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Servidumbre por deudas

Combatir la servidumbre por deudas en Nepal

Aunque está oficialmente prohibida por el Gobierno y ha desaparecido casi por completo en algunas zonas, la servidumbre por deudas persiste en algunas regiones del país.

Reportaje | 2 de agosto de 2013
KATMANDÚ (OIT Noticias) – Tarai es una llanura agrícola que se extiende a lo largo de Nepal, en la frontera con los estados indios de Bihar, Uttar Pradesh y Uttarakhanda. Pero este apacible escenario rural esconde un antiguo y oscuro problema: los sistemas de servidumbre por deudas Haruwa y Charuwa.

Los Haruwa son trabajadores adultos que cultivan grandes y medianas parcelas de terreno pertenecientes a propietarios de tierra de castas superiores en algunos distritos del este de Tarai, mientras que los Charuwa – por lo general sus hijos – están empleados para cuidar los rebaños de ganado.

Existe un tercer grupo, llamado Haliya: trabajadores agrícolas sin tierra en las lejanas colinas occidentales. Los Haliyas fueron declarados oficialmente “libres” en 2008, pero algunos de ellos aún dependen de los terratenientes porque no tienen otra manera de ganarse la vida.

Un informe publicado recientemente por la OIT , que analiza la situación en los 12 distritos en los que estos sistemas de servidumbre por deudas están más presentes, constató que un 12 por ciento de los 942.000 hogares existentes está afectado por el trabajo forzoso. Esto significa que al menos un miembro de la familia – ya sea un adulto o un niño – trabajaba bajo condiciones de trabajo forzoso. Sin embargo, si se consideran sólo los hogares de los Haruwa-Charuwa y Haliya, la proporción era mucho más alta, 94 por ciento.


Contratos y salarios


Según el estudio, los Haruwa-Charuwa reciben salarios muy por debajo de los niveles medios en el mercado laboral. Casi la mitad de ellos recibe una remuneración diaria de tres kilos de arroz, lo cual equivale a entre 40 y 50 rupias nepaleses (0,50 dólares), mientras que un 30 por ciento recibe un pago anual en efectivo o en especie, con un salario equivalente a entre 10.000 y 12.000 rupias nepaleses (entre 100 y 130 dólares) al año.

Existen diferentes tipos de acuerdos contractuales orales y escritos entre los Haruwa-Charuwa y sus empleadores, sobre todo entre los que trabajan de manera forzosa. Algunos tienen unos contratos llamados “Laguwa”, bajo los cuales el trabajador recibe una parcela de terreno, una parte de la cosecha, un pago anual, o bien trabaja para cancelar los intereses de un préstamo. En estos casos, la esposa del trabajador y sus hijos están obligados a trabajar para el terrateniente bajo presión y amenazas de perder la vivienda, de no poder acceder a nuevos préstamos y de violencia.

Más de 45 por ciento de los Haruwa-Charuwa no tiene contrato alguno y sigue trabajando para los terratenientes con diferentes sistemas de remuneración. Pero son víctimas de diversas formas de explotación, incluyendo la deducción de parte del salario cuando enferman y no pueden trabajar, así como de abuso físico y verbal.

Algunos Haliyas afrontan situaciones similares. Mientras que muchas familias liberadas han escapado de su situación de trabajo forzoso, el estudio de la OIT muestra que a pesar de su “liberación” algunos no tienen medios de vida alternativos o no pueden cancelar sus deudas. Deben pagar la cifra inicial más los intereses acumulados, lo cual perpetúa su servidumbre por deudas. Casi todos los restantes Haliyas están en trabajo forzoso.

En el pasado, en la zona rural del oeste de Nepal existía otra forma de servidumbre por deudas, conocida como Kamaiya, que fue oficialmente prohibida por el Gobierno de Nepal en 2002.


El trabajo infantil es central para el sistema


Los niños son parte de este sistema de servidumbre por deudas y tienen que trabajar desde las primeras horas de la mañana hasta el atardecer, excluyéndolos de la escuela. Un caso típico es el de Ram Lakha, un muchacho de 14 años que trabaja como Charuwa.

Ram se levanta a las 5:00 a.m. limpia el establo y vierte el estiércol en depósitos. Luego, limpia la casa y el patio, ordeña las vacas y lleva la leche a una tienda. Regresa cerca de las 7 a.m., va a recoger forraje en la granja y a las 10:00 a.m. está de regreso. Después de una hora de descanso, lleva el ganado a las colinas y permanece allí hasta las 5 de la tarde. Regresa con el ganado, lo alimenta y lleva su estiércol a las colinas.

Cena después que el propietario y su familia terminen de comer y luego lava los platos. Con frecuencia, son las 9 de la noche cuando se acuesta.

Los padres exponen diversos motivos para permitir que sus hijos trabajen, incluyendo el dinero extra que aportan y la necesidad de cancelar la deuda de la familia o de remplazar temporalmente a un miembro de la familia que no puede trabajar.


Algunas mejoras, pero aún queda mucho por hacer


El Gobierno de Nepal ha adoptado importantes medidas para combatir la servidumbre por deudas. Tras la liberación de los Kamaiyas, los Haliyas se organizaron y presentaron reivindicaciones similares. El resultado fue que el Gobierno anunció su liberación en septiembre de 2008 y actualmente está en proceso de aprobación un Plan Nacional de Acción para su rehabilitación. Pero es necesario hacer mucho más, sobre todo en relación al sistema Haruwa-Charuwa.

El Ministerio de la reforma agraria y planificación del territorio, con el apoyo técnico de la oficina de la OIT en Nepal, elaboró un proyecto de ley sobre la eliminación de todas las formas de servidumbre por deudas en la agricultura, incluso del sistema Haruwa-Charuwa.

“Los sistemas tradicionales de servidumbre por deudas se han debilitado en las aldeas gracias a las nuevas oportunidades de empleo locales y en el extranjero, la comercialización de la agricultura y a las actividades de los grupos de defensa de los derechos humanos. Pero mientras persistan la carencia de tierras, la falta de derechos de tenencia, el analfabetismo en masa, la falta de competencias y de formación, la discriminación de casta y otros problemas relacionados, también lo hará el trabajo forzoso”, explicó José Assalino, Director de la Oficina de la OIT en Nepal.

Los dos Convenios sobre trabajo forzoso de la Organización Internacional del Trabajo: el Convenio sobre el trabajo forzoso, 1930 (núm. 29) y el Convenio sobre la abolición del trabajo forzoso, 1957 (núm. 105) son dos de los instrumentos que han recibido un mayor número de ratificaciones.

No obstante, estos problemas aún persisten en una escala alarmante, afectan a todas las regiones del mundo de diferentes formas y en extensiones diversas.

Las estimaciones más recientes de la OIT para 2012 indican que al menos 20,9 millones de personas son víctimas de trabajo forzoso en el mundo, y que la región de Asia y el Pacífico es la más afectada, con unos 11,7 millones de víctimas.