Esta historia fue escrita por la Sala de Noticias de la OIT. Para ver las declaraciones y discursos oficiales de la OIT, por favor visite nuestra sección "Declaraciones y Discursos".

DÍA MUNDIAL CONTRA EL TRABAJO INFANTIL 2005 Excavar para sobrevivir: La dura realidad del trabajo infantil en la minería en el mundo

De los 250 millones de niñas y niños que trabajan en todo el mundo, la OIT estima que más de un millón lo hacen en minas y canteras. Según el Convenio núm. 182 de la OIT el trabajo en minas y canteras puede ser definido como una de las peores formas de trabajo infantil - exponiendo a los niños a graves riesgos laborales y privándolos normalmente de sus libertadas básicas. Aún así, la OIT dice que el trabajo de los niños en minas y canteras es un problema que puede ser resuelto.

Artículo | 9 de junio de 2005

KATMANDÚ - En una de las muchas canteras de Nepal, Sudha empezó a trabajar picando piedras cuando tenía doce años. Una vez ella soñó con tener una educación, pero la carga del trabajo y las preocupaciones por el bienestar de su familia le quitaron este sueño. Su salario, aunque escaso, es básico para la supervivencia de su familia. A veces los hermanos, hermanas y padres de Sudha trabajan codo a codo con ella entre el polvo y el calor picando piedras para aumentar las míseras ganancias provenientes de la agricultura.

Al preguntarle porque continúa haciendo este demoledor y peligroso trabajo, Sudha suspira y mira al cielo. "No hay alternativa", dice añadiendo que para ella este es su destino, su predeterminado papel en la vida.

Más de un millón de niños en todo el mundo comparten un destino similar trabajando en minas y canteras. El trabajo infantil en estos sectores es mayor en unas regiones que en otras. Por ejemplo, en Filipinas cerca de 18,000 niños entre los 5 y los diecisiete años realizan este tipo de trabajo. En Nepal, aproximadamente 32,000 niños están empleados en las canteras. Y es sabido que en Níger decenas de miles de niños son empleados en la minería a pequeña escala y en canteras.

Estos niños trabajan sobre suelo y bajo tierra, en condiciones que incluso los adultos aguantan con dificultad. Bajo tierra aguantan sofocante calor, oscuridad, ráfagas explosivas y se arrastran o nadan a través de túneles peligrosos e inestables. En la superficie se sumergen en los ríos en busca de minerales o excavan arena y rocas y tierra; y pasan horas triturando piedras hasta convertirlas en gravilla usando herramientas pesadas que les resultan muy grandes porque están hechas para adultos

Dado que el dinero que ganan es crucial para asegurar su supervivencia y la de sus familias, muchos no se encuentran en capacidad de asistir a la escuela. Estos niños excavan para sobrevivir.

Una mirada más cercana

Muchas formas de trabajo infantil son perjudiciales, pero los niños que trabajan en el sector minero enfrentan peligros adicionales además de que las condiciones de trabajo les hacen enfrentar serios riesgos para su salud y bienestar. En las minas de gemas en Tanzania, por ejemplo, los niños a edades tan tempranas como los ocho o nueve años, descienden 30 metros bajo tierra para invertir siete u ocho horas al día cavando a través de estrechos pasajes sin ventilación y con la única luz de una linterna o una vela. Los derrumbes de los túneles son un peligro constante. A veces, los niños se esconden en túneles profundos bajo tierra durante las explosiones esperando ser los primeros en encontrar las gemas. Las bonificaciones que reciben por estos descubrimientos, son su única esperanza de pago.

Muchos sufren serias lesiones o pierden sus vidas debido a los riesgos que enfrentan. En ausencia de un tratamiento médico adecuad, las lesiones y los problemas de salud que tienen durante su trabajo, pueden tener efectos que les afectarán durante el resto de sus vidas.

A pesar de los esfuerzos que se están llevando a cabo para eliminar estas prácticas, el trabajo infantil en las minas y canteras se da en todo el mundo; en las minas a pequeña escala bajo suelo y en canteras y minas a cielo abierto. Allí trabajan en la extracción y procesamiento de varios tipos de oro y minerales; incluyendo oro, plata, hierro, estaño esmeraldas, carbón, cromo, mármol, y piedra. Hoy en día los niños mineros no trabajan para las grandes compañías, sino que hacen su trabajo para pequeñas explotaciones locales de minas o canteras, o con sus propias familias en pequeñas concesiones cerca de las grandes minas. Además, trabajan en minas abandonadas por las compañías multinacionales cuando la explotación a gran escala deja de ser rentable.

La eliminación del trabajo infantil en las minas y canteras requiere entender la complejidad del problema. La minería a pequeña escala, que emplea a la mayoría de niños mineros, no está regulada y normalmente no está documentada. Sin la información precisa sobre el ámbito del problema, es muy difícil combatirla con efectividad. Además, muchas iniciativas mineras son familiares, y con el dinero del trabajo en la mina se asegura la supervivencia familiar. Por lo tanto, los niños no pueden ser retirados del trabajo en el sector minero hasta que hasta que existan fuentes alternativas de ingresos para las familias. Por ello, los niños que abandonan las minas deben tener acceso a una educación de calidad que les dote de adecuadas posibilidades de empleo cuando abandonen la escuela. Esta es la única manera de romper el círculo de pobreza que afecta a estas comunidades.

Manos a la obra

Para Sudha y más de un millón de niños como ella, la vida puede ser mejor. A través de su Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) la Organización Internacional del Trabajo (OIT) está trabajando en todo el mundo para asegurar que los niños no tengan que trabajar duramente en las minas y canteras.

Los programas piloto emprendidos por OIT-IPEC en Mongolia, Tanzania, Níger y los países andinos de Sudamérica, han demostrado que la mejor manera de combatir el trabajo infantil es trabajar con las propias comunidades de los niños. Las comunidades donde operan minas y canteras han recibido apoyo para crear cooperativas y mejorar así la productividad mediante la adquisición de maquinaria. De esta manera, se elimina o se reduce la necesidad de contar con mano de obra infantil. Además, las comunidades han recibido apoyo para obtener protección legal y han sido dotadas de servicios básicos como clínicas de salud escuelas y sistemas sanitarios.

Estos proyectos han empezado a demostrar que aunque el problema del trabajo infantil en minas y canteras es complejo, puede resolverse. A modo de ejemplo se puede citar el proyecto de la remota comunidad minera de Santa Filomena, Perú, que se inició en el año 2000 como parte de un programa de IPEC que cubría Perú Bolivia y Ecuador, donde aproximadamente 200,000 niños estaban involucrados en el trabajo en las minas.

Siguiendo el modelo de la OIT de prevención y eliminación del trabajo infantil, basado en un enfoque integrado de desarrollo sostenible, el proyecto ayudó a la comunidad a organizarse en asociaciones de base. Todo ello para mejorar las condiciones de trabajo, obtener maquinaria básica para reemplazar las tareas más peligrosas llevadas a cabo por los niños, llevar a cabo programas locales para sensibilizar a la comunidad y generar actividades económicas alternativas para la generación de ingresos para los adultos de manera que los niños no tengan que trabajar en las minas. En el año 2004 la comunidad de Santa Filomena se declaró "Libre de Trabajo Infantil".

Al mismo tiempo en Mongolia, OIT-IPEC introdujo su enfoque integrado en el 2003. De las 10,000 personas que trabajan en las minas informales en ese país, entre 10 y 15% son niños. El proyecto de colaboración entre OIT-IPEC y MONEF (La Federación de Empleadores de Mongolia) ha hecho grandes progresos, y no solo mejorando las relaciones entre las autoridades locales, los mineros informales y las compañías mineras formales, y capacitando a mineros locales en asuntos de salud y seguridad ocupacional, sino que también ha incluido a los primeros en programas de educación no formal y cursos de formación técnica.

En Zamaar Soum, por ejemplo, 37 niños de entre seis y 15 años, han empezado una participación interactiva en el programa de educación no formal, que les proporciona un ambiente seguro y estimulante en el que aprender. Además, los tópicos convencionales del programa cubren materias como trabajo infantil, salud y seguridad en el trabajo, desarrollo personal y planes de trabajo. Se espera que estos niños puedan ser integrados en la escuela formal en septiembre del 2005.

Los 40 adolescentes de entre 16 y 19 años que trabajaban en las minas de Zamaar Soum han sido integrados en una escuela de educación técnica en Erdenetr, con la idea de sacarlos de las labores intensas y peligrosas de sus trabajos, y dotarles de un empleo alternativo, seguro y digno. MONEF y sus socios están actualmente investigando otras modalidades de enseñanzas técnicas, para ayudar a los niños mineros más mayores a generar oportunidades de empleo, una vez hayan terminado los cursos y entren en el mercado laboral.

Mientras los proyectos en el terreno pueden asistir a los niños de una manera directa y práctica, solo la concienciación mundial sobre la existencia de este problema puede movilizar los esfuerzos internacionales necesarios para finalizarlo. Esta es la razón por la que este 12 de Junio, Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, la OIT con la ayuda de determinados gobiernos y organizaciones de trabajadores y empleadores, se focalizará, no solo, en los esfuerzos para eliminar el trabajo infantil en las minas y canteras, sino también en ayudar a encontrar el camino que saque de la pobreza a estos niños y sus familias. Todo ello a través de la creación de oportunidades de encontrar un trabajo digno para los adultos y de una mejor educación y capacitación técnica para los niños

Cada día más niños se incorporan al trabajo en las minas y canteras en todo el mundo y actualmente el problema está lejos de ser resuelto. Este es un círculo vicioso en el cual se espera de los niños que compartan la carga de mantener a sus familias. Pero con la adopción de medidas para construir comunidades fuertes y sostenibles en las áreas mineras y canteras, la situación puede darse la vuelta, y puede aumentar el número de familias con oportunidades para proporcionar a sus niños una mejor manera de ganarse la vida.