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La estabilidad en el empleo en los paises industrializados sigue siendo sorprendentemente fuerte

Un estudio de la OIT considera que los mercados de trabajo son menos volatiles de lo que se pensaba

Artículo | 2 de junio de 2003

GINEBRA (OIT online) - Un nuevo estudio de la OIT pone de manifiesto que la estabilidad en el empleo es los países industrializados -medida por la duración del tiempo con el mismo empresario, o por la permanencia en el puesto de trabajo- apenas ha cambiado en los últimos 10 años, a pesar de la extendida creencia de que el lugar de trabajo es cada vez menos seguro.

El estudio señala que esto puede sonar extraño, en una época de crisis económica, de anuncios de recortes de plantilla y de creciente desempleo, pero los mercados de trabajo en la mayoría de los países industrializados siguen mostrando una considerable núcleo de puestos de trabajo estables, con diferentes formas de flexibilidad en el empleo, concentrados en ciertos grupos, organizados en torno a este núcleo.

El estudio muestra que en 2000, por término medio, más del 60 por ciento de todas las personas empleadas en Europa permanecían en su empleo más de 5 años. Dice el estudio que alrededor del 40 por ciento permanece en el mismo empleo durante más de 10 años. Estos porcentajes son muy similares a los de comienzos de la década de los 90.

Sin embargo, el estudio advierte que las diferencias entre países son importantes,. Con un porcentaje aproximado al 25 por ciento de personas empleadas que en los últimos 10 años permanece en sus empleos más de 10 años, la estabilidad en el empleo, aunque no desciende de una forma dramática, es mucho más baja en Estados Unidos que en Europa. Ciertamente, mientras que la media de permanencia en el puesto de trabajo en Europa es de 10,6 años y de 10,9 en Japón, en Estados Unidos es sólo de 6,6 años.

“Incluso si la estabilidad en el empleo es inferior en los Estados Unidos, el mercado de trabajo de este país no es en absoluto una “bolsa” o un mercado en el que la mayoría de los trabajadores son autónomos. Las relaciones de empleo de larga duración siguen siendo bastante comunes. Además, los avances dentro de las empresas, como los sistemas de alto rendimiento en el trabajo, incentivan a las empresas para que mantengan relaciones de empleo estables”, dice el estudio.

Sin embargo, ya que no solamente los trabajadores y sus sindicatos, sino también los empresarios -que quieren una fuerza de trabajo motivada, estable y productiva- desean puestos de trabajo estables, no es sorprendente que el descenso en los empleos de larga duración que muchos predecían no se haya materializado.

Para el objetivo de la OIT de aumentar el desarrollo económico y social en el mundo a través de un trabajo decente, estos resultados son de enorme importancia. Muestran que de hecho un elevado nivel de desarrollo económico y social se corresponde por lo general con un considerable nivel de estabilidad en el empleo. La aseveración de que los países en desarrollo deben exclusivamente tener como objetivo la flexibilización de sus mercados de trabajo a fin de avanzar en el desarrollo, crear empleo y reducir el desempleo parece demasiado simplista. Tan importante o más, es encontrar formas de estabilizar sus mercados y sus puestos de trabajo concediendo al mismo tiempo cierta flexibilidad.

La permanencia media en un empleo en cualquier economía dada también depende mucho de la estructura demográfica de la población activa. En tanto que la permanencia en el puesto de trabajo sigue siendo estable en su conjunto, la relativa a los jóvenes es mucho más corta y decreciente, con una media de 2 años, mientras que la correspondiente a otros grupos de edad por lo general ha aumentado.

El modelo también varía según se trate de hombres o de mujeres. En casi todos los países europeos, la media de permanencia en el empleo de las mujeres es más corta que la de los hombres (en 2000 en la UE, la permanencia media fue de 9,8 años para las mujeres y de 10,6 para los hombres), excepto en Portugal y en Suecia donde las mujeres actualmente permanecen en el mismo empleo más tiempo que los hombres. La brecha de género es particularmente importante en Irlanda, Japón y Países Bajos. Pero por lo general se esta estrechando, ya que la permanencia media para los hombres esta decreciendo (debido al cambio estructural que afecta a los empleos de larga permanencia, por ejemplo en la manufacturación) y las mujeres están manteniendo más tiempo sus empleo, de una manera creciente.

La permanencia en el empleo varía considerablemente de una industria a otra: las permanencias más largas se encuentran en la agricultura y en la administración pública, y las más cortas en la intermediación financiera. El comercio al por mayor y al por menor, y las industrias del catering y turismo, también se caracterizan por cortas permanencias en el empleo. La permanencia en el empleo también tiene relación con el tamaño de la empresa: los trabajadores de grandes empresas en la U.E. tienen una permanencia en el empleo significativamente más larga que los que trabajan en empresas con menos de diez empleados.

Aunque el porcentaje de puestos de trabajo temporales ha aumentado claramente en la mayoría de los países (excepto en Dinamarca, Finlandia e Irlanda donde ha disminuido) y es muy importante en términos de flujos (entradas y salidas del empleo), muchos de estos puestos de trabajo tienden a ser transformados en trabajos permanentes lo que explica los relativamente bajos “stocks” de tales relaciones de empleo. De nuevo, las diferencias entre países son importantes y estos puestos de trabajo se concentran mayoritariamente en los jóvenes.

La estabilidad en el empleo no es equivalente a seguridad en el mismo

A pesar de la descripción global de la estabilidad en el empleo, la seguridad en el mismo sigue siendo una cuestión preocupante. Si se mira la relación existente entre un indicador objetivo de seguridad en el empleo como es la permanencia en el mismo y el nivel percibido de seguridad en el empleo en todos los países, la correlación es muy débil. En países que se dice están en crisis económica, por ejemplo Japón, el sentimiento de inseguridad en el empleo puede ser elevado, a pesar de que la permanencia en el puesto de trabajo en Japón sigue siendo una de las más duraderas del mundo. Por el contrario, con una permanencia menor, pero con sistemas de protección social mejor organizados, como en Dinamarca o en los Países Bajos, la sensación de seguridad en el empleo es más elevada.

Parece que si la colectividad proporciona ingresos alternativos y medidas activas de empleo, las personas tienen menos temor a perder sus puestos de trabajo, a pesar de existir una seguridad en el empleo inferior a la de otros países. Según el estudio, en estos países existe un equilibrio entre protección del empleo y protección social.

En países como Dinamarca y los Países Bajos, tanto la estabilidad del mercado de trabajo como la flexibilidad parecen estar apoyadas por las instituciones del mercado de trabajo. Así, las organizaciones de trabajadores y de empresarios, la negociación colectiva, la normativa reguladora de la seguridad en el empleo y la protección social desempeñan un papel, tanto en la estabilización de la relación de empleo como permitiendo transiciones seguras entre empleos, entre la educación y el trabajo, entre las responsabilidades familiares y el trabajo y entre el empleo y la jubilación, lo que deriva en unos elevados niveles de seguridad en el empleo.

“También existe una relación positiva entre el trabajo decente y la seguridad en el empleo”, dice el estudio. La seguridad en el empleo puede ser proporcionada por empleos estables, pero cuando la recesión acecha o cuando se aceleran los cambios estructurales, los empleos estables están en peligro. En estas situaciones, las personas necesitan tener confianza en sus sistemas de protección social. Pero incluso en ausencia de una crisis, la sensación de que uno no depende únicamente de un empleo específico para asegurarse unos ingresos, de que los cambios están protegidos y de que hay otros empleos vacantes, parecen aumentar la percepción de que existe una seguridad en el empleo. Esta percepción es importante para la economía de igual manera que la baja seguridad tiene un impacto negativo en las decisiones sobre el consumo en los hogares y pueden acelerar una desactivación económica como en el caso de Japón. Así pues, la interacción entre el empleo y la protección social, derivada de la específica flexibilidad en el empleo en el país y en modelos de seguridad, es por tanto de máxima importancia no solo para percibir una seguridad en el empleo dentro del mercado de trabajo sino para el conjunto de la economía.