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Sistemas de salud de Europa oriental al borde del colapso

Artículo | 3 de noviembre de 2003

GINEBRA (Noticias de la OIT) - Más de 10 años después de la caída del Muro de Berlín, los servicios de salud de muchos países de Europa oriental han sido corroídos hasta quedar al borde del colapso.

El problema no afecta solamente a los pacientes. Los trabajadores de los precarios sistemas de salud pública son víctimas del estrés, deben soportar malas condiciones laborales y salarios bajos que a veces ni siquera reciben o son cancelados con retraso, de acuerdo con una nueva publicación * de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Internacional de Servicios Públicos (ISP).

"Muchas instalaciones están en un estado deplorable, y con frecuencia resultan peligrosas tanto para los trabajadores del sector como para los pacientes, sin las mínimas condiciones sanitarias", dijo el director del Programa sobre seguridad económica y social de la OIT, Guy Standing.

La reducción en el financiamiento público que deja a muchas autoridades locales sin recursos o sin capacidad administrativa es una de las causas de los problemas del sector. El estudio dice que el gasto total en salud en Europa central y oriental oscila entre 2,6 por ciento del PIB en Rumania y 7,2 por ciento en la República Checa. El promedio de la región es de 5,3 por ciento, mientras que en la Unión Europea llega a 8,5 por ciento.

Standing comentó que esta situación seguramente ha contribuido con un fuerte descenso en la expectativa de vida en Rusia, Ucrania y otros países de la región. Añadió que la crisis pudo haberse visto empeorada por el rápido aumento de las enfermedades de transmisión sexual, del VIH/SIDA, de la tuberculosis y de otras afecciones crónicas.

La escasez de recursos ha llevado a los médicos y a otros empleados en contacto directo con los pacientes a solicitar o esperar un pago extra que es ilegal. Se estima que en Rusia ese tipo de arreglos representan 40 por ciento de los gastos en que debe incurrir una persona necesitada de atención médica.

La seguridad laboral de este sector ha sido afectada durante la transición experimentada por los países de la región, pese a que la reducción de puestos de trabajo y el consiguiente desempleo no ha sido tan acentuada como en otras áreas. Los hospitales, policlínicas, dentistas, centros de diagnósticos o consultorios han comenzado a contratar y despedir personal en forma directa, lo cual afecta la estabilidad de los empleados y concentra el poder en unos pocos altos ejecutivos.

La membresía de los sindicatos del sector ha disminuido en gran parte de la región. En Lituania, por ejemplo, bajó de 100 por ciento en 1990 a 20 por ciento en 2001. En Polonia bajó a la mitad, hasta un 20 por ciento de la fuerza laboral, y la tendencia es similar en otros países.

A pesar que en algunos países como Belarús y la República de Moldova aún se mantiene el sistema de tener un solo sindicato para todo el sector sanitario, la tendencia en la mayoría es a la creación de más sindicatos y asociaciones que se concentran en la protección de empleos muy específicos. Esto es notorio en Croacia, Lituania y Polonia, y el riesgo es que los profesionales más poderosos, los médicos, salgan ganando a costa de una mayoría que cuenta con menor influencia.

El salario de los médicos tiende a aumentar en contraste con lo que ocurre con otros grupos que también forman parte de la fuerza de trabajo del sector salud, en especial en países como Belarús, Croacia y la República Checa.

Otro factor que contribuye a degradar la salud pública es la práctica de conceder largos permisos de ausencia. En países como Kyrgystán, Armenia y Moldova le piden a los trabajadores del sector no acudir a los hospitales y clínicas, pues no hay recursos para pagarles.

En diferentes circunstancias, los trabajadores son obligados a ocupar sus puestos incluso cuando están enfermos, ya que perder el pago de una jornada puede afectar su supervivencia. También se da el caso de trabajadores que son obligados a aceptar contratos a corto plazo sin garantías de renovación, un fenómeno que se repite en Polonia, Latvia y Kyrgystán.

El estudio recomienda una serie de pasos para mejorar los procesos de reforma del sector salud en los países de Europa oriental, para evitar que en el futuro se adopten medidas en detrimento de las condiciones socioeconómicas de los trabajadores. También alerta que los gobiernos y los especialistas en reforma sanitaria deben mirar más allá de los médicos al diseñar las medidas, para considerar también la situación de otros grupos de trabajadores.

Destaca además que las reformas actuales y las que pueda haber en el futuro no deben hacerse a costa de la seguridad laboral en el sector.


* Corrosive Reform: Failing Health Systems in Eastern Europe, by Carl Warren Afford, ILO Socio-Economic Security Programme, ILO, Geneva, 2003.