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LOS MIGRANTES AUMENTAN, LOS TRABAJADORES TEMPOREROS REEMPLAZAN CADA VEZ MAS A LOS MIGRANTES. LAS AGENCIAS DE EMPLEO PRIVADO ENVIAN A MILLONES DE TRABAJADORES A ULTRAMAR

GINEBRA (Noticias de la OIT) - A medida que los países receptores de migración optan por la migración temporal más bien que permanente como fuente de mano de obra barata, no calificada o semicalificada, los trabajadores migrantes de todo el mundo - estimados en un mínimo de 42 millones - tienen que hacer frente a los peligros de la explotación, sacrificando incluso la vida familiar y el hogar a cambio de un salario de miseria, de malas condiciones de trabajo y de una seguridad inadecuada en el empleo, según un informe que acaba de preparar la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Comunicado de prensa | 18 de abril de 1997

GINEBRA (Noticias de la OIT) - A medida que los países receptores de migración optan por la migración temporal más bien que permanente como fuente de mano de obra barata, no calificada o semicalificada, los trabajadores migrantes de todo el mundo - estimados en un mínimo de 42 millones - tienen que hacer frente a los peligros de la explotación, sacrificando incluso la vida familiar y el hogar a cambio de un salario de miseria, de malas condiciones de trabajo y de una seguridad inadecuada en el empleo, según un informe que acaba de preparar la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Aunque muchos de estos trabajadores cruzan la frontera con la esperanza de mejorar su suerte, la explotación es un peligro constante para los migrantes, dice Roger Böhning, funcionario de la OIT y uno de los autores del informe: Hay grandes probabilidades de trato injusto cuando se admite temporalmente a no nacionales para un empleo de duración limitada.

Además, mientras el poder de las agencias de empleo retribuidas, de carácter privado, sigue creciendo rápidamente, muchos trabajadores migrantes - especialmente los que actúan en empleos no calificados, o por lo menos no técnicos - sufren una serie de humillaciones, entre ellas los fraudes, los honorarios excesivos, los empleos que no existen y con frecuencia unas condiciones de trabajo muy malas - y aun peligrosas - sigue diciendo el informe titulado Protección de las categorías de trabajadores más vulnerables.

Los migrantes no reciben casi nunca el mismo trato que los nacionales del país, ni están debidamente protegidos por las normas internacionales del trabajo que ha elaborado la OIT durante más de 75 años.

Buscar soluciones a los problemas de esta categoría intrínsecamente vulnerable y poco protegida de trabajadores, será el tema de una reunión tripartita que se va a celebrar en la sede de la OIT en Ginebra, del 21 al 25 de abril, y a la que asistirán más de 60 representantes de 31 países.

La OIT advierte que el número de personas económicamente activas que están viviendo fuera de sus países sería sin duda muy superior a los 42 millones estimados actualmente si los refugiados y los demandantes de asilo (que, con frecuencia, tienen que sufragar su propio sustento) y los trabajadores clandestinos se incluyesen en esa cifra.

Además de unas condiciones de trabajo inferiores a las normas, los trabajadores migrantes pueden tener otro tipo de dificultades, como alojamientos de mala calidad a precios exorbitantes por culpa de empleadores poco escrupulosos a los que quedan vinculados durante todo el tiempo que dura su permiso de trabajo. A veces están también obligados a contribuir a los fondos de seguridad social sin recibir prestaciones a cambio. Las actividades y los derechos de los trabajadores temporeros suelen estar restringidas, por lo menos al principio. A pesar del bajo nivel de protección social, los trabajadores estacionales son con frecuencia abandonados una vez han terminado su trabajo, y a veces se les impone pasar a un empleo más estable. Los temporeros viven con frecuencia separados de sus esposas e hijos, y a veces incluso quedan separados de la sociedad en general, en zonas de alojamiento restringidas.

El empleo temporal va en aumento, cualquiera que sea el ámbito geográfico o el nivel de desarrollo económico de los países receptores. Por ejemplo, en Canadá (un país tradicionalmente receptor de migración) el número de visados concedidos a los trabajadores temporales se ha cuadruplicado en los últimos diez años. El flujo anual promediado de trabajadores temporales que entran en Canadá fue dos veces y media más amplio que el correspondiente a los inmigrantes con trabajo permanente, puesto que ascendía a 234.000 trabajadores temporales, y a sólo 114.000 trabajadores inmigrantes.

En otro gran país de inmigración, los Estados Unidos, el número de visados no inmigrantes aumenta en un 4 por ciento cada año, habiendo pasado de 340.000 en 1990 a 413.000 en 1995. Si en estas cifras se incluyesen los ejecutivos y hombres de negocios que prestan servicios temporales, el número de trabajadores no inmigrantes hubiese pasado de 3 millones a 3,6 millones.

Lo dicho vale también, en gran medida, en el caso Australia, otro país tradicionalmente receptor de migración. Francia tiene unos 100.000 inmigrantes permanentes, de los que 80.000 provienen de países ajenos a la Unión Europea: los trabajadores temporales incluyen unos 11.000 trabajadores estacionales de Marruecos y Polonia. Alemania tiene unos 150.000 trabajadores estacionales, y otros 100.000 temporeros y trabajadores subcontratados. Un país de ingresos medios, como México, recibe cada año más de 70.000 trabajadores de Centroamérica para trabajos estacionales de carácter agrícola.

A todo lo largo de la orilla del Pacífico, que constituye un destino relativamente nuevo para los migrantes, la migración con empleo permanente apenas existe.

A principios de 1990, Japón estableció un sistema muy elaborado de posibilidades de trabajo temporal para extranjeros altamente calificados y para personas de origen japonés, además de unos planes de formación en el empleo para ciudadanos de países menos desarrollados de la región.

El número de trabajadores migrantes de la República de Corea, que ha elaborado unos planes parecidos de formación en el empleo para el sector de pequeñas y medianas empresas del país se ha casi triplicado en los últimos años, pasando de unos 44.000 en 1992 a 136.000 en 1996.

Los antiguos países socialistas participan también en estas tendencias. En la República Checa había 14.500 personas con permiso de trabajo a mediados de 1992, casi 32.900 en 1994 y 67.300 en 1996, sin contar a los 67.000 eslovacos que había en el país en 1996. En la Federación de Rusia, que antes estaba completamente aislada de las redes internacionales de migración, la reciente abolición del monopolio estatal de las colocaciones incitará sin duda los flujos de migración (aunque las agencias de empleo privadas ya han colocado a centenares de rusos en el extranjero, muchos de ellos en empleos bien remunerados).

Al mismo tiempo, las agencias de empleo retribuidas, de carácter privado, están pasando rápidamente a dominar la organización de las migraciones temporales con casi un 80 por ciento de todos los movimientos laborales que se dirigen desde Asia hacia los países árabes - uno de los flujos migratorios más grandes del mundo - totalmente manejado por las agencias privadas. En Indonesia, Filipinas y Tailandia, las agencias privadas dominan la organización de las migraciones por razones de empleo hacia el extranjero, y ahora controlan entre un 60 y un 80 por ciento de los trabajadores migrantes que se contratan.

El informe se refiere a la indudable eficacia del sector privado y a su facilidad para encontrar trabajadores para todos los empleos, pero pone de relieve un cierto número de consecuencias poco deseables, entre ellas el fraude, los honorarios exorbitantes que cobran las agencias y las condiciones de trabajo, realmente inaceptables, que tienen que soportar los trabajadores migrantes. El informe dice que las agencias de empleo privadas han sido especialmente duras con los trabajadores no calificados o no provistos de especializaciones técnicas.

Aunque las estadísticas sobre el fraude son bastante raras, las malas prácticas que suelen practicarse en la contratación de trabajadores en los países emisores de migración, comprenden:

  • anunciar ofertas de empleo cobrando derechos de inscripción por ofertas que en realidad no existen;
  • retener información o dar falsa información sobre la naturaleza del trabajo y sobre las condiciones de empleo;
  • cobrar honorarios muy superiores al máximo legalmente autorizado o muy por encima del costo real de la contratación;
  • seleccionar a los candidatos sobre la base del dinero que estén dispuestos a pagar para conseguir el empleo, sin tener en cuenta sus calificaciones.

El objetivo de la reunión de expertos es elaborar unas directivas sobre cómo los gobiernos pueden mejorar la protección de los trabajadores migrantes que tienen un empleo temporal y de los que han sido reclutados por agencias privadas. Se espera que la reunión pueda enunciar los principios fundamentales para el trato de los trabajadores migrantes, que están inadecuadamente protegidos por los actuales convenios de la OIT.