Palabras de Su Alteza Real el Príncipe de Asturias ante la 101ª Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo

Declaración | Geneva, Switzerland | 8 de junio de 2012
Es un verdadero honor tener esta oportunidad de dirigirme a todos ustedes con ocasión de la 101ª Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo. En estos momentos tan importantes para el futuro de nuestros países resulta inaplazable encontrar conjuntamente alternativas que nos permitan dejar atrás la crisis, esto es: impulsar el bienestar, el crecimiento económico y ofrecer soluciones capaces de crear empleos estables y dignos, especialmente para los jóvenes.

Este es un objetivo principal de esta Conferencia Plenaria: construir un futuro con trabajo decente. Un objetivo al que estoy convencido contribuirán los planteamientos y soluciones aportados en la OIT como organismo intergubernamental en el que están representados los tres protagonistas de ámbito laboral -los Gobiernos, las organizaciones de los trabajadores y las de los empleadores.

Pero antes de continuar, quiero agradecer al Director General de la OIT, Señor Juan Somavía, su invitación y sus palabras de bienvenida, llenas de afecto y amabilidad. Al hacerlo no quiero dejar de sumarme a las voces y sentimientos de muchos, para transmitirle nuestro agradecimiento más sincero por su fructífera labor durante la última década al frente de esta Organización y su contribución al desarrollo de las relaciones laborales en todo el mundo. Permítame felicitarle por el cuidado y la sensibilidad con los que ha el ejercido su alta función. En lo personal, gracias, querido Director General, por sus constantes muestras de consideración y estima.

Señor Presidente,

Cuando S. M. el Rey de España se dirigió por primera vez a esta Conferencia, quiso subrayar la contribución esencial que la OIT había desempeñado para la humanización de la vida laboral en todo el mundo. Esta tarea sigue siendo fundamental en el día de hoy, tiempo en el que millones de personas sufren las consecuencias de la crisis económica actual.

Desde su fundación la OIT ha desarrollado una extensa labor en defensa de las personas vulnerables, en la lucha contra el desempleo, la promoción de los derechos humanos, el desarrollo de instituciones democráticas y la mejora de la vida profesional de las mujeres y los hombres de todo el mundo. En palabras de su actual Director, "trabajar para la justicia social constituye nuestra valoración del pasado, y nuestro mandato para el futuro". Gracias a sus esfuerzos multilaterales la Organización podrá seguir en su papel fundamental de promoción del empleo y los derechos humanos asociados al trabajo.

Hoy vivimos en una época muy distinta de la que vio nacer y contempló los primeros pasos de esta Organización, pero muchos de los retos de aquel tiempo siguen muy presentes. Los cambios se suceden a un ritmo vertiginoso y debemos saber adaptarnos para contribuir efectivamente al logro de vuestros fines.

El proceso de globalización que vivimos responde a una circulación de capitales, bienes y personas sin precedentes en la Historia. Lo que está permitiendo la aparición y el desarrollo de nuevas potencias económicas. Al mismo tiempo, esa globalización económica junto al desarrollo de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) generan unas transformaciones y unos desafíos enormes que requieren urgentemente una respuesta global a la que esta Organización puede contribuir de forma decisiva. Aunque hay que reconocer que millones de personas están saliendo de la pobreza en todo el mundo y que se han producido avances considerables en muchos países, se han generado igualmente grandes tensiones competitivas cuestionándose los mecanismos para garantizar la protección de los derechos humanos en muchas partes del mundo.

Debemos ser capaces, pues, de aportar respuestas eficaces a estos nuevos retos. En este sentido la OIT ha tenido muy presente su compromiso de contribuir de forma efectiva a mejorar la situación de las relaciones laborales. La "Declaración de la OIT sobre la justicia social para una globalización equitativa", adoptada por unanimidad por la Conferencia en 2008, refleja precisamente el amplio consenso acerca de la necesidad de una fuerte dimensión social en la globalización que permita conseguir mejores resultados y que estos beneficien de manera más equitativa a todos.

Por otro lado, las consecuencias que la crisis financiera internacional está teniendo sobre el empleo son insoslayables y, aunque algunos países ya han mostrado signos de recuperación, otros continúan sufriendo sus efectos. En un momento como el actual debemos especialmente actuar y ocuparnos de aquellas personas sin trabajo, de aquellas familias que tienen a todos sus miembros en paro y, en particular, del futuro de los jóvenes que no encuentran oportunidades laborales. Es de justicia hallar soluciones para el presente y el futuro, y es urgente frenar las dolorosas consecuencias que la crisis económica está provocando en el ámbito laboral.

Ante la difícil situación que atravesamos, la Organización ha asumido una participación directa aportando su visión especializada con recomendaciones para superar la crisis económica y crear empleo. La búsqueda de soluciones es una tarea conjunta en la que la OIT ha vuelto a demostrar su firme compromiso.

Efectivamente, en junio de 2009 la Conferencia adoptó el denominado Pacto Mundial para el Empleo donde se abordó la repercusión de la crisis financiera y económica internacional en los ámbitos social y laboral. Quiero subrayar la importancia de este acuerdo porque representa concretamente una respuesta conjunta por parte de los representantes de los Gobiernos, la comunidad empresarial y los trabajadores al dramático aumento del desempleo, el subempleo y el trabajo informal en todo el mundo. Una situación que ha agravado los problemas que ya existían en el mercado de trabajo.

Se ha afirmado que los desafíos globales requieren soluciones globales. En consecuencia el Pacto Mundial -que presta especial atención a los países en desarrollo y a aquellos Estados que disponen de un escaso margen fiscal y de políticas para actuar contra la crisis- ha hecho un llamamiento a favor de iniciativas políticas coordinadas a nivel mundial que permitan maximizar un impacto positivo para el empleo en todo el mundo, promoviendo una recuperación productiva centrada en la inversión, el empleo y la protección social.

Las crisis anteriores nos han enseñado que entre la recuperación económica y la recuperación del empleo suele existir un desfase considerable. Por ello es necesario acompañar las medidas concebidas para impulsar el crecimiento con otras que permitan frenar la destrucción de empleo y que garanticen la protección social de las personas más vulnerables.

No debemos olvidar tampoco que el éxito del Pacto Mundial para el Empleo dependerá asimismo de las decisiones que se adopten en los ámbitos nacional e internacional por los Gobiernos, las empresas, los sindicatos, los parlamentos nacionales, las autoridades locales, la sociedad civil, los donantes y las instituciones multilaterales.

Señor Presidente, permítanme que haga una referencia expresa a mi país:

España forma parte de la OIT desde su fundación en 1919 y las relaciones con este Organismo se han caracterizado por una gran sintonía con sus objetivos y por una colaboración intensa y fructífera. Todo ello se refleja en el hecho de que España sea el Estado miembro con mayor número de Convenios Internacionales del Trabajo ratificados y uno de los países que mayor volumen de fondos viene aportando a los programas de cooperación técnica de la OIT, en especial con los países de Iberoamérica. No quiero, por cierto, dejar de recordar en esta ocasión la gran labor que la OIT desarrolla conjuntamente con la Organización Iberoamericana de Seguridad Social contribuyendo a la mejora de la protección social de los trabajadores en toda Iberoamérica.

En la actualidad la difícil situación del mercado laboral español -el altísimo e inaceptable nivel de desempleo, sobre todo entre los jóvenes- demanda reforzar ese compromiso con la OIT e impulsar el gran potencial del que dispone España.

Me refiero a la voluntad de superación de los españoles ante las dificultades, y a otras realidades objetivas como la amplia diversificación sectorial y geográfica de la economía española, su alta competitividad con empresas líderes en una muchos sectores y a la excelente formación de muchos jóvenes españoles. Quiero subrayar además, que desde 2008 hasta hoy hemos incrementado la productividad real por empleado por encima de la media europea.

De este modo, y en línea con el Pacto Mundial para el Empleo, las distintas administraciones con responsabilidades para impulsar el crecimiento económico y favorecer la creación de trabajo -europea, nacional, autonómica y local- están impulsando medidas encaminadas a paliar la situación del mercado laboral en España y a ofrecer mejoras en el marco jurídico para favorecer el empleo. Medidas que faciliten el crecimiento económico; que permitan el mantenimiento de puestos de trabajo ante las oscilaciones cíclicas; que favorezcan que el crecimiento se traduzca en creación de empleo; que promuevan la sostenibilidad de las prestaciones sociales y que garanticen que las condiciones en las que se desarrolla el trabajo sean dignas y justas.

En España tenemos muy claro que un futuro de mayor progreso pasa por luchar activamente contra el desempleo para que nuestros jóvenes puedan acceder a trabajos sostenibles y de calidad. Se trata de un reto colectivo en el que deben seguir trabajando las administraciones conjuntamente con todos los actores de la sociedad civil y que tiene que contar también con la capacidad de los jóvenes para emprender.

Es preciso eliminar las barreras a la iniciativa empresarial, sobre todo entre los jóvenes, así como darles más capacidad para impulsar proyectos y desarrollar nuevas ideas que incrementen el bienestar en nuestras sociedades. En suma, es necesaria una estrategia que favorezca el emprendimiento y el empleo facilitando que los jóvenes puedan desarrollar sus propios proyectos y convertirse ellos mismos en generadores de crecimiento y de trabajo.

Señor Presidente,

El diagnóstico presentado en el informe sobre Empleo juvenil global 2012 es una buena muestra de cómo la OIT trabaja en buscar soluciones que mitiguen los efectos de la presente crisis económica sobre el mercado de trabajo. Confío en que, facilite encontrar propuestas concretas y ayude a mejorar la situación de la juventud.

Aunque no existen soluciones únicas para hacer frente al desafío del empleo juvenil, resulta preciso adoptar un enfoque integrado que combine intervenciones macro y microeconómicas y que esté orientado tanto a la oferta y la demanda de trabajo, como a la calidad del empleo.

Asimismo, en un mundo tan cambiante es imprescindible coordinar las políticas educativas con las de empleo; deben ser un elemento central de la estrategia económica. Es evidente que los trabajadores bien formados tienen más oportunidades y que las empresas necesitan cada vez mejor capital humano para poder progresar. Por tanto nuestras distintas regulaciones deberían contemplar la formación como un derecho que acompañe al trabajador durante toda su vida laboral. Los ciudadanos necesitan oportunidades para adaptar sus habilidades a este entorno cambiante, se las debemos garantizar. Igualmente son esenciales una formación profesional y una enseñanza o aprendizaje permanentes que respondan a la evolución de las capacidades que demanda el mercado de trabajo. En este contexto las empresas desempeñan un papel muy relevante, sobre todo en lo que se refiere a las inversiones en formación.

Señor Presidente,

Cuando hace cinco años me dirigí por primera vez a esta Asamblea también mencioné mi preocupación por el futuro laboral de la juventud. En aquella ocasión hice referencia a la situación de los jóvenes en los países en desarrollo en los que más de la mitad de la población tenía entonces menos de veinticinco años.

Cinco años más tarde, el problema ha crecido y las dificultades laborales de la juventud se han extendido a muchos países desarrollados. Debemos ser capaces de identificar las medidas que faciliten la adaptación de la juventud a las nuevas circunstancias de una economía global. Porque los jóvenes son nuestro futuro y debemos poder ofrecerles un horizonte de oportunidades y de esperanza que les permita desarrollar su proyecto vital.

Porque la globalización, al hacer universal la economía en todos sus aspectos, también ha universalizado los desafíos. Por eso, es fundamental la existencia de instituciones como la OIT que contribuyan a buscar soluciones globales. En este sentido resulta muy pertinente que uno de los temas de esta 101ª Conferencia Internacional del Trabajo sea "La crisis del empleo de los jóvenes". Un tema que afecta a millones de jóvenes en todo el mundo y que también se abordará en la "VIII Conferencia Iberoamericana de Ministros de Empleo y Seguridad Social" en Madrid el próximo mes de julio, como preparación a la XXII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará en noviembre en Cádiz.

He hecho referencia a algunos de los retos esenciales a los que nos enfrentamos y que han sido abordados por ustedes en las sesiones de trabajo. Les deseo el mayor éxito. Estoy convencido de que la adopción en esta Conferencia de un plan de acción que determine las prioridades en materia de principios y derechos fundamentales en el trabajo para el período 2012-2016 contribuirá a aportar las soluciones a esos desafíos.

Quiero, por último, reiterar mi agradecimiento al Señor Director General por su invitación y transmitirle el reconocimiento profundo de España por la extraordinaria labor desarrollada a lo largo de más de un decenio al frente de esta Organización.

Muchas gracias.