Esta historia fue escrita por la Sala de Noticias de la OIT. Para ver las declaraciones y discursos oficiales de la OIT, por favor visite nuestra sección "Declaraciones y Discursos".

Formas antiguas y nuevas de solucionar los problemas sociales

Aunque las organizaciones sindicales han desempeñado un papel fundamental en el diálogo social entre trabajadores, empleadores y gobiernos, el número de afiliados ha descendido drásticamente en muchos países en los últimos años. Werner Thönnessen, rememorando su larga carrera en el movimiento sindical alemán e internacional, examina algunas formas antiguas y nuevas de adaptación de los sindicatos a esta tendencia, además de hacer frente a los desafíos de la globalización.

Artículo | 11 de noviembre de 2003

GINEBRA - Algunas publicaciones recientes de la OIT muestran un panorama en relación con las normas de trabajo y empleo en el mundo actual que dista mucho de ser positivo.El desempleo declarado ha alcanzado los 180 millones de personas, el nivel más elevado desde la segunda guerra mundial.Y los incumplimientos de las normas de trabajo esenciales de la OIT relativas a la libertad sindical, el trabajo forzoso, el trabajo infantil y la discriminación están muy generalizados. Son muchos, dentro y fuera del movimiento sindical, los que se preguntan dónde están los sindicatos.

Actualmente, en la mayoría de los países industrializados la afiliación a los sindicatos está disminuyendo. Entre 1990 y 2000, el número de afiliados sindicales en el Reino Unido se redujo del 38% al 25% de los trabajadores. En ese mismo periodo, en Alemania descendió del 38% al 22%, según el Instituto Europeo de Organizaciones Sindicales (European Trade Union Institute). Sólo en Dinamarca y en otros países escandinavos se han observado ligeros aumentos en el número de afiliados. Entre tanto, en otras partes del mundo el panorama es similar.

Entre las razones de estas enormes pérdidas de afiliados están el creciente desempleo y una percepción de ineficiencia y falta de atractivo del movimiento laboral. En Alemania, por ejemplo, los salarios mensuales reales se han reducido en 21 euros en 10 años. ¿Por qué debería un trabajador afiliarse a un sindicato en tales circunstancias y seguir pagando las cuotas?

Los nuevos miembros de la población activa están adoptando una postura parecida. Según estudios y encuestas recientes, los jóvenes, las mujeres y los trabajadores no manuales se muestran incluso más reacios a unirse al movimiento sindical. Las organizaciones de trabajadores son conscientes de lo que sucede e intentan adaptarse a la nueva realidad, centrándose en ocasiones en categorías de trabajadores nuevas o aún por conformar.

Una de tales categorías la forma la "clase media" de los trabajadores altamente cualificados. Algunos de ellos han descubierto ya que la negociación colectiva y la solidaridad no son necesariamente categorías anticuadas. Otros han empezado a fundar sindicatos por su cuenta para proteger sus intereses.

Formas antigus

De cualquier modo, hay razones para afirmar que las formas tradicionales de solidaridad siguen siendo un motivo de afiliación sindical. Todos los años, los sindicatos alemanes ganan millones de euros en los tribunales laborales y sociales como compensación al trato injusto recibido por sus afiliados.

Aunque es cierto que las huelgas son más infrecuentes que hace 20 años, siguen constituyendo un último recurso cuando fracasan las negociaciones para conseguir mejores condiciones de trabajo, como lo demuestran algunos ejemplos recientes en el sector de los servicios públicos. Las huelgas que mantuvieron los trabajadores del metal canadiense durante doce semanas acabaron en un acuerdo favorable con una empresa multinacional; la huelga que mantuvo durante casi dos años el sindicato británico AMICUS obligó a una empresa a readmitir a los trabajadores injustamente despedidos; y en la República de Sudáfrica, una huelga ya anunciada contra las gasolineras y los concesionarios de automóviles, fue desconvocada porque los empleadores hicieron unas concesiones considerables.

Con estos ejemplos queda demostrado que los medios tradicionales de solución de conflictos no están anticuados.

Nuevas formas

En todo caso, los sindicatos pueden ofrecer hoy incluso más que esos medios tradicionales de defensa de los intereses de los trabajadores a escala nacional. Entre las nuevas formas de hacerlo se hallan los llamados acuerdos marco entre las empresas multinacionales y el movimiento sindical internacional y otras "iniciativas del lugar de trabajo", que someterá a debate esta semana el Grupo de Trabajo sobre la Dimensión Social de la Globalización del Consejo de Administración de la OIT.

A finales de julio de 2003 se habían concluido 24 de estos acuerdos entre las federaciones sindicales mundiales (FITIM, UITA, FITCM, ICEM y UNI) y corporaciones transnacionales como VW, Daimler Chrysler, Danone, Chiquita, IKEA, Faber-Castel o Anglo-American, según un documento 1 preparado para la sesión del Consejo de Administración de la OIT celebrada en noviembre de 2003.

Los asuntos que suelen abordarse son los derechos de los sindicatos, los derechos de negociación colectiva, información y consultas, igualdad de oportunidades, salud y seguridad, las normas en materia de salario mínimo, así como la prohibición del trabajo infantil y del trabajo forzoso. La eficacia y el alcance de tales acuerdos aún están por ver, pero sí que ejercen presión sobre otros para que sigan el ejemplo.

Aunque la eficiencia de los acuerdos marco depende de la voluntad y la capacidad de los socios para supervisar las cuestiones tratadas en los acuerdos, la creación de organismos de representación de los trabajadores a escala internacional tiene su origen en la determinación de los sindicatos de "hacerse globales" y de intentar sacar conclusiones de la cada vez mayor internacionalización de las actividades empresariales.

En la Unión Europea (UE), estas instituciones han tenido una base jurídica desde 1994. Las empresas con más de 1.000 empleados que desarrollan su actividad en al menos dos países miembros de la UE pueden establecer Comités de Empresa Europeos. Ahora bien, resulta sorprendente que unos organismos como éstos sólo existan en 37% de las empresas en cuestión.

En grandes empresas como Volkswagen, Daimler Chrysler, Ford, General Motors, General Electric, ITT, Leoni, Nissan, Toyota, Siemens e IBM, existen estos comités de empresa mundiales, creados para estas corporaciones transnacionales siguiendo la iniciativa de los sindicatos mundiales y con independencia de los convenios de las empresas en cuestión.

Las actividades de los sindicatos en el sector alemán de la información y las comunicaciones reflejan otra "nueva forma" de solucionar los conflictos. En varias empresas alemanas de este sector, el sindicato pactó acuerdos de forma voluntaria en el ámbito de empresa para acortar el número de horas de trabajo semanales con un salario igual o ligeramente inferior, y sin despidos. Así podrían salvarse miles de puestos de trabajo en las principales empresas.

De acuerdo con el informe del Consejo de Administración, el número de "iniciativas del lugar de trabajo" -incluidos los códigos de conducta, las políticas corporativas y los códigos modelo promovidos por las organizaciones de empleadores y trabajadores y por los gobiernos- pasaron de casi 200 en 1998 a más de 300 en 2003.

La necesidad de aliados

En primer lugar y sobre cualquier otra consideración, en mi opinión, las organizaciones sindicales tienen que reforzar sus propias categorías haciendo más claro su mensaje, reformando sus organizaciones, superando su dedicación a la antigua mano de obra industrial, demostrando un mayor interés por los desempleados, las mujeres y los jóvenes, abriéndose a nuevas ideas y ofreciendo una nueva definición al concepto de solidaridad.

El movimiento sindical internacional es plenamente consciente de la debilidad que tiene en este momento, y de que sólo puede cumplir su función si tiene unos aliados fuertes. Los van a encontrar, en primer lugar, en la OIT, aunque también en otras muchas instituciones de carácter supranacional y nacional, en ONGs, partidos políticos, grupos religiosos, y gobiernos y empleadores con visión de futuro.

Werner Thoennessen es un antiguo representante de la Federación Internacional de los Trabajadores de las Industrias Metalúrgicas (FITIM) y un asiduo colaborador en las publicaciones de la OIT. En el artículo se expone el punto de vista del autor, que no tiene que coincidir necesariamente con el de la OIT.


1 Nota informativa sobre responsabilidad social de la empresa y normas internacionales del trabajo, Consejo de Administración, Oficina Internacional del Trabajo, 288ª sesión, GB 2288WP/SDG/3, Ginebra, noviembre 2003