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Trabajo infantil

Proteger a los niños de la necesidad de trabajar

Las medidas de protección social pueden contribuir a reducir la incidencia de trabajo infantil, dice Constance Thomas, Directora del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de la OIT (IPEC).

Opinión | 30 de abril de 2013
Constance Thomas, Directora del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de la OIT (IPEC)
Alrededor de 215 millones de niños en el mundo están involucrados en trabajo infantil. Gran parte de este trabajo es peligroso, arriesgado o hasta nocivo para su salud y para su vida futura. Los niños en todo el mundo deberían tener la posibilidad de vivir una infancia verdadera, deberían jugar, aprender en la escuela y soñar un porvenir más prometedor.

Sin embargo, erradicar el trabajo infantil es una tarea difícil y compleja porque muchas familias envían sus niños a trabajar no porque quieren, sino porque tienen que hacerlo. Estos hogares no cuentan con un ingreso o dinero suficiente para pagar los gastos de atención médica o las matriculas de la escuela, si los niños no trabajan.

Algunas veces estas familias se benefician de programas de protección social que pueden evitar que caigan en la pobreza absoluta. Estos programas rara vez están dirigidos a reducir el trabajo infantil, pero los investigadores de la OIT constataron que pueden tener un efecto colateral importante: con frecuencia, los programas de protección social ayudan a las familias a mantener los niños en la escuela y fuera del trabajo.

Las pruebas de esta afirmación están descritas en el Informe Mundial sobre Trabajo Infantil: vulnerabilidad económica, protección social y lucha contra el trabajo infantil, un nuevo estudio de la OIT.

El informe estudia en detalle las evaluaciones científicas de los programas de protección social desde la perspectiva del trabajo infantil en un número de países.

Trabajo infantil: Datos y cifras
215 millones de niños son víctimas de trabajo infantil. Estas son los datos del más reciente Informe Mundial (2010). La publicación de nuevas cifras está prevista para septiembre 2013:
  • 115 millones de niños están involucrados en las peores formas de trabajo infantil, las cuales comprenden las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre por deudas, la oferta de niños para la prostitución, la utilización de niños para la realización de actividades ilícitas y el trabajo que es perjudicial para la salud, la seguridad o la moral de los niños.
  • 15,5 millones de niños trabajan en el servicio doméstico.
  • El principal sector donde se concentra el trabajo infantil sigue siendo la agricultura (60 por ciento). Sólo uno de cada cinco de los niños que trabajan recibe un salario. La gran mayoría son trabajadores familiares no remunerados.
Los investigadores constataron que con frecuencia se registra una disminución importante del trabajo infantil donde operan programas de transferencias en efectivo. En el marco de estos mecanismos, las familias reciben una cantidad de dinero al mes, algunas veces bajo la condición de que sus niños vayan a la escuela. Un programa de Brasil, Bolsa Familia, contribuyó a una reducción del trabajo infantil en las zonas rurales y urbanas.

El informe encontró además una relación fuerte entre los problemas de salud y el trabajo infantil: cuando el principal sostén de la familia se ve en la incapacidad de trabajar a causa de una enfermedad o de un accidente o cuando un hogar debe pagar por el cuidado de un miembro enfermo, algunas veces la familia debe recurrir al trabajo infantil para atenuar el impacto económico. En Tongo y Zambia, por ejemplo, se observó un incremento significativo en el trabajo infantil cuando un miembro de la familia se enferma o muere. En Zambia, la tasa incrementó en nueve por ciento. Las evidencias indican además una disminución en la asistencia escolar comprometiendo las futuras perspectivas de los niños.

La relación entre salud y trabajo infantil pone de manifiesto el impacto potencial que puede tener la protección social. Un estudio en Guatemala muestra que los niños de los hogares donde al menos un miembro está cubierto por seguro de enfermedad tienen menos probabilidades de trabajar.

La seguridad de los ingresos de las personas de edad – a través de pensiones fiables y garantizadas – puede tener un evidente impacto positivo en los niños que viven en hogares multigeneracionales. Entre 50 y 60 por ciento de los huérfanos en Botsuana, Malawi, Namibia, Sudáfrica, Tanzania y Zimbabwe viven con sus abuelos. Estudios en Sudáfrica y Brasil muestran que las pensiones pueden contribuir a reducir el trabajo infantil y mejorar los resultados escolares.

Los programas de empleo público que proporcionan trabajo para los adultos también tienen el potencial de reducir el trabajo infantil, esto ha sido constatado en Etiopía e India.

Ante esta información, es evidente que las medidas de protección social pueden constituir una parte importante de la respuesta política general al trabajo infantil, junto a la educación, empleos para los adultos y respeto de la ley. Estas medidas pueden además contribuir a inclinar la balanza a favor de los niños cuando los hogares deben decidir sin enviarlos a la escuela o a trabajar.

Para ser más eficaces, cuando se elaboran los programas de protección social, los responsables políticos deberían considerar la manera de maximizar el impacto positivo en los niños.

La OIT aprobó recientemente la Recomendación relativa a los pisos de protección social que promueve la importancia de garantizar un nivel básico de seguridad de los ingresos a lo largo de toda la vida, así como el acceso a los servicios esenciales de salud.

Con sólo 20 por ciento de la población mundial en edad de trabajar que dispone de un acceso adecuado a la protección social, es vital progresar en la extensión de este tipo de programas para todas las familias en el mundo. De esta manera, más niños estarán a salvo de las tareas pesadas y del trastorno que representa el trabajo infantil.

La cuestión sobre cómo la protección social puede ser utilizada mejor para poner fin al trabajo infantil será uno de los muchos temas discutidos en la Tercera Conferencia mundial sobre el trabajo infantil que se celebrará en Brasil en octubre 2013. La Conferencia, que deberá congregar a más de 1.000 participantes, analizará los progresos alcanzados hacia el logro del objetivo de eliminar las peores formas de trabajo infantil para 2016.