Incluyamos a las personas con discapacidad, así todos ganamos

'Muchas pesonas con discapacidad no gozan del derecho a la dignidad del trabajo. Su exclusión entraña un costo económico que representa entre un 3 y un 7 por ciento del PIB', dijo el Director General de la OIT, Guy Ryder. 'Precisamos romper las barreras y abrir las puertas del mundo del trabajo para las personas con discapacidad.'

Noticia | 3 de diciembre de 2013
El lema de este año del Día Internacional de las Personas con Discapacidad describe claramente nuestro reto común: estamos llamados a derribar las barreras y abrir las puertas para lograr una sociedad sin exclusiones.

Como mínimo mil millones de personas en todo el mundo presentan algún tipo de discapacidad y, de ellas, 785 millones están en edad de trabajar. Constituyen una reserva amplia y diversa de talentos y, sin embargo, a muchas de ellas se les niega el derecho a la dignidad del trabajo. Su exclusión del empleo y su marginación de la sociedad entraña un costo económico que, según estimaciones de la OIT, representa entre un 3 y un 7 por ciento del PIB. Ello supone una enorme pérdida de potencial para la persona, la comunidad y la sociedad.

La situación de las mujeres y los hombres con discapacidad en el mercado de trabajo es motivo de preocupación. Estas personas tienen muchas menos posibilidades de acceder al empleo que las personas no discapacitadas y, cuando lo logran, suele tratarse de empleos mal remunerados, con escasas perspectivas de carrera y en condiciones de trabajo precarias.

Asimismo, es alarmante el hecho de que las mujeres y los hombres con discapacidad tienen muchas más probabilidades de quedarse fuera del mercado de trabajo activo, al no buscar empleo de forma activa. A menudo, el desaliento es uno de los principales factores que llevan a esta situación.

La discriminación múltiple y la situación de desventaja que afectan a algunas personas, como las mujeres, los pueblos indígenas, los migrantes, y las personas con ciertos tipos de discapacidad, suelen aumentar los obstáculos que afrontan estos segmentos de la población.

La OIT promueve el trabajo decente y productivo para todos, inclusive para las personas con discapacidad. La experiencia nos muestra que, por lo general, pueden desempeñar las mismas tareas que las personas no discapacitadas. Para tener las mismas oportunidades, deben poder acceder a programas de desarrollo de las competencias profesionales y de la capacidad empresarial, así como a servicios de desarrollo empresarial y al crédito. Las puertas de las empresas y de los lugares de trabajo deben también permanecer abiertas para estas personas.

Gracias a la combinación de todas estas medidas, las personas con discapacidad que buscan empleo podrán competir con éxito en la búsqueda de trabajo decente y los empresarios podrán crear empresas viables y sostenibles.

La OIT se propone integrar las cuestiones de discapacidad en todas las esferas pertinentes de su labor: desde la promoción de las normas internacionales del trabajo, en particular el Convenio sobre la discriminación (empleo y ocupación), 1958 (núm. 111) y el Convenio sobre la readaptación profesional y el empleo (personas inválidas), 1983 (núm. 159), pasando por las actividades relacionadas con el desarrollo de conocimientos y la investigación hasta las actividades de sensibilización y la cooperación técnica.

Nos complace colaborar con nuestros mandantes tripartitos y otras partes interesadas para promover las oportunidades de las personas con discapacidad como parte de la iniciativa de integración. El sector privado tiene una importante función que desempeñar, como queda patente en nuestra Red Mundial de Empresas y Discapacidad de la OIT, que reúne a empresas multinacionales, organizaciones de empleadores, redes de empresas nacionales y organizaciones de personas con discapacidad. Esta Red está logrando que las empresas comprendan el interés estratégico de integrar a las mujeres y los hombres con discapacidad como factor coadyuvante del éxito de la empresa.

De cara al futuro, es importante que el marco para el desarrollo después de 2015 incluya explícitamente a las mujeres y los hombres con discapacidad. Las medidas específicas deberían plasmar los compromisos contraídos por los Estados al ratificar las normas internacionales del trabajo pertinentes y la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad. Las consultas con representantes de los empleadores y de los trabajadores así como con representantes de la sociedad civil – en particular con las propias personas con discapacidad– serán indispensables para que las políticas sean pertinentes y logren sus objetivos.

El trabajo – y más concretamente el trabajo decente – es un poderoso instrumento de integración. Nuestros conocimientos de lo que contribuye a romper las barreras y abrir las puertas del mundo del trabajo para las personas con discapacidad en todo el mundo son cada vez mayores.

Cada uno de nosotros tiene una función que cumplir para lograr este objetivo que nos beneficiará a todos.