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De arquitecto a vendedor ambulante: La discriminación laboral contra las personas que viven con el VIH en el mundo árabe

La mayoría de los países árabes no tienen políticas ni leyes nacionales coherentes que permitan tratar el tema del VIH y el SIDA en el lugar de trabajo. Por lo tanto, carecen de medios para prevenir que el medio millón de personas que viven con el VIH en la región sean discriminadas laboralmente. OIT EnLínea informa desde Amman, capital de Jordania.

Artículo | 30 de noviembre de 2011

Por Farah Dakhlallah

AMMAN, Jordania (OIT EnLínea) – En la esquina de una calle animada de Amman está sentado Karim1, un vendedor ambulante de 36 años, que trata de dirigir la atención de los transeúntes hacia su mercancía. Con suerte, hoy podrá recaudar 30 dólares de la venta de zapatos usados o, como la mayoría de los días, regresará a casa con las manos vacías.

Hace apenas un año el mundo parecía un lugar diferente para este prometedor arquitecto, quien llevaba diseñando rascacielos en el Golfo durante más de diez años hasta que le fue diagnosticado el VIH.

En la mayoría de los países del Golfo, los trabajadores extranjeros están obligados por ley a someterse a una prueba de detección del VIH cuando deben renovar su permiso de trabajo.

Karim, sin sospechar nada, cumplió con el procedimiento de rutina, pero cuando fue a retirar los resultados, la policía lo estaba esperando. Le informaron que era seropositivo, lo arrestaron y deportaron a su país de origen.

“Estaba en estado de shock. Y, lo que era peor, me trataban como un criminal”, recuerda. “En 48 horas fui deportado, sin tiempo para despedirme ni poner mi vida en orden. Por iniciativa propia, ellos informaron a mis empleadores y a la Embajada de Jordania, todo esto sin mi consentimiento”.

Después de pasar una noche en prisión, a Karim le permitieron ir a su apartamento bajo la vigilancia de la policía para que hiciera su maleta. Luego, la policía lo escoltó hasta el avión.

A su llegada, este hombre joven traumatizado fue a la casa de sus padres en Amman, pero no pudo revelarles su condición.

“No encontré el valor para hablar con mi madre y mi padre”, explicó Karim. “Habría suscitado una gran vergüenza en la familia. Además, sabía muy poco sobre el VIH y sentía que no tenía ningún lugar a donde ir”, agregó.

Finalmente, Karim se dirigió a un centro de asistencia y despistaje voluntario para las personas que viven con VIH (PVVIH), subvencionado por el gobierno. El centro le ofreció tratamiento antirretroviral que le salvó la vida, además de importante información y asesoría sobre cómo vivir con VIH.

Poco tiempo después, Karim compartió la noticia con sus familiares, quienes lo ayudaron durante su convalecencia. Con la ayuda de los medicamentos y el apoyo suministrados por el centro, en la actualidad Karim conduce una vida saludable.

Sin embargo, encontrar un trabajo, no fue una tarea fácil.

“No podía buscar trabajo en el sector público, porque habría sido expulsado automáticamente debido a la prueba de detección obligatoria”, explicó. “Muchas empresas privadas que ofrecen cobertura de seguro también han comenzado a imponer este tipo de pruebas para individuar a las personas que viven con VIH. Pasé de una entrevista a otra, pero tan pronto como me pedían que hiciera la prueba, todo había terminado”.

Como nueve de cada diez personas que viven con el VIH en el mundo, Karim es un trabajador productivo y no representa ningún peligro para sus colegas. Pero las PVVIH continúan enfrentando discriminación en el trabajo a causa de una información errónea muy extendida sobre su condición, y a causa de políticas invasivas, como las pruebas de detección del VIH obligatorias, que de hecho las excluyen del mundo del trabajo.

Después de buscar durante meses, Karim pasó a la economía informal para intentar ganarse la vida.

“Pasé de arquitecto a vendedor ambulante”, dice con tristeza. “Todos esos años de experiencia, todas mis calificaciones, se han convertido en nada debido al estigma asociado con mi condición”.

Como no existe ningún sistema de beneficios vigente para las PVVIH en Jordania, Karim no podía permitirse permanecer sin ingresos. Sus padres jubilados también dependían de su apoyo financiero.

“No podía quedarme sin trabajo, mis padres ancianos estaban acostumbrados a contar con las remesas que les enviaba cuando trabajaba en el exterior. Yo era su plan de pensión. En la actualidad, todos estamos luchando para sobrevivir”.

Karim forma parte de los cerca de medio millón de personas que viven con el VIH en la región de Oriente Medio y África del Norte. Según el más reciente informe preparado por ONUSIDA con motivo del Día Mundial del SIDA 2011, esta región registró 59.000 nuevas infecciones del VIH y 35.000 muertes relacionadas con el SIDA en 2010.

1 Karim (el nombre fue cambiado para proteger su identidad) es miembro de Visions Positive, la primera asociación de personas que viven con el VIH en Jordania, establecida en febrero de 2011.