Después del Haiyan – Filipinas reconstruye...

El tifón Haiyan, conocido localmente como “Yolanda”, azotó Filipinas el 8 de noviembre 2013, en lo que fue descrito como el peor desastre natural jamás ocurrido en el país. Murieron más de 8.000 personas y más de 14 millones de habitantes, incluyendo a 5,9 millones de trabajadores, fueron afectados de alguna manera por la tormenta. En las islas de Cebu, Coron, Leyte, Samar y Panay, las pérdidas económicas fueron particularmente graves.

En diciembre, ya estaban en marcha los programas de empleos de emergencia de la OIT en las zonas más afectadas por el Haiyan. Se hizo una rápida evaluación de los daños y de los puestos de trabajo perdidos, comenzaron las tareas de remoción de los escombros y de limpieza, y se procedió a la rehabilitación de los bienes, la infraestructura y el medio ambiente de las comunidades.

Un año después de la tormenta, Filipinas reconstruye mejor, más verde y más fuerte que nunca…

Impacto del tifón en Filipinas: Datos breves


  • Con un promedio de 20 tifones al año, Filipinas es el tercer país más vulnerable a los desastres en el mundo. Las tormentas son cada vez más fuertes y devastadoras.
  • Ayudar a las comunidades afectadas a reconstruir mejor. Durante los últimos años, la OIT ha desempeñado un papel particularmente activo en Filipinas, como en las iniciativas de respuesta al supertifón Haiyan, el terremoto en Bohol, las revueltas civiles en Zamboanga y los tifones Washi y Bopha.
  • Al menos 14,2 millones de personas fueron afectadas por el paso del supertifón Haiyan el 8 de noviembre, incluyendo a 5,9 millones de trabajadores cuyos medios de vida fueron dañados o destruidos.
  • 2,6 millones de estos trabajadores ya tenían empleos vulnerables y vivían en el umbral de la pobreza o cerca del mismo antes del tifón.
  • Desde noviembre 2013, más de 15.000 personas recibieron el apoyo directo de la OIT y de sus socios en Filipinas.
  • Esto equivale a alrededor de 76.000 familias y miembros de las comunidades que se beneficiaron indirectamente del proyecto de la OIT para responder al impacto del Haiyan.


Sembrar las semillas de la recuperación

Después de la tormenta era esencial ofrecer empleos y medios de subsistencia a aquellos que habían perdido todo menos sus vidas. En la isla de Leyte, los cocoteros que eran la principal fuente de ingresos fueron derribados por el tifón. Nuevos árboles fueron replantados, pero los cocos demoran entre cinco y siete años para dar sus frutos. De manera que la OIT trabajó con los agricultores locales para alquilar las tierras a los propietarios y cultivar árboles frutales y vegetales utilizando la tecnología del “cultivo en tierras escarpadas”. Las ganancias de la cosecha son compartidas con los propietarios que obtienen un cuarto de los ingresos.

 

Reconstruir mejor...

Después que el tifón Haiyan azotó algunas zonas de Filipinas en noviembre 2013, los programas de la OIT no sólo crearon miles de empleos sino que también procuraron que fuesen seguros y decentes.

Reparación de la carretera que comunica las granjas con el mercado de San Isidro



Cerca de San Isidro, en la isla filipina de Leyte, trabajadores restauran una carretera. Las comunidades que viven a lo largo de esta carretera figuran entre las más pobres de la provincia, una de las que se vieron particularmente afectadas por el tifón Haiyan en noviembre 2013.

““Esto facilitará las cosas para nosotros”, afirmó Rosalinda Ando, 35 años, una de las trabajadoras agrícolas que participan en la reparación de la carretera que va de la plantación al mercado. “Estamos muy agradecidos de que nos hayan dado la oportunidad de ganar un ingreso y a la vez ayudar a nuestra comunidad.”

La carretera conectará a los agricultores con los mercados y permitirá que los niños vayan a la escuela en una de las regiones más remotas de la isla.

Una aplanadora abandonada en la orilla de la carretera se ha convertido en el símbolo de los anteriores esfuerzos fallidos de arreglar la carretera con maquinaria pesada. Cuando la aplanadora se averió hace muchos años, no había nadie en la zona que pudiese repararla. Hoy día es un parque de diversiones para los niños de las comunidades vecinas.

Sustituir el uso de maquinaria pesada con el enfoque basado en la mano de obra, intensivo en empleo de la OIT resultó ser ventajoso para la comunidad.

Los trabajadores que construyen la carretera reciben un salario de 260 pesos diarios, una cifra superior al salario mínimo para los trabajadores no cualificados. Rogelio Quiseo, 52 años, ha tenido dificultades para mantener a su familia después de la llegada del tifón.

“No podía regresar a cultivar la tierra inmediatamente”, dijo. Pero los 15 días de trabajo en la carretera le permitieron comprar alimentos para su familia. Después que el tifón Haiyan golpeó algunas zonas de Filipinas en noviembre 2013, los programas de la OIT no sólo crearon miles de empleos sino que también procuraron que fuesen seguros y decentes.

Protección social para todos

El programa, además de ofrecer un salario mínimo garantizado a los trabajadores, les proporcionó acceso a las prestaciones de la seguridad social, y garantizó su salud y seguridad en el trabajo en todos los proyectos de la OIT dedicados a la reconstrucción después del Haiyan.

En Ormoc, los trabajadores reconstruyen la Oficina de Salud de la ciudad, el centro administrativo y operativo del sistema local de salud pública.

“Cuando trabajaba en Manila, ganaba 2.500 pesos al mes. Mis jefes eran generosos, pero no tenía una cobertura de seguridad social”, contó Emelda Candelario, 46 años, una trabajadora de la construcción en Ormoc.

Otro trabajador, Carlos Cayudong dijo: “Actualmente gano más dinero y además tengo un seguro gratuito. Es por esto que estoy verdaderamente agradecido.”
Para los trabajadores de la construcción, la seguridad está en primer lugar, Emelda Candelario

Los trabajadores se benefician también de normas estrictas en materia de seguridad en el trabajo. En todos los lugares de trabajo, se impartió formación sobre seguridad así como equipo de protección personal como guantes, máscaras e indumentaria.

“La idea es velar por que estos trabajadores no se conviertan nuevamente en víctimas cuando comienzan a reconstruir sus comunidades. Sus trabajos deberían ser tan seguros y decentes como cualquier otro”, declaró Jonathan Price, asesor técnico principal de los programas de recuperación de la OIT.

“Los salarios también inyectan efectivo en la economía local, fortalecen el poder adquisitivo de los pobres y permiten pequeñas inversiones para la creación de pequeñas empresas”, agregó.

Susan Ang, la alcaldesa de San Isidro ya piensa en el futuro: “Esperamos que la OIT siga ayudándonos a ser más resistentes a las próximas tormentas”.
“Espero de todo corazón que se emprendan otros proyectos en nuestra municipalidad y así ayudar a un número mayor de residentes a hacer frente a los daños causados por la calamidad. Pido a la OIT que siga inspirándonos a nosotros aquí en San Isidro sobre cómo ser más activos al abordar los desafíos de la naturaleza para incrementar nuestra resistencia y reconstruir mejor nuestra comunidad.” Alcaldesa Susang Ang Yap, San Isidro, Leyte

Reconstruir más verde...

Uno de los desafíos más apremiantes después de la catástrofe era encontrar viviendas y proporcionar un ingreso para los millones de trabajadores y sus familias que habían perdido todo a causa del Haiyan. Las comunidades locales y la OIT sea asociaron para producir bloques de tierra comprimida para reconstruir mejor y de manera más ecológica. Mejor, porque la mezcla de tierra caliza, cemento y agua garantiza una resistencia superior a las normas de la ONU para la construcción de viviendas después de desastres naturales (800 PSI – libras por pulgada cuadrada – en lugar del mínimo de 600 PSI). Más verde, porque la tierra caliza no sólo produce ladrillos más sólidos que el hormigón sino que además evita el uso de arena y así preserva un recurso natural valioso y mantiene intactas las playas del país.

 

Con sus propias palabras: Cómo la OIT los ayudó



  Roy Ilustrisimo aprendiz en Alimentación, bebidas y hospedaje





  Lloyd Polinar, soldador






  Elconida Delos Angeles, tejedora de sawalis (esteras)





  Jun Soriano, Presidente de Solidaridad con los trabajadores de la construcción de Cebu
y
 May Elizabeth Ybañez, Directora de la Cámara de Comercio de Cebu

Nuevas competencias para una vida mejor

Dolores Lagu una de los 600 aprendices a quienes se les impartió competencias de carpintería en Tacloban. Una vez que obtengan sus certificados, la OIT y sus socios en el proyecto intentarán poner en relación a los aprendices con los potenciales empleadores que podrían ofrecer trabajo en la construcción y en ámbitos afines.

Reconstruir con trabajo decente para todos

Después del Haiyan, los programas de la OIT en Filipinas se concentraron en las personas pobres y desplazadas, sobre todo de las comunidades indígenas.

 Atraque de un bote en Malawig, después de tres horas de navegación
La mayoría de las personas asocia Haiyan con la destrucción de la ciudad de Tacloban. La ciudad fue la más afectada por el supertifón. Pero Haiyan también devastó lugares más remotos como la isla de Coron.

Coron es famosa por ser una isla paradisíaca, que ofrece a los turistas experiencias extraordinarias de inmersión y al aire libre. Pero cuando un equipo de la OIT llegó después del paso de Haiyan, constató los estragos y los traumas que había causado entre la población pobre e indígena que viven en la isla.

Habitantes, viviendas, ganado, barcos, material de pesca y plantaciones de la población de Tagbanua fueron arrasados por el agua cuando el tifón azotó el municipio remoto de Malawig. La única carretera que llegaba al municipio también fue destruida.

Algunos padres perdieron a sus hijos durante la tormenta. Para ellos, todavía es difícil hablar de lo que vivieron. Otros fueron más afortunados, pero perdieron sus medios de subsistencia que les permitían mantener a sus familias. “Mi suegra nos convenció a irnos. Nosotros sobrevivimos pero nuestro barco sufrió graves daños”, explicó Sinjin Capriano, un pescador de 29 años.

Tanques sépticos de biogas producen agua potable para los hogares
El tifón también destruyó las fuentes de agua y los sistemas de saneamiento, una amenaza inminente y seria para la salud. Gracias al proyecto de la OIT, 60 pescadores y 30 trabajadores de apoyo aprendieron a construir tanques sépticos digestores de biogas conectados a los baños de los hogares, cisternas para la recolección del agua de lluvia con lavamanos y filtros de arena para producir agua potable para los hogares.

“El abastecimiento de agua era un problema grande. La tubería que nos conectaba con las fuentes de agua fue averiada. Pero desde que construimos las cisternas disponemos de agua”, explicó Elsie Ramirez, una habitante de la aldea de 39 años, quien agregó que ella no piensa irse de ninguna manera. “Crecí aquí, aquí construí mi familia. Creo que aquí estamos seguros, a pesar de lo que pasó.”

Con las nuevas competencias adquiridas, los pescadores que perdieron sus medios de subsistencia pueden encontrar trabajo en las comunidades vecinas, en la construcción de sistemas de saneamiento y de aprovisionamiento de agua a bajo costo.

Tejiendo las paredes de un futuro major

En el municipio de Guadalupe, otro nuevo proyecto de la OIT ayuda a los pueblos indígenas y a las familias pobres afectadas por el Haiyan. En colaboración con una ONG local, las esteras trenzadas y tejidas de bambú, las “sawalis” que se encuentran en toda Filipinas, son utilizadas para construir viviendas provisionales a bajo costo.

Tejido de sawalis (esteras de bambú)
El Proyecto de Desarrollo de empresa comunitaria de sawalis en Guadalupe tiene dos componentes: la construcción del Centro de actividad donde serán expuestos los productos de los tejedores, y la producción de esteras sawali y otros productos artesanales en bambú en un lugar cercano.

Los tejedores de sawali, cortan, separan, mondan y golpean con un martillo el bambú antes de tejerlo. El producto final es vendido en rollos, a 1.200 pesos cada uno.

La construcción de un centro de actividad cubierto ha permitido duplicar la producción. Antes, los tejedores no podían trabajar durante las tres o cuatro horas de lluvia diarias.

“Antes de la llegada de la OIT, no teníamos un trabajo fijo. Hoy día, tenemos una fuente de ingreso más estable”, afirmó Elconida Delos Angeles, 65 años y madre de ocho niños.

El coordinador local del proyecto y el coordinador de Manila explicaron al los habitantes cómo convertir la producción de salawi en una actividad autónoma que puede generar ingresos suficientes para los trabajadores a largo plazo, un factor importante para la comunidad y para la sostenibilidad del proyecto. El éxito dependerá de la comercialización de las esteras de bambú y de los otros productos.

Los tejedores como Elconida Delos Angeles también aprendieron que lo que ellos crean tiene un valor. “Antes no sabía el precio de mercado de nuestros productos. Ahora sabemos si obtenemos una ganancia o no.”

Los tejedores de sawali, cortan, separan, mondan y golpean con un martillo el bambú antes de tejerlo




La idea central de nuestros proyectos es garantizar que los sobrevivientes del tifón Haiyan no sean olvidados en la reconstrucción. Nosotros tenemos que asegurar que la experiencia traumática de la tormenta no sea seguida por otra y evitar que permanezcan vulnerables y expuestos a la explotación. No deben ser víctimas otra vez cuando comienzan a reconstruir sus comunidades.” Jonathan Price, Coordinador del proyecto Haiyan de la OIT

Trabajo decente para una vida decente


  • La respuesta de la OIT y sus socios

    La OIT ofreció asistencia al Ministerio de Trabajo y Empleo de Filipinas en la creación de empleos temporales en el marco de los “programas de empleos de emergencia” a fin de mejorar las condiciones de vida y de trabajo de las víctimas del supertifón. La OIT trabajó en estrecha colaboración con los gobiernos británico, japonés y noruego, con las ONG y con las víctimas sobre el terreno: sus actividades aportaron un ingreso inmediato indispensable y garantizaron un salario mínimo, la protección social, la seguridad y la salud en el trabajo a miles de trabajadores que habían perdido sus medios de subsistencia, y al mismo tiempo aseguraron mejores oportunidades para las comunidades afectadas a largo plazo.
    Portal sobre la respuesta de la OIT al Haiyan >>

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