OIT evalúa efectos de la COVID-19 en la sostenibilidad de las pensiones de invalidez, vejez y muerte en Ecuador

De acuerdo a las proyecciones hechas por los expertos de OIT, el régimen de invalidez, vejez y muerte del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) presentaría reservas negativas en 17 o 20 años, de acuerdo al ritmo de recuperación tras la pandemia

Noticia | 20 de mayo de 2020
Quito – La OIT presentó hoy las proyecciones sobre la sostenibilidad de las pensiones de invalidez, vejez y muerte en Ecuador, ajustadas al contexto de la pandemia de COVID-19.

Este último estudio de OIT presenta una revisión de los resultados de la “Valuación actuarial del régimen de invalidez, vejez y muerte (IVM) del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social”, publicados en abril.

Las estimaciones de crecimiento del PIB real a partir de la pandemia rondan una tasa negativa del 6%; el déficit fiscal del gobierno nacional se proyecta, por las propias instituciones responsables, en no menos del 8,7% del PIB; y el mercado laboral refleja un aumento de la tasa de desempleo y los niveles de informalidad.

Esta disminución de la población activa cotizante, con su correspondiente decrecimiento en la masa salarial, tendrá efectos importantes en el régimen de invalidez, vejez y muerte del IESS. Según la información del propio Instituto, la población afiliada podría sufrir una disminución del 7%, mientras que la masa salarial se reduciría en un 17%.

Los impactos de la pandemia en el fondo de pensiones dependen de la rapidez con la que el país, y por tanto el IESS, se recuperen de la crisis. Dos escenarios han sido evaluados: uno en el que hay una recuperación lenta, en donde la población cotizante alcanza los niveles pre COVID-19 recién en el año 2030, con un estancamiento en el nivel de los salarios por tres años; y otro, en el que hay una recuperación más rápida, en donde el IESS alcanza los niveles pre pandemia de la población cotizante en el 2022, con un estancamiento de salarios similar al del escenario de lenta recuperación. Ambos escenarios suponen una aportación total y oportuna del Estado referente al 40% del gasto prestacional.

Las proyecciones sobre la situación del fondo hechas antes de la pandemia señalaban que las reservas se agotarían en 27 años (2047). Estas nuevas proyecciones indican que el régimen presentaría, a raíz de la pandemia de COVID-19, reservas negativas en 20 años (2040) en el caso de una recuperación rápida, y en 17 años (2037) en el caso de una recuperación lenta; esto, asumiendo el pago total de la aportación estatal.

Por su parte, bajo el supuesto de que el Estado no cumpla con su aportación, los resultados se agravan: con una recuperación rápida, las reservas del fondo se agotarían en 11 años (2031), mientras que, en el caso de una recuperación lenta, el agotamiento de las reservas sucedería en 7 años (2027).

Estos resultados ponen en evidencia la importancia de avanzar, más aún en el contexto actual, hacia un proceso de construcción conjunta entre los actores sociales, con la finalidad de consensuar las acciones que garanticen el fortalecimiento y desarrollo sostenible del IESS.

El documento ha sido elaborado en el marco del Programa de Asistencia Técnica para la Seguridad Social (PATSS), que la Oficina de la OIT para los Países Andinos lleva a cabo con el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social.

Proyecciones del régimen de invalidez, vejez y muerte (IVM) antes de la pandemia

En abril de 2020, la OIT publicó la “Valuación actuarial del régimen de invalidez, vejez y muerte (IVM) del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social”. El estudio evaluó la sostenibilidad del régimen antes de la pandemia COVID-19, identificando al menos tres elementos fundamentales.

En primer lugar, la alta dependencia que tiene el fondo de la contribución del Estado, correspondiente al 40% del gasto prestacional. De mantenerse esa contribución junto con las tasas de aportación vigentes (Resolución C.D. 501), el régimen IVM presentaría dos momentos críticos: el primero, en el año 2037, a partir del cual los ingresos no serían suficientes para afrontar los gastos totales y se tendría que recurrir a la reserva; y el segundo, en el año 2047, cuando se agotaría la reserva.

En segundo lugar, las bajas tasas de cobertura del IESS como elemento determinante en la sostenibilidad del fondo.

Y, en tercer lugar, el proceso de envejecimiento que está experimentando el país; factor que incide en el régimen, por cuanto la carga pensional disminuirá de 6,38 activos por pensionado en el 2020, a 2,11 en el 2058.

El documento fue elaborado por la OIT, a través de su Oficina para los Países Andinos y su Departamento de Protección Social.