la inversión y el comercio.

Kofi Annan expuso en pocas palabras esa idea cuando dijo en la citada reunión especial de las Naciones Unidas que "el mejor instrumento para luchar contra la pobreza es el empleo, y el mejor camino hacia el crecimiento económico y el bienestar social es el trabajo decente".

Para la OIT, el trabajo decente es un denominador común de la globalización porque se trata de un objetivo verdaderamente mundial, que comparten todas las sociedades y se aplica en función de las posibilidades y oportunidades de cada país. Se sustenta en cuatro pilares fundamentales – el empleo y la creación de empresas, los derechos en el trabajo, la protección social básica y un sistema de diálogo efectivo entre los gobiernos y las organizaciones de empleadores y de trabajadores – que constituyen también las bases de una globalización justa e integradora.

El problema radica en conseguir que la globalización sea beneficiosa para todas las personas, en especial en los países en desarrollo. Según el informe, la globalización posee un enorme potencial porque puede propiciar sociedades y economías abiertas, así como una mayor libertad para el intercambio de bienes, ideas y conocimientos.

Sin embargo, el funcionamiento actual de la globalización resulta inaceptable desde el punto de vista ético e indefendible desde el punto de vista político, ya que provoca desequilibrios, y, en muchos sentidos, estos son una fuente de inseguridad mundial. Es preciso modificar las políticas para colmar la brecha que existe entre lo que la globalización puede ofrecer y lo que está ofreciendo en realidad.

En el informe se señala la imperiosa necesidad introducir reformas, empezando por el ámbito nacional, con el apoyo de normas internacionales justas en materia de comercio, finanzas, deuda y migración, así como de instituciones que respondan de su actuación y políticas de crecimiento mundial sostenibles.

La nueva resolución de la Asamblea General podría facilitar el logro de esos objetivos con ayuda de estrategias nacionales adecuadas respaldadas por estructuras multilaterales capaces de crear oportunidades justas para todos.