ILO COOP 100 Interview

Entrevista de ILO COOP 100 con Colombia Pérez Muñoz, Directora del Instituto de Economía Social y Cooperativismo INDESCO - Universidad Cooperativa de Colombia

“Entrevistas destacadas con cooperadores” es una serie de entrevistas con cooperadores de todo el mundo con los que los funcionarios de la OIT se han cruzado en el curso de su trabajo con las cooperativas. En esta ocasión, la OIT entrevistó a Colombia Pérez Muñoz, Directora del Instituto de Economía Social y Cooperativismo INDESCO - Universidad Cooperativa de Colombia

Artículo | 28 de octubre de 2020

1. ¿Podría contarnos sobre sus estudios y antecedentes y cómo llegó a trabajar con las cooperativas y la economía social y solidaria (ESS) en general?

Mi camino de llegada a las cooperativas y la economía social y solidaria no fue tan ortodoxo, no soy economista y para esa fecha no era emprendedora. Mi profesión original es la Terapia del Lenguaje, estudié en la Universidad Nacional de Colombia y uno de mis primeros trabajos fue el participar en el proyecto de creación de una nueva universidad en la ciudad donde nací, en Medellín y a raíz de ello, tuve también la oportunidad de ser una decana muy joven, con lo cual me inicié en el mundo académico. Posteriormente, realicé una maestría en Educación en la Universidad Externado de Colombia y así se fue dando el cambio de perfil profesional, desde el área de la salud, hacia el área educativa. Posteriormente, hice una segunda maestría en Dirección Universitaria, en la Universidad de los Andes, al tiempo que tuve diferentes cargos en la Universidad Cooperativa de Colombia, donde llegué en los 90s como profesora. Allí, he sido también directiva en proyección social, posgrados y planeación por lo que he podido vivir de cerca la construcción de este proyecto institucional que tiene en el ADN los valores de la solidaridad y la cooperación como también los desafíos de sobrevivir y ser fiel a sus orígenes en un contexto donde no siempre se es comprendida y aceptada por ser una propuesta diferente a las tradicionales.

A través de la Universidad he podido conocer a los pioneros del cooperativismo de la economía social y solidaria en el país y en el mundo trabajando en redes en procesos de aprendizaje y construcción de conocimiento sobre su teoría, realidad y proyecto político. Por otro lado, la estructura multicampus de la universidad nos ha permitido conocer de cerca las buenas prácticas y los desafíos de las organizaciones en el país. Ahora no solo soy una estudiosa del tema, soy cooperativista y una ciudadana activa que procura contribuir a la transformación de la sociedad explorando y fomentando otras formas de hacer economía, poniendo en el centro a los hombres y mujeres que interactúan de manera asociativa para producir, distribuir y consumir de manera justa y responsable en procura del buen vivir.

2. Trabaja en la Universidad Cooperativa de Colombia y es Directora del Instituto de Economía Social y Cooperativismo. ¿Podría contarnos qué representan la universidad y el instituto?

El Instituto de Economía Social y Cooperativismo – INDESCO es la célula madre de La Universidad Cooperativa de Colombia, surge en Bogotá, Colombia a finales de los 50’s, cuando sus fundadores, los cooperativistas Rymel Serrano-Uribe, Henry Serrano-Uribe y Carlos Uribe-Garzón, inspirados por experiencias cooperativas como las de Moses Coady en Antigonish, Canadá y del padre Arizmendiarrieta en Mondragón, España. Ellos, decidieron aportar a la educación y fortalecimiento de las cooperativas que florecían en ese momento en el país.

Con el apoyo de la cooperación internacional se fue consolidando el proyecto y en 1968, se reconoció a INDESCO como una Institución Auxiliar del Cooperativismo por los servicios de consultoría, asesoría y de educación que se ofrecían. Posteriormente, en sucesivas transformaciones, llega a ser en 1983, la Universidad Cooperativa de Colombia que en los años 90 se expande por el país bajo los principios de descentralización y democratización de la educación superior.

Durante todo este tiempo, el cooperativismo se ha mantenido como objeto de estudio en el curriculum de todas las carreras de la Universidad, pero es en los planes estratégicos del siglo XXI cuando el tema se retoma de manera explícita como un aporte al proceso de construcción de la identidad institucional y su contribución a la sociedad, con base en los valores y principios del cooperativismo y de la economía solidaria y su presencia a través de las funciones misionales y las de apoyo.

En esta ruta, INDESCO es reactivado como instituto nacional de investigación en el 2007, con la misión de contribuir a la construcción de conocimiento, a la educación y el desarrollo de una cultura en y para la economía solidaria y el cooperativismo, como aporte a la innovación y la transformación social. El instituto tiene una estructura organizativa en red que vincula a profesores, investigadores y emprendedores en proyectos y procesos de gestión de conocimiento y relacionamiento con redes y organizaciones que representan al modelo cooperativo y solidario a nivel local, regional y global. Además, cuenta con la Revista Cooperativismo y Desarrollo que divulga resultados de investigación que fortalecen la comunidad académica del mundo.

Desde el 2012, la universidad ingresó como miembro a la Alianza Cooperativa Internacional y junto con otras redes académicas, se han desarrollado actividades y proyectos que nos han conectado con los gobiernos, las organizaciones, los gremios y la sociedad civil con temas tan trascendentales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el necesario vínculo publico, privado y solidario para su logro.

Hemos creado también las Cátedras Libres de Economía Solidaria que convocan a los grupos de interés a reflexionar e incidir en temas como la agricultura familiar, la educación solidaria, las políticas públicas y la construcción de procesos de paz que han sido prioritarios para nuestro país. En los últimos años, más de 30 mil personas han confluido en estos espacios. Por otro lado, tenemos el Premio Rymel Serrano que incentiva el emprendimiento solidario y la innovación social de los jóvenes universitarios, bien sea apoyando a las organizaciones o creando nuevas como una alternativa para su desarrollo profesional.

De esta manera, venimos articulando un ecosistema universitario para la economía social y solidaria que a medida que madura, genera sinergias e impactos en el desarrollo de Territorios Solidarios donde la universidad tiene su radio de acción.

3. Como educadora que trabaja en las cooperativas y la economía social y solidaria en general, ¿qué cree que atrae a los jóvenes, a sus estudiantes, sobre estos modelos? ¿Y cómo cree que estos modelos podrían ser más relevantes para los desafíos que enfrentan los jóvenes de hoy?

Creo que en este tema aún tenemos deudas, no ha sido fácil lograr la conexión generacional de los jóvenes con la economía solidaria por diferentes razones, entre ellas, el desconocimiento de este modelo socio económico en la mayoría de la sociedad y un modelo educativo que motiva el individualismo y la competitividad depredadora, lo cual hace que nuestros cursos o propuestas sean consideradas raras y utópicas en los planes de estudio. Por otro lado, algunas veces, las metodologías que se han usado son bastante tradicionales, se ha hecho mayor énfasis en la teoría y la doctrina y en esa medida el vínculo es débil con el contexto y las expectativas de los jóvenes.

En la Universidad Cooperativa de Colombia hemos venido trabajando en la innovación educativa mediante metodologías de investigación – acción educativa y cada vez estamos viendo mayores y mejores testimonios de los jóvenes que comienzan a sintonizarse con el comercio justo, el consumo responsable, la seguridad alimentaria, las ciudanías activas, las economías transformadoras, el emprendimiento solidario y la innovación social. Qué ha contribuido a ello? La actualización del proyecto educativo de la universidad a partir de la implementación de un modelo crítico por competencias, la cualificación de los profesores, la creación de comunidades de práctica, la activación paulatina del ADN cooperativo y solidario en todos los estamentos, el uso de tecnologías de información y comunicación y el relacionamiento cercano con las organizaciones y las redes que en diferentes niveles, hacen evidente la pertinencia de este modelo socio económico y ambiental.

A su vez, la investigación educativa nos ha permitido darle un mayor protagonismo a la voz de los jóvenes que nos señalan que están interesados en pedagogías activas, temas que se conecten con sus futuras profesiones y empleos y experiencias prácticas en sus contextos más cercanos. Cada año se hacen mejoramientos y mientras más articulado está el ecosistema tenemos mejores resultados. En la versión más reciente, los profesores están diseñando clases virtuales multicampus nacionales donde los estudiantes de todas las sedes interactúan de manera interdisciplinaria y logran realizar actividades de vínculo con los mercados locales en sus sedes y también se logran proyectos de emprendimiento solidario e innovación social entre varias ciudades. Por otro lado, se cuenta con semilleros de investigación formativa que apoyan proyectos de investigación o generan cooperativas para contribuir a la transformación digital, al ecoturismo, al procesamiento de alimentos, a la economía circular, entre otras áreas . Se prepara una versión donde los cursos especializados en el tema no son centrales y sí la presencia de la economía social y solidaria de manera transversal en las disciplinas con el complemento de prácticas en empresas del sector y proyectos interdisciplinarios nacionales e internacionales con énfasis en la conexión generacional de novatos y expertos.

4. Ha participado en la implementación de herramientas de capacitación como My.Coop, sobre cómo administrar su cooperativa agrícola. ¿Podría contarnos sobre sus experiencias con My.Coop?

Mi vínculo con la OIT se originó en la segunda Academia sobre Economía Social y Solidaria, realizada en Montreal en el 2011, allí pude compartir con expertos de diferentes partes del mundo experiencias y proyectos. Allí surgió la posibilidad de hacer la adaptación de la herramienta My.coop en Colombia y se logró con la alianza público – privada y solidaria de varias organizaciones para conformar un grupo de formador de formadores y las posteriores réplicas en diferentes ciudades del país. A partir de allí, se han podido conectar procesos desde la universidad con experiencias de mujeres y de campesinos que nos han llenado de aprendizajes a partir del diálogo de saberes.

Una de las mejores prácticas ha sido con las Mujeres Cafeteras del Huila, ellas son un ejemplo de empoderamiento y desarrollo de capacidades a través de la asociatividad, la ayuda mutua, la democracia y la autogestión que con la ayuda de My.Coop aumentaron su potencial empresarial. Esta herramienta también ha sido probada con éxito con empresas asociativas de reinsertados y cooperativas agrícolas en diferentes regiones colombianas. Aún tenemos pendiente hacer que My.Coop sea más conocida por los jóvenes universitarios para incorporarla en nuevos proyectos.

5. Ha colaborado con la OIT en varias ocasiones a lo largo de los años en Colombia. En su experiencia durante estas colaboraciones, ¿Cuál cree que es el valor agregado de la OIT en su trabajo de promoción y avance de las cooperativas, mutuales y otras organizaciones de economía social y solidaria? ¿Qué importancia tiene la OIT para el trabajo sobre las cooperativas y la ESS más amplia?

Efectivamente, he tenido la oportunidad de colaborar y aprender con la OIT en diferentes oportunidades con mi equipo de trabajo, por ejemplo en la adaptación de otras metodologías como Score e IMESUN, como también, en el mapeo de políticas públicas para la economía solidaria en Colombia. Además, hubo un espacio muy importante en el 2017, recién firmados los acuerdos de paz, la Academia sobre Desarrollo Rural y Trabajo Decente para la Construcción de la Paz donde pudimos articular redes y proyectos con importantes actores sociales. De manera más reciente, en medio del confinamiento, la OIT, la ACI y la universidad celebraron el Día Internacional de las Cooperativas de la cual se derivaron nuevas acciones para el resto del año, incluyendo eventos académicos e intercambio de conocimientos para el proyecto de Territorios Solidarios que lidera la universidad.

En todos estos espacios, el común denominador de la OIT ha sido su capacidad para promover el diálogo social y el desarrollo del cerebro colectivo de los países y de las organizaciones, conectando saberes, aportando visiones globales y aterrizajes locales con un equipo de trabajo experto y sensible a todo tipo de grupos de interés. En este contexto, los miembros de las cooperativas y las organizaciones de la economía social y solidaria participan en programas y proyectos de cooperación para el desarrollo que les permiten afianzar capacidades técnicas y de gestión, como también, capacidades para el emprendimiento y la incidencia en la política pública que se requiere para promover el trabajo decente, la generación de empleo, la calidad de vida y el buen vivir en las comunidades.

6. El mundo del trabajo está experimentando varios desafíos, incluida la crisis que se desarrolla en torno a la pandemia de COVID-19. ¿Cómo cree que las cooperativas, mutuales e instituciones más amplias de economía social y solidaria pueden asociarse para responder a estos desafíos en el contexto de Colombia?

La pandemia del COVID 19 ha reconfigurado el mundo, exacerbó las crisis originadas por las desigualdades y la falta de inclusión que padecen la mayoría de hombres y mujeres en las dimensiones sociales, económicas y ambientales y en este contexto la solidaridad y la cooperación para el bien común, son valores que están movilizando la sociedad para afrontar los enormes desafíos que se tienen para la reactivación económica, la inclusión educativa, la transformación digital y la conservación del medio ambiente. Por lo anterior, las organizaciones de la economía social y solidaria y entre ellas, las cooperativas y las mutuales, están teniendo un papel muy importante en Colombia y en el mundo, como se ha observado en otros momentos de crisis.

Hay un reconocimiento global documentado de que la economía social y solidaria y sus organizaciones, a partir de sus valores y principios, tienen el potencial para empoderar comunidades y favorecer procesos de transición desde las economías informales hacia el trabajo y el empleo digno y productivo. A través de la economía social y solidaria las mujeres, jóvenes y en general a comunidades en contextos de vulnerabilidad pueden mejorar la calidad de vida y contribuir al desarrollo sostenible en los territorios. En Colombia, están emergiendo “Territorios Solidarios” en varias comunidades y la sistematización y divulgación de estos procesos favorecerá la transferencia y adaptación a otros espacios construidos socialmente.

Sin embargo, es preciso una acción coordinada entre los gobiernos, las organizaciones, las universidades y la sociedad civil para asegurar las condiciones favorables para que estas organizaciones y en la sociedad en general se implementen formas diferentes de hacer economía donde la solidaridad sea el elemento que articula la producción, distribución, consumo y la acumulación de bienes y servicios.

Para ello, es fundamental, avanzar en la implementación de políticas públicas y condiciones institucionales que favorezcan su creación y fortalecimiento, como también, contribuir desde la educación a la activación de ciudadanías para el comercio justo y el consumo responsable y la creación de nuevas competencias para nuevos modelos de negocio, entre ellas, las que tienen que ver con la transformación digital, la asociatividad, el trabajo en red y la activación de circuitos solidarios. En esa ruta, se aportará a la transformación que se necesita para construir una sociedad más justa e incluyente en armonía con el planeta.