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Según la OIT, se han subestimado las repercusiones del VIH/SIDA sobre el desarrollo de África y urge cambiar radicalmente las políticas

BARCELONA (Noticias de la OIT) - En un nuevo estudio analítico publicado hoy, la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) señala que las repercusiones económicas y sociales del VIH/SIDA en el África Subsahariana son mucho más graves de lo que se creía, y que las perspectivas de desarrollo de los países afectados se verán seriamente menoscabadas.

Comunicado de prensa | 11 de julio de 2002

BARCELONA (Noticias de la OIT) - En un nuevo estudio analítico publicado hoy, la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) señala que las repercusiones económicas y sociales del VIH/SIDA en el África Subsahariana son mucho más graves de lo que se creía, y que las perspectivas de desarrollo de los países afectados se verán seriamente menoscabadas.

Al dirigirse a la XIV Conferencia Internacional sobre el SIDA, los expertos de la OIT afirmaron que, al tratar los economistas de medir el costo del VIH/SIDA en el África Subsahariana "probablemente se había subestimado de forma significativa el valor de las pérdidas en 'capital humano' que se están produciendo".

"Los efectos de la epidemia en la vida social y económica revisten formas hasta ahora desconocidas", declaró Franklyn Lisk, director del Programa de la OIT sobre el VIH/SIDA y el Mundo del Trabajo. "Las principales consecuencias socioeconómicas del VIH/SIDA se observan en las grandes pérdidas que sufre la fuerza de trabajo y en el nivel y la orientación del ahorro y las inversiones. Todo ello presagia una enorme catástrofe humanitaria, de terribles consecuencias económicas y sociales."

El nuevo estudio 1 presentado por la OIT ante la Conferencia de Barcelona muestra que en todos los sectores profesionales de la región subsahariana de África resulta cada vez más difícil reemplazar a las personas, calificadas o no calificadas, que sucumben ante el VIH/SIDA. Más aún, se ha determinado que, a medida que el SIDA va afectando al personal de servicios públicos y privados esenciales, muchos países no logran encontrar los recursos que necesitan con urgencia, ni siquiera para mantener los actuales niveles de desarrollo económico.

"Se está perdiendo para siempre lo que se tardó decenios en lograr en materia de desarrollo, formación, calificaciones profesionales y educación", dijo el Sr. Lisk. "Afirmar que estas pérdidas pueden compensarse recurriendo a las vastas reservas de desempleados y subempleados es una falacia", agregó.

He aquí algunas de las principales conclusiones del estudio:

  • La epidemia está minando la capacidad de desarrollo, al reducir las reservas laborales, las tasas de ahorro, la seguridad nacional y la cohesión social. Por consiguiente, el desarrollo social y económico resultará más perjudicado en los países con altos índices de infección por VIH, que sufrirán un número elevado de pérdidas laborales por muerte y enfermedad. El problema será tanto más grave en los países donde los índices de infección sean más altos en determinadas categorías sociales y profesionales.
  • Los sectores de la salud y la educación sufrirán directamente los mismos problemas ligados a la sustitución de la fuerza de trabajo y de las calificaciones profesionales que experimentan otros sectores. Pero además, los sistemas de enseñanza y capacitación no logran prepararse para hacer frente a las actuales y probables pérdidas de competencias entre la fuerza laboral.
  • El SIDA está impidiendo que hombres y mujeres contribuyan plenamente al desarrollo, al mantenimiento de la estructura familiar y al sostenimiento de la capacidad productiva a largo plazo.
  • La epidemia está socavando también la capacidad de ahorro de las familias, de las empresas - formales o informales - y de los gobiernos, al incidir directamente en los flujos de renta y en los niveles de gasto. Con el tiempo, esto se traducirá en una caída de la demanda, una reducción de las inversiones, de la producción y de la renta per cápita. 2 Los gobiernos no son capaces de adaptar ni modificar sus planes quinquenales de desarrollo a fin de tomar en consideración las pérdidas en términos de fuerza laboral y de competencias profesionales.

Alcance de la epidemia

La epidemia se concentra principalmente en la población económicamente activa (de 15 a 49 años de edad), y representa una carga desproporcionada para un grupo de edad que cumple funciones sociales y económicas esenciales. En África, esta carga es aún más pesada para las mujeres, que están expuestas a una mayor incidencia de la infección a una edad más temprana que los hombres - lo cual reduce aún más sus años de vida en buen estado de salud - y que asumen una mayor parte de la responsabilidad en lo que atañe al cuidado de los enfermos.

Según estimaciones del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA), el SIDA provocó la muerte de unos 2,3 millones de africanos en 2001; desde su inicio, la epidemia ha matado a unos 20 millones de personas. El ONUSIDA calcula que, en 2001, se produjeron 3,4 millones de nuevas infecciones, y que actualmente están infectados unos 28 millones de africanos.

Según el informe, antes de que termine el decenio, unos 50 millones de personas habrán muerto del VIH/SIDA; asimismo, suponiendo que por cada persona que muere cinco de sus parientes más cercanos resultan afectados, en un plazo de 10 años habrá unos 250 millones de africanos afectados por el VIH/SIDA.

Los esfuerzos para abordar esta verdadera hemorragia de las economías africanas sólo se notarán a largo plazo, debido a las dificultades que supone capacitar a nuevos trabajadores, a la pérdida de posibilidades de formación en el trabajo que resulta de la muerte de los trabajadores más experimentados y al aumento del número de niños que se ven en la obligación de trabajar y que pierden la oportunidad de educarse y de recibir una capacitación.

Uno de los hechos más preocupantes es el grave golpe que la epidemia ha supuesto para la educación en los países del África Subsahariana, región en la que han empeorado los resultados de un sector ya de por sí deficiente. Entre los profesores de secundaria de Malawi, por ejemplo, la tasa de supermortalidad achacable al SIDA es casi el doble de la tasa de mortalidad prevista por causas no relacionadas con el SIDA, mientras que en el caso de los maestros de primaria, la tasa de supermortalidad es del 60 por ciento.

"Es difícil saber cómo mantener el capital humano, habida cuenta de la erosión de la capacidad que se está produciendo actualmente en el sector de la educación", dice el informe. "Las repercusiones que esto tiene para el desarrollo sostenible de la región no se pueden evaluar con precisión con arreglo a los conocimientos de que se dispone en la actualidad acerca de las complejas interacciones en juego. Sin embargo, incluso las evaluaciones más optimistas señalan que los indicadores del desarrollo social y económico son considerablemente más bajos debido a la epidemia."

En el sector público de algunos países, por ejemplo, la mortalidad total se ha multiplicado por diez en el último decenio, debido en gran parte al SIDA; por consiguiente, los gobiernos perderán su capacidad para suministrar bienes y servicios esenciales. En Botswana, el aumento de la mortalidad entre los trabajadores del sector de la salud redujo la capacidad para hacer frente al aumento de la demanda de atención para las personas con VIH y SIDA. Al mismo tiempo, la epidemia está teniendo serias repercusiones entre los jóvenes policías (de 20 a 40 años de edad) de Malawi, lo que afecta a la calidad del servicio y a la estructura de los órganos de orden público.

En el sector informal, donde se concentra la mayoría de los trabajadores de casi todas las sociedades africanas, y sobre todo los trabajadores agrícolas, los datos sobre las consecuencias del VIH/SIDA son escasos por la falta de estudios. Sin embargo, en Kenya y en Côte d'Ivoire se determinó que las enfermedades y la mortalidad debidas al SIDA habían dado lugar a una caída vertiginosa del ahorro, a la pérdida de calificaciones esenciales y de capacidad de organización, y a una reducción de más del 50 por ciento de la producción de alimentos en los hogares en los que sólo un miembro de la familia estaba enfermo de SIDA.

Replanteamiento de las políticas

En el informe se indica que "hay que replantearse las políticas y los programas a fin de reformular las estrategias actuales y adaptarlas a la nueva realidad de un mundo caracterizado por el SIDA". Esto incluye:

  • Redefinir los objetivos del sistema de educación, para darle un carácter más integrador y menos jerárquico, capaz de adaptarse a las cambiantes necesidades de las economías. Esto puede implicar una reasignación de recursos de la educación superior hacia la enseñanza primaria y secundaria, a fin de crear una nueva base de educación y de calificaciones;
  • Redefinir tareas viables en el sector de la salud y adaptar la formación en materia de salud, a fin de hacer frente a las nuevas necesidades que plantea el VIH/SIDA y de proporcionar nuevos mecanismos de prestación de cuidados al creciente número de personas afectadas por el VIH/SIDA;
  • Buscar alternativas para garantizar que los niños puedan acceder a las calificaciones tradicionales, sobre todo en las zonas rurales, a fin de compensar la pérdida del acervo de conocimientos y aprendizajes que se venía transmitiendo por generaciones de adultos que hoy se han perdido por causa del SIDA; y
  • Desarrollar nuevas tecnologías para hacer frente a la creciente escasez de mano de obra, tanto calificada y profesional como no calificada. Esto tal vez exija nuevas formas de planificación, en lugar de depender de las fuerzas endógenas de los mercados de productos y de capital, que son incapaces de adaptarse con suficiente rapidez a las cambiantes realidades del mercado de trabajo africano.

En el informe de la OIT también se pide una mayor participación de los empleadores y de los sindicatos en los esfuerzos de lucha contra el VIH/SIDA, así como la prestación de apoyo a los gobiernos en sus tareas de evaluación y mitigación del impacto de la epidemia.

"No ha habido programas coherentes sobre el SIDA en el lugar de trabajo", declaró el Sr. Lisk. "Debemos subsanar esta situación brindando orientación y asesoramiento técnico a los trabajadores y a los empleadores, basándonos en el Repertorio de recomendaciones prácticas de la OIT sobre el VIH/SIDA y el mundo del trabajo , presentado al período extraordinario de sesiones que la Asamblea General de las Naciones Unidas dedicó al SIDA el año pasado. Lamentablemente, los recursos destinados a este esfuerzo han resultado hasta la fecha insuficientes. La comunidad internacional y los dirigentes africanos deben trabajar conjuntamente a fin de encontrar recursos y la voluntad de formular políticas y programas para el lugar de trabajo en todo el continente".

1 Desmond Cohen: " Human capital and the HIV epidemic in sub-Saharan África", Documento de trabajo OIT/SIDA núm. 2, Ginebra, 2002. ISBN 92-2-113238-2.

2 Según estimaciones del ONUSIDA, la disminución del ingreso anual por habitante en la mitad de los países del África Subsahariana se sitúa entre el 0,5 y el 1,2 por ciento; para 2010, el PIB de los países más afectados podría reducirse en un 8 por ciento.