Nuevo informe de la OIT alerta sobre situación de los niños

Se estima que una gran parte de los aproximadamente dos millones de niños, y sobre todo de niñas, que trabajan en el servicio doméstico en América Latina y el Caribe lo hacen en condiciones de explotación.

Noticia | 16 de junio de 2004

Se estima que una gran parte de los aproximadamente dos millones de niños, y sobre todo de niñas, que trabajan en el servicio doméstico en América Latina y el Caribe lo hacen en condiciones de explotación.

16 de junio 2004

Escuche en Radio Naciones Unidas un reportaje especial sobre este tema 

Al menos 2 millones de niños -y principalmente de niñas- que trabajan en el servicio doméstico en América Latina y el Caribe son, en su gran mayoría, víctimas de diversos tipos de explotación que va desde los malos tratos verbales y emocionales hasta el abuso sexual y la violencia física, alertan un nuevo informe de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT)* y varios estudios conexos** preparados con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil que se conmemoró el 12 de junio. El informe, que reúne una serie de investigaciones sobre el fenómeno del trabajo infantil doméstico en diversas regiones y países del mundo, documenta de manera exhaustiva la explotación que sufren estos niños y hace un llamado a los gobiernos para que tomen con urgencia, iniciativas que permitan eliminar esta forma de trabajo infantil.

Según la OIT, cerca de diez (10) millones de niños en todo el mundo, muchos de ellos con apenas diez (10) años, trabajan "ocultos" en las viviendas de los empleadores sin que sus tareas puedan, en la mayoría de los casos, ser controladas o reglamentadas. Tras las puertas cerradas puede y suele haber violencia y malos tratos sin que en el exterior nadie se entere; "en estos casos -dice el informe- se considera que el niño padece una de las peores formas de trabajo infantil".

El informe identifica al trabajo infantil doméstico como las tareas domésticas desempeñadas por niños que no han cumplido la edad mínima legal de admisión al empleo, en la casa de una tercera persona y en condiciones de explotación. La explotación es económica cuando el niño debe trabajar durante horarios prolongados sin disponer de tiempo libre y recibe un salario bajo o ninguna remuneración. A los trabajadores infantiles domésticos -señala el informe- se los explota porque normalmente carecen de protección social y jurídica y se los somete a duras condiciones de trabajo y a realizar tareas peligrosas como la manipulación de sustancias tóxicas. "Invariablemente -subraya el estudio- se les niega los derechos que, como niños, les concede el derecho internacional, incluido el derecho a jugar, a la salud y a estar a salvo del abuso y el acoso sexual, a visitar a su familia o ser visitados por ella, a reunirse con amigos, a un alojamiento digno y a la protección contra el maltrato físico y mental."

A pesar de eso, en la mayoría de los países estudiados se considera que el servicio doméstico constituye un trabajo "seguro" para las niñas y preferible como una alternativa "más conveniente" para los hijos de familias pobres. La presunción de que el servicio doméstico es beneficioso para las niñas y la idea de que los empleadores aparecerían como "benefactores" que "están haciéndole un favor" a los niños al ofrecerles la oportunidad de dejar una vivienda pobre para ir a vivir en un "hogar superior", enmascara -dice el informe- "las relaciones sociales patriarcales según las cuales el servicio doméstico es una alternativa adecuada a la educación para las niñas y el hecho real de que la explotación de las niñas constituye un medio de adquirir mano de obra barata y reforzar la subordinación."

Si bien el informe destaca la dificultad para proveer cifras precisas sobre el número de niños que son empleados domésticos, estimaciones realizadas en diversos países de América Latina (extraídas del informe y otros estudios conexos de la OIT sobre el tema), ilustran la magnitud del fenómeno en la región. Así, en Venezuela, 60% de todas las niñas de entre 10 y 14 años que trabajan lo hacen en el servicio doméstico. Tan sólo en Lima, la capital de Perú, 110 mil niños se desempeñan como trabajadores domésticos. En Brasil, 450,000  niños de entre 10 y 17 años son trabajadores domésticos; 98% son mujeres y 69% de raza negra. Esto último sugiere una forma de discriminación o de establecimiento de "jerarquías" entre grupos de personas que viven en un mismo país o región. El informe da cuenta de un reciente estudio de la OIT realizado en Panamá acerca de los cuidadosos procesos de selección que realizan los empleadores que salen a buscar niñas indígenas a zonas aisladas y niñas afro-panameñas que viven en la ciudad. Se considera "lentas" a las niñas aborígenes y "demasiado vivaces" a las afro-panameñas. "En muchos casos -dice el estudio- se aísla y maltrata a las niñas aborígenes debido a que no hablan el idioma, tienen costumbres diferentes o no comprenden cómo realizar las tareas domésticas que les solicita el empleador no aborigen".

Al estimar que en América Central y la República Dominicana unos 170.000 niños -de los cuales 87 % son niñas- trabajan en el servicio doméstico, el informe destaca que "el trabajo infantil doméstico tiene raíces culturales muy profundas en esta región, lo cual le ha concedido legitimidad y en gran medida lo ha hecho invisible." Bajo eufemismos como "niñas de la casa", "criadas" o "mucamas", se estima que alrededor de 40,000 niños de entre cinco y 17 años trabajan en el servicio doméstico en Guatemala. Resultados contenidos en una serie de estudios de "evaluación rápida" en varios países de América Central ayudan a ilustrar el problema del trabajo infantil doméstico en la región: en El Salvador, el 66,4 por ciento de las niñas que realizaban trabajo doméstico informaron que habían sido sometidas a maltrato físico o psicológico, en muchos casos a abuso sexual, y que siempre estaba presente la amenaza de que sus empleadores les hicieran avances sexuales; en Nicaragua, el 89,5 % de 250 niños encuestados comenzó a trabajar a la edad de siete años en jornadas laborales que duraban entre 15 y 16 horas; en Honduras, siete de cada diez niños de los 250 encuestados debían comenzar a trabajar a las seis de la mañana y más de la mitad no se acostaba hasta después de las nueve de la noche.

"Sin lugar a dudas -advierte el informe- las pruebas recabadas en América Central y la República Dominicana indican que la mayoría de los niños se encuentran en una situación de explotación económica y que realizan tareas que pueden poner en riesgo su integridad física, emocional y moral y que, en algunos casos, trabajan en las peores formas de trabajo infantil."

El estudio de la OIT concluye con un llamado a los gobiernos para que incluyan la eliminación del trabajo infantil doméstico en sus políticas nacionales y a la sociedad toda para proteger a los niños en sus comunidades mediante iniciativas de desarrollo social y de educación que permitan apoyarlos y rescatarlos de quienes, a puertas cerradas, los utilizan sin tener en cuenta sus derechos como seres humanos y sus necesidades como niños.

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*  "¿Ayudantes o esclavos? Comprender el trabajo infantil doméstico y cómo intervenir", Oficina Internacional del Trabajo, 2004.

** http://www.oit.org.pe/ipec/tid/home.php