Mientras que el ritmo acelerado de la globalización y del cambio tecnológico puede ofrecer nuevas oportunidades de trabajo productivo e ingresos para algunos, para muchos jóvenes en edad de comenzar a trabajar la falta de posibilidades de acceder a un trabajo digno aumenta su vulnerabilidad, mientras transitan este camino que separa la niñez y la adultez. En general, el nivel de desempleo de las mujeres y de los hombres jóvenes duplica o triplica el de los adultos, y esta desproporción afecta especialmente a las mujeres jóvenes. Photo:ILO/Deloche P.
Las dimensiones específicas del empleo de los jóvenes varían de acuerdo con el sexo, la edad, la etnicidad, el nivel y la formación educativa, el entorno familiar, el estado de salud y la discapacidad, entre otros. Los jóvenes como grupo no son homogéneos. Algunos grupos son más vulnerables y enfrentan desventajas particulares para ingresar y permanecer en el mercado laboral. El peligro es que al generarse este sentimiento de injusticia, el desánimo se apodera de estos jóvenes vulnerables, y desalienta la búsqueda laboral. En algunos casos graves, la pérdida de la fe en el sistema de gobierno y el sentir traicionadas sus expectativas puede dar lugar a la inestabilidad política y al surgimiento del extremismo. Photo:ILO/Crozet M.
El 85% de los jóvenes viven en países en desarrollo donde muchos son muy vulnerables a la pobreza extrema. Según la información de la OIT, en el año 2006 el desempleo de jóvenes de ambos sexos en todo el mundo sumaba cerca de 85,3 millones, lo que representa el 44% de todas las personas desempleadas en todo el mundo. Y son muchos más los jóvenes que luchan por ganarse la vida en la economía informal. Los niños y niñas trabajadores suelen terminar siendo jóvenes desempleados y sin ningún tipo de calificación. Photo:ILO/Crozet M.
En algunas culturas se presiona a los jóvenes a cumplir con las costumbres de estas sociedades. Es así, que muchas veces terminan casándose a muy temprana edad; la procreación es uno de los factores que perpetúa el ciclo de pobreza intergeneracional tanto para los jóvenes como para las jóvenes. Son pocas las opciones que tienen muchas de estas jóvenes de países en desarrollo además de casarse; además, dado que provienen de familias pobres, el casamiento muy probablemente sólo signifique mudarse de un hogar pobre a otro en las mismas condiciones. Además, el embarazo a edad temprana puede traer complicaciones. La salud reproductiva y las condiciones de trabajo en las que operan las jóvenes urgen a considerar cuestiones relacionadas con la salud y la seguridad industrial. Los jóvenes suelen recibir los trabajos más peligrosos y que mayor esfuerzo físico requieren, sin recibir la capacitación adecuada o las medidas de seguridad correspondientes. Photo:ILO/Gianotti E.
La discriminación de género, las tradiciones culturales y la falta de oportunidades suele dejar a las mujeres sin otra opción que el trabajo tradicional familiar no remunerado. Esta situación se reproduce con mayor frecuencia en la juventud de las áreas rurales. El trabajo doméstico es la "salida laboral" para las jóvenes pobres de zonas rurales que han tenido escaso acceso a la educación y que suelen pertenecer a grupos étnicos marginalizados, es decir, los que de todos modos tienen un nivel de empleo muy bajo. Si las condiciones en que se realiza el trabajo doméstico fueran justas, podría ser una aportación fundamental al alivio de la pobreza y brindar una oportunidad de ganarse la vida en forma socialmente aceptable. Sin embargo, muchos de ellas son también explotados, trabajando fuera de la vista, con unas condiciones de trabajo difíciles y poca o ninguna remuneración. Photo:ILO/Cassidy K.
Las bases de las cuestiones de género y empleo juvenil están fuertemente determinadas por la igualdad de acceso a la educación para las niñas y los niños. La educación de buena calidad sigue siendo el camino clave para que las mujeres tengan más oportunidades. Además, educar a una mujer significa educar a las familias y a las sociedades. En la mayoría de las regiones se han alcanzado importantes progresos en pos de la meta de la educación primaria universal y, en 118 países, se logrado la paridad de género. Photo:ILO/Crozet M.
No se trata tan sólo del nivel de educación sino que lo importante es la calidad y la pertinencia de la educación y la capacitación. La discriminación indirecta de las niñas genera la creación de estereotipos, por ejemplo, el pensar que a las niñas no les interesan ciertos temas o que no son tan capaces en materias como matemática y ciencias. El empoderamiento de las mujeres y de los hombres jóvenes se logrará a partir de las oportunidades que se les brinde de educación formal e informal, incluida la capacitación profesional. Photo:ILO/Maillard J.
A menudo se suelen encontrar estereotipos en la orientación y el asesoramiento profesionales por parte del personal docente o los servicios de empleo, y se desalienta a las jóvenes a iniciar programas de capacitación que les permitiría obtener remuneraciones más altas a largo plazo y mejoraría las posibilidades de conseguir empleo. En muchos países, por ejemplo, se alienta a las jóvenes a capacitarse en ocupaciones de naturaleza "femenina", que no requieren mayores destrezas, por el que obtendrán una magra retribución y, además, con escasas perspectivas de ascenso social. Estas ocupaciones suelen estar relacionadas con los quehaceres domésticos - por ejemplo, preparación de comidas, costura de ropa - mientras que a los jóvenes se los alienta a buscar empleo, a buscar trabajo y a tomar cursos basados en tecnología moderna. Photo:ILO/Maillard J.
Las encuestas de la OIT, la Transición de la Escuela al Trabajo, muestran claramente que, en ciertos países, la transición hacia la vida laboral de las jóvenes es mucho más dificultosa y prolongada que la de los jóvenes. Incluso, con frecuencia sucede que el acceso a los canales de información y a los mecanismos de búsqueda laboral son muchos más limitados para ellas, y lo que también es muy importante, los empleadores, en muchos países, mostraron una sorprendente preferencia a contratar hombres y no a mujeres jóvenes por una variedad de razones. Aun cuando existan países y regiones donde el desempleo de las mujeres jóvenes es inferior al de los hombres de la misma edad, muchas veces, esto sólo significa que las mujeres ni siquiera intentan buscar un trabajo, y abandonan el mercado laboral, presas del desánimo. Photo:ILO/Crozet M.
Uno de los desafíos que se plantea en esta área es abordar la segregación con los empleos que tradicionalmente han sido aceptados como "masculinos" y "femeninos" y quebrar las barreras para que se abra un nuevo panorama de profesiones para ambos sexos. De a poco, casi sin darse cuenta de los derechos legales que tienen, y a menudo sin modelos para las funciones que ocupan, las mujeres van penetrando en profesiones que tradicionalmente han estado dominadas por hombres. Las jóvenes, especialmente en los países en desarrollo, no pueden aprovechar las oportunidades de capacitación debido a las restricciones de ingreso, la discriminación en el momento de la selección y el estereotipo de género. Photo:ILO/Crozet M.
Las profesiones que algunas culturas consideran típicamente femeninas en otras partes del mundo se consideran masculinas. Por ejemplo, el sector de la informática y comunicaciones en Asia emplea a muchas mujeres; sin embargo, en Europa se considera un sector con predominancia de varones. Una vez empleadas, las jóvenes no suelen ser muy convincentes para promocionar sus logros o solicitar mejor remuneración. Las investigaciones sobre género y salario revelaron que los hombres pedían ocho veces más dinero que las mujeres. Las jóvenes también deben capacitarse para aprender a negociar y fortalecer su autoestima, en especial en el contexto de diálogo social. Photo:ILO/Crozet M.
Aunque no existen soluciones únicas para hacer frente al desafío del empleo de los jóvenes, es preciso adoptar un enfoque integrado y coherente que combine intervenciones macro y microeconómicas, y que esté orientado tanto a la oferta y la demanda de mano de obra como al volumen y la calidad del empleo. Es necesario tomar medidas para contrarrestar la creciente crisis del empleo juvenil. El esperado influjo de jóvenes en el mercado laboral no debe considerarse un problema, sino una gran oportunidad y posibilidad de desarrollo económico y social. Los gobiernos, las organizaciones de empleadores y trabajadores, los interlocutores internacionales para las actividades de desarrollo y la sociedad civil necesitan aprovechar este enorme potencial de mujeres y hombres. Photo:ILO/Maillard J.
Hoy en día existe mayor conciencia de que el empleo productivo y el trabajo decente de los jóvenes no pueden lograrse mediante intervenciones fragmentadas y aisladas. Por el contrario, requieren acciones sostenidas, determinadas y concertadas por un amplio número de actores. Es importante recordar que requiere un enfoque coherente que articule las políticas de apoyo centradas en dos elementos básicos: por un lado, una estrategia integrada de crecimiento y creación de empleo y, por el otro, intervenciones que ayuden a la gente a superar las barreras y desventajas específicas que enfrentan al ingresar y permanecer en el mercado laboral. Éste es en general el enfoque del Programa Global de Empleo de la OIT. Photo:ILO/Crozet M.
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