Trabajo decente y buenas prácticas agrícolas para devolver la competitividad al algodón en América Latina

A través de iniciativa de cooperación Sur-Sur con apoyo de FAO y OIT, Brasil comparte su experiencia para atender la demanda internacional por algodón sostenible, cuidando los recursos de agua y tierra, y garantizando condiciones de trabajo dignas en toda la cadena de valor.

Noticia | 14 de septiembre de 2018
Lima.- Devolver la competitividad al algodón de América Latina es posible, pero exigirá que la producción descanse en los tres pilares de la sostenibilidad -social, económico y ambiental- , concluyeron esta semana expertos latinoamericanos reunidos en el taller “Juntos por un algodón sostenible”.

En la reunión promovida por OIT, FAO y la Agencia Brasilera de Cooperación (ABC), José Manuel Salazar-Xirinachs, director de la Oficina Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, señaló que el algodón es uno de los insumos agrícolas más importantes del mundo y un producto emblemático para el mundo del trabajo.

“Jugó un papel central en el desarrollo del capitalismo mercantil y la revolución industrial, y mantiene su importancia hoy, generando empleo e ingresos para más de 250 millones de personas en todo el mundo”, recordó Salazar-Xirinachs.

En América Latina y el Caribe, sin embargo, la producción de algodón ha sufrido un revés importante durante las dos últimas décadas. En casi todos los países productores, el área sembrada se ha reducido considerablemente y, hoy, la región representa apenas el 7.1% del total de la producción mundial. Cerca del 90% de esta producción corresponde al algodón brasilero.

“Precisamente estamos reunidos hoy, en Lima, para conocer los factores de sostenibilidad que han hecho de Brasil uno de los primeros países productores y exportadores de algodón en el mundo”, sostuvo María Elena Rojas, representante de FAO en el Perú.

Rojas señaló que la cooperación Sur-Sur entre el gobierno de Brasil y los países de la región ha servido para recuperar la rentabilidad en chacra de forma considerable. “A través del proyecto Más Algodón, agricultores familiares peruanos dedicados al cultivo de algodón han incrementado en un 60% su productividad y la rentabilidad supera el 80%, con un impacto significativo en los ingresos de estas familias; y en Paraguay, los incrementos en la productividad superan el 60%”, aseguró.

Pero mejorar la productividad es solo el primer paso. La demanda por algodón sostenible es una tendencia creciente en los mercados internacionales y se proyecta que, en la próxima década, será un requisito comercial indispensable.

Brasil ha puesto en marcha una estrategia de diferenciación que permite agregar valor a su algodón: la producción bajo estándares mundiales de sostenibilidad social, económica y ambiental. El objetivo es aumentar la productividad, cuidando los recursos de agua y tierra, y garantizando el trabajo decente en toda la cadena productiva.

“Esto implica un trabajo intersectorial entre los ministerios de Agricultura y Trabajo en cada país”, reconoció Gehysa Lago Garcia, representante de la Agencia Brasilera de Cooperación. “Estamos seguros de que se puede, porque en Brasil lo hemos conseguido. La intersectorialidad es el corazón de la política brasilera”, sostuvo.

En ese sentido, como acciones preliminares del proyecto Algodón con trabajo decente, que implementarán los gobiernos de Brasil y Perú en el marco de una iniciativa de cooperación sur-sur con asistencia técnica de la OIT, se ha recogido información específica sobre la situación del empleo en el sector agrícola y textil en el Perú, con miras a definir una estrategia de apoyo que permita mejorar los estándares laborales en esta cadena productiva.

De acuerdo al estudio publicado por la OIT, la producción de algodón emplea a más de 400 mil personas en Perú, pero la mayoría de ellas se encuentra en condiciones de empleo precario: no cuentan con ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas, se ven afectados por accidentes ocupacionales y no tienen acceso a una seguridad social significativa.

La precariedad de los ingresos obliga al 70% de los pequeños agricultores a realizar otras labores fuera de la chacra, lo que los expone a jornadas intensivas de trabajo. Además, aunque el seguro de salud subsidiado ha conseguido una cobertura importante entre los agricultores, todavía solo el 13,5% de ellos accede a una pensión de jubilación.

En el siguiente eslabón de la cadena de valor, el 80% de la mano de obra en el sector textil es informal, las jornadas laborales exceden el máximo permitido y las condiciones de seguridad y salud en el trabajo no siempre son las adecuadas.

El gobierno de Brasil, a través de iniciativas de cooperación sur-sur triangular, con el apoyo técnico de FAO y OIT, comparte con los países de la región sus mejores prácticas en materia de incremento productivo y generación de condiciones de trabajo decente.

El taller “Juntos por un algodón sostenible”, enmarcado en esta cooperación, reunió a expertos de Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Colombia, Haití, Paraguay y Perú.