Día Mundial del Medio Ambiente 2017

Un futuro más verde no será decente por definición, sino por elección

"Un futuro más verde no será decente por defecto sino por elección. De manera que no sólo celebremos el Día Mundial del Medio Ambiente. Transformémoslo en un motivo para poner en acción nuestra voluntad política. De ello depende el futuro de nuestros empleos y de nuestros hijos," dice el Director General de la OIT Guy Ryder.

Statement | 05 June 2017
Por Guy Ryder, Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)

© Asian Development Bank
El cambio climático es el resultado de las actividades humanas. Y una gran parte de estas actividades están relacionadas con el trabajo. Es lógico entonces que el mundo del trabajo desempeñe un papel clave en la búsqueda de una solución a esta cuestión urgente.

La capacidad del cambio climático de causar daños a la infraestructura, afectar a las empresas y destruir empleos y medios de vida ha quedado claramente demostrada. Enfrentamos estos desafíos a una escala sin precedentes, todos los días.

Tanto las empresas como los trabajadores se ven afectados. Esto es particularmente cierto para las poblaciones pobres, los trabajadores por cuenta propia, y aquellos que tienen empleos informales, ocasionales o estacionales, quienes con frecuencia carecen de una protección social adecuada y tienen un acceso limitado a oportunidades de ingreso alternativas. Además, estas personas dependen en gran medida de recursos sensibles al clima como el abastecimiento local de agua y alimentos.

Pero el mundo no tiene que elegir entre la creación de empleos y la preservación del medio ambiente. La sostenibilidad ambiental es imprescindible, también desde la perspectiva del mercado de trabajo.

Desafíos y oportunidades

Es cierto, en el camino hacia una economía más sostenible desaparecerán muchos tipos de empleo que existen hoy día – en particular en actividades altamente contaminantes y que consumen mucha energía –. Otros, serán sustituidos o adaptados. Pero al mismo tiempo, se crearán nuevos empleos.

Las economías más verdes pueden ser motores del crecimiento, tanto en las economías avanzadas como en las economías en desarrollo. Pueden generar empleos verdes que contribuyan de manera significativa a la adaptación y mitigación del cambio climático, y también a la erradicación de la pobreza y a la inclusión social.

Este proceso ya está en marcha. La Agencia Internacional de Energías Renovables dijo que en 2015 el empleo en el sector de la energía renovable se elevó a 8,1 millones de puestos de trabajo, 5 por ciento más que el año anterior. Es probable que sectores como la silvicultura, la energía, el reciclaje, el transporte y la agricultura se beneficien mucho de la transición hacia una economía verde.

Según la Organización para la Agricultura y la Alimentación, un cambio hacia prácticas más sostenibles en agricultura – que incluye a una gran proporción de la fuerza de trabajo mundial y donde los déficits de trabajo decente son comunes y graves – tiene el potencial de crear más de 200 millones de nuevos empleos a tiempo completo de aquí a 2050.

Pero el desafío no es sólo crear más empleos. También es importante la calidad de estos empleos. Es necesario buscar el desarrollo sostenible teniendo en cuenta su dimensión económica y social, no sólo sus consecuencias sobre el medio ambiente. De otra manera, la transición hacia la economía verde será cualquier cosa menos justa.

¿Cómo lo logramos?

Si nuestro objetivo es lograr una transición justa y exitosa hacia una economía verde, entonces necesitamos una reglamentación previsible y apropiada. Para lograrlo, los gobiernos deben trabajar conjuntamente con las organizaciones de empleadores y de trabajadores. Esta será una de las principales cuestiones que se discutirán durante la Conferencia Internacional del Trabajo, que comienza el 5 de junio.

El desarrollo de competencias y la protección social son otros dos ingredientes de una transición justa, ya que han demostrado su potencial para facilitar cambios socialmente aceptables y beneficiosos para los trabajadores.

Finalmente, el cambio climático no respeta las fronteras geográficas ni las fronteras entre las instituciones. Es necesario que los gobiernos y las diversas organizaciones del sistema multilateral trabajen juntas de manera coherente para alcanzar objetivos comunes. No sólo para lograr una transición justa, sino también para alcanzar los 17 objetivos de la Agenda 2030 de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas.

El costo de la inacción

Ignorar el cambio climático tarde o temprano perjudicará el crecimiento económico. Esta fue la dura advertencia emitida por el Informe Stern del Reino Unido hace más de una década. Desde entonces, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha encontrado pruebas irrefutables de que el cambio climático inducido por la actividad humana está muy avanzado y advirtió sobre las consecuencias que esto puede tener si no se mantiene el aumento de la temperatura media mundial a un máximo de 2º Celcius con respecto a los niveles preindustriales.

Otros estudios confirman esta sombría perspectiva, incluyendo el Modelo de vínculos económicos globales de la OIT que prevé una disminución de los niveles de productividad de 2,4 por ciento para 2030 y de 7,2 por ciento para 2050 si no hay un cambio de actitud frente a este tema.

La buena noticia es que sabemos a dónde queremos ir y cómo llegar. El Acuerdo de París (en el cual la comunidad internacional se comprometió a mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de 2º C con respecto a los niveles preindustriales) y la Agenda 2030 de desarrollo sostenible definieron el camino a seguir, y la transición justa hacia economías sostenibles desde el punto de vista del medio ambiente ha sido aceptado como un importante punto de referencia para trazar la ruta que queremos seguir.

Pero conocer el destino y el camino a seguir no es suficiente. Necesitamos la voluntad política para seguir adelante. Un futuro más verde no será decente por defecto sino por elección. De manera que no sólo celebremos el Día Mundial del Medio Ambiente. Transformémoslo en un motivo para poner en acción nuestra voluntad política. De ello depende el futuro de nuestros empleos y de nuestros hijos.