Ecuador
OIT identifica las necesidades de cualificación y recualificación de competencias, y los efectos de la COVID-19 desde la perspectiva de la oferta laboral en Ecuador
El objetivo de este estudio es promover el desarrollo y fortalecimiento de competencias laborales para facilitar la transición hacia la formalidad de los jóvenes en informalidad en Loja, Machala, Quito y Guayaquil.
Quito — La OIT, en el marco del proyecto interagencial "Mi Futuro es Hoy", desarrolló una identificación rápida de las necesidades de formación, cualificación y recualificación profesional para jóvenes de las ciudades de Loja, Machala, Quito y Guayaquil, tomando en cuenta los efectos de la COVID-19 en la oferta laboral.
El documento presenta los resultados de la investigación realizada, así como los de la encuesta que permitió caracterizar un grupo de trabajadores jóvenes de las cuatro ciudades y la identificación de sus necesidades de formación o cualificación (upskilling), y de recualificación o readaptación profesional (reskilling).
Así, las tres principales áreas de interés de formación o capacitación de la población objetivo de acuerdo a la encuesta son: competencias digitales (36%), competencias técnicas para tipos específicos de tareas, que varían de acuerdo con la profesión, ocupación u oficio del participante (32%), y competencias en conocimiento de ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas (30%).
Uno de los hallazgos más significativos del estudio, y en el que también coincidieron los actores de los sectores público y privado entrevistados, es la necesidad de priorizar la integración de habilidades socioemocionales en los planes de estudio de los cursos de capacitación profesional. Estas habilidades son: liderazgo, resolución de problemas y habilidades interpersonales.
La población joven manifiesta interés en capacitarse para adaptarse a las demandas del mercado laboral. Sin embargo, también se lograron identificar las barreras que existen para que esta población pueda acceder a oportunidades de formación. El 19% de los encuestados manifestaron como "no muy probable" su posibilidad de acceder a oportunidades de capacitación, señalando además que el principal impedimento es el económico debido a que este tipo de gasto no es prioritario.
Le siguen obstáculos relacionados con la oferta de cursos o la información disponible sobre dicha oferta. Resalta también un 10,2% que indica que las tareas de cuidado de la familia o el hogar son una limitación.
Este estudio permitió definir las principales líneas de acción a fin de elaborar programas de capacitación, formación y reconversión laboral para el grupo objetivo. El desarrollo de habilidades blandas resulta esencial a todo nivel porque tiene el potencial de generar capacidades de adaptación.
Por otro lado, uno de los temas importantes que destacaron los representantes de los gremios fue la necesidad de respuestas innovadoras que puedan ser articuladas por los propios trabajadores. También ellos necesitan incentivos para proponer e innovar en sus áreas de especialización.
Una preocupación compartida por los actores locales y nacionales es la formación de los trabajadores en derechos laborales. Esto les permite conocer no solo los beneficios de tener un empleo decente con seguridad social, sino también casos más específicos, como violencia basada en género para mujeres o inclusión para personas con discapacidad.
El desarrollo de capacidades no solo puede ayudar, sino también acelerar la recuperación de los sectores y las poblaciones más afectadas por la COVID-19. La recualificación de los trabajadores posibilitaría una mejor adaptación y capacidad de respuesta al nuevo entorno económico durante y después de la pandemia, y sobre todo facilitaría la transición de los jóvenes hacia los empleos formales.
Desde el proyecto "Mi Futuro es Hoy", de Naciones Unidas se utilizó este estudio como herramienta base para desarrollar programas de formación profesional, certificados por la Universidad Técnica Particular de Loja, que contó 871 jóvenes beneficiarios durante el 2021.