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La lucha contra la COVID-19 no debe suponer el olvido de los 37 millones de personas que viven con el VIH

Mientras el mundo se centra en la pandemia de la COVID-19, no debemos perder los avances logrados en los últimos treinta años a nivel global en la lucha contra el VIH y el SIDA.

Opinión | 19 de mayo de 2020
Afsar Syed Mohammad, Servicio del VIH y el sida en el mundo del trabajo (ILOAIDS)
COVID-19. Cuarentena. Confinamiento. Escasez de medicamentos. ¿Cómo afecta esta situación a los más de 37 millones de personas que viven con el VIH en el mundo?

Lo que me han dicho mis interlocutores de África y Asia es alarmante; los que viven con el VIH no solo se están quedando atrás; están siendo aún más relegados. En esta pandemia, tienen temores muy concretos: la alteración del tratamiento antirretroviral, la pérdida del trabajo y la falta de acceso a una prestación de desempleo y a un seguro de enfermedad.

Aunque el objetivo principal a escala mundial sigue siendo la lucha contra la COVID-19 no hay que olvidar la epidemia de SIDA contra la que el mundo lucha desde hace más de 30 años. Por eso es importante abordar ambos problemas al mismo tiempo.

Este enfoque permitirá preservar todo lo conseguido en la lucha contra el SIDA, y ayudará a resolver los problemas que afrontan las personas que viven con el VIH en esta emergencia sanitaria.

¿Continuarán recibiendo su tratamiento antirretroviral los que viven con el VIH? Si estos pacientes se presentan en un centro sanitario con síntomas compatibles con la COVID-19, ¿recibirán el mismo trato que los demás? ¿Se asistirá a los que viven con el VIH y han perdido el trabajo y sus medios de vida a causa de la COVID-19? ¿Podrán estas personas retomar su trabajo cuando la situación se normalice, y tener acceso a una protección social adecuada?

El análisis de estos interrogantes y la definición de las respuestas debe consultarse con las personas que viven con el VIH. Además, teniendo en cuenta que todavía no se ha conseguido el objetivo de discriminación cero contra las personas que viven con el VIH, no debe permitirse que la COVID-19 agrave la estigmatización y la discriminación, ni se utilice como excusa para ello. En esta pandemia no debe olvidarse el compromiso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU de no dejar a nadie atrás, basado en el principio de proteger los derechos humanos de todas las personas.

© davida3

Proteger los puestos de trabajo de quienes viven con el VIH

El Observatorio de la OIT más reciente sobre la COVID-19 y el mundo del trabajo indica que la COVID-19 ya está afectando a millones de trabajadores de la economía informal que carecen de la protección básica que proporciona un trabajo formal, incluida la cobertura de protección social. La situación es mucho peor para las personas que viven con el VIH. Incluso antes de la pandemia, los datos del Informe GAP del ONUSIDA señalaban que esas personas eran tres veces más propensas a estar fuera del empleo.

Cuando hablé con Daxa Patel, Presidenta de la Coalición Nacional de Personas que viven con el VIH en la India, me dijo que estaban realmente preocupados por la pérdida de empleos e ingresos, y que el cierre de los mercados internacionales y la falta de compradores estaba forzando a las empresas a reducir la producción. En su opinión, los más afectados entre quienes viven con el VIH son los que están en la economía informal o son jornaleros.

Es hora de volver a examinar los regímenes nacionales vigentes en materia de empleo y protección social, para que se incluyan las medidas relativas a la supervivencia económica y el bienestar de las personas que viven con el VIH.

Seguir aplicando la legislación y las políticas, y honrar los compromisos relativos al VIH y el SIDA en el lugar de trabajo

Ya se han formulado muchas políticas y compromisos sobre el VIH en el lugar de trabajo, a nivel nacional, sectorial y empresarial, que apuntan a conseguir la no discriminación y la continuidad en el empleo. También proporcionan orientación sobre el papel de los lugares de trabajo en la mejora del acceso a los servicios de detección, prevención, tratamiento, cuidados y apoyo en relación con el VIH.

Estas políticas no deben interrumpirse debido a la crisis provocada por la COVID-19. De hecho, la pandemia aumenta la necesidad de acelerar la aplicación de las mismas. En tal sentido, cabe tomar como ejemplo el comunicado conjunto de las organizaciones de empleadores y de trabajadores de Uganda sobre la COVID-19 y el mundo del trabajo.

Esta emergencia sanitaria no debe esgrimirse como excusa para olvidar a quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad. La prevención, la detección y el tratamiento del VIH no deben ralentizarse. Deben seguirse aplicando las medidas contra la estigmatización y la discriminación (cuya formulación llevó decenios) para que durante la crisis nadie quede a la zaga, en especial quienes viven con el VIH.

Por Afsar Syed Mohammad, Especialista Técnico Superior, Servicio de Género, Igualdad y Diversidad, y del VIH y el sida en el mundo del trabajo (ILOAIDS)