"No perjudicar": El diálogo social también beneficia a los pacientes

Los servicios sanitarios actuales, escasamente dotados de recursos, colocan a trabajadores y pacientes en situación de riesgo. Sin soluciones inmediatas viables, ¿qué respuestas pueden darse a este problema mundial? Una nueva publicación de la OIT señala que una mayor cooperación entre trabajadores, empleadores y gobiernos no sólo beneficiará al personal de los servicios de salud, sino también a sus pacientes.

Herido y conmocionado, un hombre es introducido apresuradamente en una sala de urgencias. Una doctora cuyos ojos denotan cansancio se le acerca. Cuando se le pregunta, admite que lleva de servicio dos días sin haber dormido nada.

Puede que la historia sea ficticia, pero ilustra una realidad creciente en los servicios de salud. Se trata de un problema generalizado: cuando se sufre una enfermedad o un accidente, todos confiamos en la asistencia sanitaria ya sea la que prestan curanderos tradicionales o los servicios hospitalarios más modernos, y se estima que el número de empleados en este sector supera sobradamente los 35 millones en todo el mundo.

Sin embargo, la mayoría de la población, como el paciente en la sala de urgencias, tiene la sensación de que algo no va bien en los sistemas médicos que, en el mejor de los casos, hacen la vista gorda y, en el peor, consienten los turnos prolongados de plantillas escasas y unas condiciones de trabajo que colocan a pacientes y profesionales de la salud en una situación de riesgo.

En todo el mundo, se admite comúnmente que la asignación de recursos humanos, financieros y materiales a los servicios sanitarios es deficiente. Muchos países de renta baja dedican, como media, menos del 1 % del PNB a los servicios de salud, y los gobiernos se afanan por mejorar la remuneración y las condiciones de empleo de su personal sanitario.

Reformas, pero, ¿son suficientes?

Con frecuencia, las recientes reformas en la asistencia sanitaria han comprendido procesos de privatización y un mayor recurso a las fuerzas del mercado, dando lugar a un sector sanitario mixto "público y privado". Algunos observadores temen que se cree un sistema de asistencia sanitaria en dos niveles que excluya a aquéllos socialmente desfavorecidos o que carecen de un seguro adecuado o de protección social. En referencia a Estados Unidos, donde el gasto en asistencia pública y privada se divide casi al 50%, la Senadora Hillary Rodham Clinton escribió recientemente que: "los problemas del siglo XXI, como la elaboración de un mapa genético, el envejecimiento de la población y la globalización, se combinan con otros más antiguos como unos costes desorbitados y una elevadísima cifra de no asegurados, para colocar al sistema que hemos heredado del siglo XX en una situación asfixiante". ( Nota 1)

El empleo y las perspectivas profesionales de los trabajadores sanitarios también se resienten. En general, la remuneración en los servicios de salud del sector público se ha deteriorado en la pasada década en la mayoría de los países industrializados. Las mujeres, que representan al 80% de los trabajadores del sector, se sitúan en las escalas jerárquicas más bajas en cuanto a autoridad, retribución y cualificación. Casi una cuarta parte de los incidentes violentos en el trabajo se concentra en este sector. Sólo en 1996, más de 30.000 trabajadores de servicios de enfermería abandonaron la profesión en el Reino Unido, elevando la presión y la carga de trabajo sobre los que permanecen en el ejercicio de esta labor.

Un acuerdo común

La OIT considera que la asistencia sanitaria constituye un derecho básico para todos ( Nota 2). Subraya asimismo que, para que tal derecho se cumpla, deben mejorar las condiciones de trabajo de los profesionales de este sector. ¿Cómo? El diálogo social brinda una clara oportunidad para que gobiernos, empleadores y trabajadores alcancen un acuerdo común y determinen y ejecuten soluciones a problemas específicos. A tal efecto, la OIT publicó recientemente el informe " Social dialogue in the health services: A tool for practical guidance" (Diálogo social en los servicios de salud: una herramienta de orientación práctica).

El documento surgió de una reunión paritaria sobre servicios de salud en Ginebra, donde los representantes de gobiernos, empleadores y trabajadores debatieron a fondo diversas conclusiones sobre el diálogo social. Posteriormente, los mandantes de la OIT solicitaron que tales conclusiones se facilitaran en forma de "herramienta" de orientación práctica, con el fin de establecer y reforzar el diálogo social en los servicios de salud. El informe establece el contexto del diálogo social en el sector y orienta a negociadores y a través del proceso de diálogo social, desde el análisis y las acciones preparatorias a la ejecución y la evaluación.

La herramienta se ha diseñado para su utilización en el contexto del sistema de relaciones laborales del sector de los servicios de salud, que en muchos países evolucionó únicamente a partir de la década de 1980. La legislación relativa al derecho de huelga varía enormemente. En países donde no existen restricciones legales, los empleadores y trabajadores alcanzan acuerdos voluntarios en su mayoría respecto a los servicios mínimos en situaciones de conflicto laboral. En otros países, la adopción de tales acuerdos constituye un requisito legal. Algunos países prohíben todo tipo de huelga en el sector sanitario, aduciendo que éste presta servicios esenciales o como parte de la prohibición de llevar a cabo acciones de conflicto colectivo en el sector público. En ciertos casos, se tiende a sustituir los mecanismos centrales de negociación por regímenes de ámbito local u hospitalario.

En todos ellos, la herramienta puede proporcionar una orientación práctica relativa tanto al contexto, como al proceso del diálogo social en los servicios de salud. Ofrece asimismo listas de comprobación al final de cada apartado para facilitar un examen básico y una ejecución práctica por parte de los usuarios, y tales listas son susceptibles de adaptación a cada país y situación. A lo largo del documento se presentan casos de diálogo social para su consulta y referencia, desde el desarrollo de consejos de salud en Brasil, al lanzamiento de un plan de actividad tripartito en Ghana.

El Juramento Hipocrático es uno de los convenios profesionales más antiguos de la historia, y su premisa principal "Primum non nocere" (Ante todo, no perjudicar) es sacrosanta para todos los integrantes de la profesión médica. Otro elemento esencial del diálogo social en los servicios de salud es el hecho básico de que gobiernos, empleadores y trabajadores no sólo desean abstenerse de perjudicar, sino que también pretenden ofrecer al público una asistencia sanitaria de calidad. Cuidar a los trabajadores de los servicios de salud y garantizar que ejerzan sometidos a unas condiciones de trabajo decentes reforzará, en última instancia, el servicio prestado a los destinatarios finales del diálogo social: los pacientes.


Nota 1 - Clinton, Hillary Rodham: "Now Can We Talk About Health Care?" The New York Times, 18 de abril de 2004.

Nota 2 - Resolución relativa a la asistencia sanitaria como derecho humano básico, adoptada por la Reunión paritaria sobre el diálogo social en los servicios de salud, Ginebra, 21 al 25 de octubre de 2002.