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Nuestro impacto, sus historias

Los excombatientes de la República Democrática del Congo reconstruyen sus vidas gracias a la formación empresarial

Un programa de la OIT ofrece capacitación empresarial a los excombatientes congoleños, quienes con frecuencia fueron reclutados a la fuerza por los grupos armados.

Reportaje | 25 de septiembre de 2017
KINSHASA (OIT Noticias) – La historia de Dingson Mbusa Malambo no es para nada excepcional. Forma parte de los conflictos que han sacudido la República Democrática del Congo (RDC) durante los últimos años.

Dingson Mbusa Malambo, un combatiente desmovilizado
Dingson Mbusa es uno de los combatientes desmovilizados que intentan comenzar de nuevo, de regreso a la vida civil después de años de lucha. Con 35 años, él es uno de los beneficiarios de un proyecto dirigido a formar a los excombatientes en iniciativa empresarial y gestión asociativa en los centros de Kitona y Kamina que los ayudan a prepararse para reintegrarse. El Proyecto es implementado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con el apoyo del Gobierno de la RDC.

Casado y con dos hijos – un niño de 5 años y una niña de 3 – Dingson Mbusa había emprendido una carrera tradicional como maestro en la institución educativa Kyatenga en Kayina, una ciudad en el oriente del país. Sin embargo, todo cambió cuando fue reclutado forzosamente por un grupo armado de rebeldes extranjeros, tenía 24 años.

Obligado a portar armas

El maestro aprendió los rudimentos de la guerra, atrapado en un círculo vicioso que, algunos años más tarde, lo hizo caer en manos de otro grupo rebelde nacionalista que ocupaba la región. El grupo le dio un ultimátum: lucha o mueres. “Acepté, para salvar mi vida”, contó.

En enero 2008, la RDC con el apoyo de la comunidad internacional lanzó el programa AMANI. El objetivo de este programa era poner fin al conflicto, facilitar la retirada de la línea de fuego, permitir la reintegración de los combatientes y restablecer la autoridad del Estado, de manera que los desplazados internos y otros refugiados pudiesen regresar a su lugar de origen. Pero el proceso tomo tiempo y sólo cuando fue lanzado un segundo programa, AMANI LEO, que Dingson Mbusa fue finalmente desmovilizado y se inscribió en el programa organizado por la OIT.

El regreso a la vida civil

Como explica Dingson Mbusa, “Algunas personas conocidas me hablaron de los programas de formación que impartían en Kitona, entonces me di cuenta que podía ampliar mis conocimientos y cambiar mi vida. Asistí a la primera parte del programa impartida por la delegación del Banco Mundial. Luego, participé en el programa de iniciativa empresarial organizado por la OIT. Adquirí nuevas competencias para darme la posibilidad de reintegrarme con éxito a la vida civil.”

“Por ejemplo, el programa me enseñó nuevos métodos de trabajo y aprendí como administrar una empresa. Los cursos eran impartidos por tres formadores de Lubumbashi”, agregó.

Adquirí nuevas competencias para darme la posibilidad de reintegrarme con éxito a la vida civil."

Dingson Mbusa Malambo
Dingson Mbusa no perdió tiempo en aplicar los conocimientos que había adquirido. Sabía que la violencia había marcado su vida, y quería hacer algo para fomentar la paz, así que creó una pequeña ONG “Action d’aide des Démobilisés aux Victimes des Conflits Armés – A3DVCA” (Ayuda de los excombatientes a las víctimas de los conflictos armados). Su objetivo es aportar una contribución a un programa de ayuda humanitaria y social.

“Después de todo lo que me tocó vivir, pienso que es importante dar una nueva esperanza a las personas y las víctimas de los conflictos armados”, explicó.

En la actualidad, Dingson Mbusa quiere ser un embajador de la paz en su país, para hacer comprender a sus compatriotas los males de la guerra.

Facilitar la transición de la guerra a la paz

“El reclutamiento forzoso de los jóvenes en grupos armados es algo terrible, no solo en términos de seguridad, sino también desde el punto de vista económico. Cuando estos jóvenes son desmovilizados, se quedan sin recursos y necesitan ayuda para tratar de recuperar una vida civil normal”, declaró Aminata Maiga, Directora de la Oficina de la OIT en Kinshasa.

“El Gobierno – a través de la Unidad ejecutiva de desmovilización, desarme y reintegración (UEPN-DDR) – firmó un acuerdo con la OIT para la formación en iniciativa empresarial y gestión de cooperativas de 4.800 hombres y mujeres desmovilizados en el proceso de reintegración socioeconómica en los centros de formación de Kitona y Kamina”, agregó.

El programa también forma parte de los esfuerzos a nivel mundial de la OIT dirigidos a ayudar a los países en conflicto a facilitar la transición a la paz. A fin de agilizar un proceso que es complejo, la 106.a Conferencia Internacional del Trabajo adoptó en junio 2017 una nueva recomendación, la Recomendación sobre el empleo y el trabajo decente para la paz y la resiliencia, 2017 (núm. 205).

Federico Negro, funcionario en Ginebra a cargo de los Estados frágiles y la respuesta a los desastres, declaró: “Esta nueva norma actualiza el enfoque de la recomendación de 1944, para dar una respuesta a las situaciones de crisis contemporáneas en lo que se refiere a la reconstrucción y la recuperación incluyendo la prevención y la preparación.”

“Esta nueva norma proporciona un marco único centrado en medidas relacionadas con el trabajo para prevenir conflictos y catástrofes y para amortiguar el impacto devastador que tienen sobre las sociedades y las economías. Dedica atención particular a los grupos vulnerables, como los niños, los jóvenes, las mujeres y las personas desplazadas. El programa para los combatientes desmovilizados en la RDC es un buen ejemplo de las acciones que pueden emprenderse para facilitar la transición a la paz”, concluyó.