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El trabajo y el cuidado de los hijos: Una batalla de padres y madres

La OIT utiliza el Modelo de Igualdad de Género del Programa SCORE para animar a las empresas a formular políticas e idear prácticas que promuevan el rol de los padres varones y la distribución equitativa de las responsabilidades domésticas, incluida la negociación del trabajo remunerado y no remunerado.

Opinión | 23 de julio de 2019
Por Carolina Trevisi Coordinadora Nacional de Proyectos, Colombia, SCORE, y Olga Orozco, Responsable de Programas y Coordinadora Regional para América Latina, SCORE

Carolina Trevisi y Olga Orozco
Hace poco nos enteramos de que un amigo se divorciaba y que tendría la guarda exclusiva de su hijo de cinco años. Triste es, sin duda, la ruptura de un matrimonio, pero nos alegró su motivación frente a la perspectiva de las responsabilidades de un padre solo y a tiempo completo.

Este amigo, directivo de una empresa multinacional, estaba muy preocupado por la influencia que tendría sobre su trabajo ese gran cambio en su vida. Le inquietaba tener que decirle a su jefe que dedicaría menos tiempo a las reuniones fuera de horario, que recortaría sus viajes y que estaría menos disponible para asumir imprevistos.

Quería estar más presente en la vida de su hijo: pasar a buscarlo a la escuela, llevarlo a casa, ayudarlo con las tareas, hacerle la cena y estar atento a sus planes y sus ideas.

¿Qué pasaría si una mañana su hijo se despertaba enfermo..?, se preguntó, recordándonos las responsabilidades que asumimos como padres y madres. Nuestro amigo estaba muy preocupado por cómo se reflejaría su nueva situación en relación con el cuidado de su hijo en las evaluaciones del rendimiento laboral, lo que luego determinaría las ulteriores promociones y remuneración.


Percibimos el dilema ante el cual se encontraba: el amor por su hijo, y también el deseo de estar a la altura de sus responsabilidades laborales. Sabíamos muy bien de qué se trataba. Con demasiada frecuencia habíamos tenido esta conversación con nuestras compañeras de trabajo, y esta vez se trataba de un varón. Sonaba raro ver a este ejecutivo seguro de sí mismo expresar su temor a las limitaciones sociales y económicas que suelen expresar las mujeres.

Las exigencias encontradas del trabajo de cuidados no remuerado y el esfuerzo necesario para evolucionar en el terreno profesional no es privativo de las mujeres. Cuando defendemos la protección y el apoyo a quienes asumen tareas de cuidados no remuneradas, promovemos los derechos de las mujeres y de los hombres, además de lugares de trabajo más sanos que sean más productivos. Al mismo tiempo, queremos un mayor equilibrio en la distribución de las tareas domésticas convencionales, pues suele ser la mujer quien asume las responsabilidades no remuneradas en ese ámbito.

Algunas empresas están estudiando formas de ayudar a las mujeres cuando regresan al trabajo después de la licencia de maternidad; por ejemplo, establecen un horario de trabajo flexible. Sin embargo, debemos hablar también de los hombres, pues también tienen necesidades, y muchos quieren cuidar de sus hijos mientras trabajan.

Entre las medidas más eficaces para crear este equilibrio entre el trabajo y el hogar, cabe citar las guarderías a precios más asequibles, la posibilidad de un horario más flexible, el teletrabajo y los sitemas globales de licencia remunerada (de maternidad, de paternidad y parental). Estas ideas no pueden desecharse catalogándolas de “feministas”. Se refieren a la igualdad de trato y de oportunidades para todos los trabajadores. Tienen efectos positivos en el mercado de trabajo, las familias y la sociedad en su conjunto.

La OIT utiliza el Modelo de Igualdad de Género (MIG SCORE) del Programa SCORE para animar a las empresas a formular políticas e idear prácticas que promuevan el rol de los padres varones y la distribución equitativa de las responsabilidades domésticas, incluida la negociación del trabajo remunerado y no remunerado. Tiene que haber más solidaridad entre los miembros de la pareja respecto del cuidado de los hijos, y las empresas han de apoyar a los progenitores varones.