TRABAJO FORESTAL: NUEVAS REGLAS PARA PROTEGER A LOS TRABAJADORES Y AL MEDIO AMBIENTE
GINEBRA (Noticias de la OIT) - La Organización Internacional del Trabajo (OIT) está desplegando nuevos esfuerzos para mejorar la seguridad, la productividad y la protección del medio ambiente en la explotación forestal, actividad que ocupa a unos tres millones de personas y que es considerada como una de las tres más peligrosas en el mundo.
GINEBRA (Noticias de la OIT) - La Organización Internacional del Trabajo (OIT) está desplegando nuevos esfuerzos para mejorar la seguridad, la productividad y la protección del medio ambiente en la explotación forestal, actividad que ocupa a unos tres millones de personas y que es considerada como una de las tres más peligrosas en el mundo.
Del 20 al 30 de septiembre se reunirán en la sede de la OIT en Ginebra una treintena de expertos procedentes de diez de los principales países exportadores de productos forestales (Brasil, Canadá, República Checa, Chile, Estados Unidos, Gabón, Malasia, Nueva Zelandia, Sudáfrica y Suecia), con el fin de examinar y adoptar un nuevo Repertorio de recomendaciones prácticas sobre seguridad y salud en el trabajo forestal.
Un aspecto significativo de este Repertorio son las orientaciones que se proponen a los gobiernos, las empresas y los sindicatos de los Estados Miembros, las que están encaminadas a armonizar la protección de la salud y la seguridad humanas con la preservación del medio ambiente y la productividad de la silvicultura.
“El Repertorio debería permitir sobre todo la creación de mejores condiciones de trabajo y el logro de una mayor productividad en el sector”, explica el Sr. Kari Tapiola, Director General Adjunto de la OIT. “La seguridad y la capacitación son factores imprescindibles que deben figurar en los reglamentos y los métodos de explotación de las empresas. Asimismo, es evidente que la preocupación por la seguridad y la salud debe ir a la par con la protección del medio ambiente. Confiamos en que el nuevo Repertorio de recomendaciones prácticas aportará los medios para realizar dichos objetivos”.
Los peligros del trabajo forestal
Cada año, miles de trabajadores forestales mueren, son heridos o quedan mutilados en accidentes provocados por la insuficiencia de las medidas de seguridad y el peligro inherente a las tareas de tala. Además, la negligencia en la explotación tiene también repercusiones en el medio ambiente, al provocarse daños innecesarios a los árboles que quedan en pie.
En prácticamente todos los países forestales la silvicultura es, junto con la minería y la construcción, una de las actividades más peligrosas. La incidencia y la tasa de mortalidad de los accidentes es entre dos y tres veces superior a las registradas en otros sectores industriales. Por ejemplo, para el trabajador forestal de los Estados Unidos la probabilidad de sufrir un accidente fatal en 25 años de actividad es de 1:20.
En muchos países tropicales la situación es peor. Debido a la precariedad de las condiciones de vida y de trabajo, la capacitación insuficiente y los peligros del trabajo en la selva, son muchos los trabajadores que jubilan antes de la edad reglamentaria o cambian de oficio, agobiados por el esfuerzo físico, así como por las discapacidades y las enfermedades profesionales.
Si bien es cierto que los peligros inherentes al trabajo forestal han sido objeto de un escaso interés de la prensa y del público, la silvicultura ha sido a menudo blanco de severas críticas por el daño provocado al medio ambiente. Esto está cambiando, en la medida en que los ecologistas, los gobiernos y los empresarios del sector toman conciencia de que la protección de los bosques y la protección de los trabajadores forestales son necesariamente complementarias.
Por ejemplo, las técnicas erróneas de corte y extracción de los árboles provocan daños extensos e innecesarios, y multiplican los riesgos a que se exponen los trabajadores. En cambio, el control riguroso de la orientación de los derribos permite conservar los árboles jóvenes y los renuevos, reducir el deterioro de los suelos y los recursos hídricos, y al mismo tiempo proteger a los trabajadores. Ello exige disponer de una mano de obra bien capacitada y estable que sea capaz de preservar los recursos forestales, así como la integridad y la salud de los propios trabajadores. Pero para arraigar esta metodología de la explotación forestal se necesitan medios que permitan ponerla en práctica.
La labor más peligrosa del trabajo en los bosques es el derribo de los árboles. Junto con el troceado, la tala provoca más del 70 por ciento de todos los accidentes y prácticamente todas las muertes de trabajadores. De hecho, en algunos países, por ejemplo de Europa oriental, los problemas de seguridad se han agudizado.
Incluso manejada por un perito, la motosierra es una de las herramientas más peligrosas jamás inventadas. Cortes y heridas abiertas son las lesiones más frecuentes que provoca, pero también puede causar sordera y otros daños físicos por efecto de las vibraciones. En efecto, cuando funciona con toda su potencia, la motosierra produce un nivel de ruido tal que causa daños irrecuperables al oído al cabo de sólo 15 minutos. A juicio de los expertos, esta herramienta seguirá siendo el principal factor de riesgo en el trabajo forestal. Hoy se usa extensamente en todos los países desarrollados y se prevé que su empleo aumentará en los países en desarrollo, al crecer la proporción de madera proveniente de plantaciones.
Además de las lesiones auditivas y las provocadas por las vibraciones, el extremo rigor físico y climático de esta actividad obliga a muchos trabajadores a retirarse prematuramente o a cambiar de oficio.
El nuevo Repertorio de recomendaciones prácticas
El nuevo Repertorio se basa en la experiencia internacional acumulada en los últimos años, la que ha demostrado que el enfoque que consistía en ocuparse esencialmente de los aspectos técnicos, como el diseño de las máquinas, y del lugar de trabajo estaba condenado al fracaso. Los bosques no son fábricas, es decir, entornos de trabajo estables donde se desarrollan procesos de trabajo extremadamente normalizados. También ha quedado claro que para lograr una mayor seguridad en un medio tan difícil se requiere la cooperación de todos los interesados. El proyecto de Repertorio define un marco jurídico e institucional para la seguridad de la silvicultura, en el que se atribuyen funciones específicas a los gobiernos, los empleadores, los trabajadores, los propietarios de bosques, las inspecciones del trabajo, los fabricantes de maquinarias y otras personas o entidades interesadas. Uno de los factores decisivos es el establecimiento de un sistema de formación profesional abierto a toda la fuerza de trabajo del sector, que permitirá obtener niveles de calificación debidamente comprobados y certificados.
El nuevo Repertorio concierne a todas las categorías de trabajadores forestales, incluidos aquellos grupos afectados por una proporción de accidentes superior al promedio, como son los trabajadores subcontratados, los independientes y los granjeros madereros. El texto hace hincapié en que la seguridad es una responsabilidad de los más altos niveles de dirección a nivel nacional, pero sobre todo en la empresa y en cada lugar de explotación, y presenta las líneas generales de un sistema de gestión de la seguridad en las empresas que integra ésta en la labor general de administración. Por otra parte, establece que la capacitación y la certificación obligatoria de las calificaciones profesionales son una condición indispensable para la seguridad en el trabajo forestal. En particular, comprende orientaciones técnicas detalladas sobre tala de bosques y sobre algunas tareas de alto riesgo, como son el trepar a los árboles, el troceado de árboles derribados por el viento y la lucha contra incendios forestales. Estas orientaciones se proponen para ayudar a los países y empresas que no se han dotado todavía de reglamentos específicos sobre silvicultura.
La función de la gestión de la seguridad
La seguridad depende esencialmente de la empresa y su dirección. La estrategia sugerida en el proyecto de Repertorio consiste en enfocar la seguridad como una función de la dirección, situada en el mismo nivel que los demás objetivos de la empresa. Por lo tanto, no se trata de encargarla a una estructura separada y aplicarle reglamentos especiales, sino de incorporarla plenamente a la gestión general. Las medidas técnicas surtirán efectos sólo cuando se disponga de un sistema de gestión de la seguridad, de personal capacitado y de una planificación y organización idóneas del trabajo. Cabrá esperar entonces que los trabajadores adopten prácticas laborales seguras. Para compensar la carencia de reglamentación específica sobre seguridad en la silvicultura de que adolecen muchos países en desarrollo, en el proyecto de Repertorio se han previsto orientaciones técnicas sobre las labores más importantes.
Está previsto que una vez que el Consejo de Administración de la OIT adopte oficialmente el Repertorio, en noviembre del presente año, se inicie una campaña de divulgación y aplicación del mismo. La seguridad no es un tema puramente moral. En algunos países, las primas de seguro de accidentes son un factor de costos importante, y las pérdidas correspondientes a costos directos e indirectos superan ampliamente el gasto que suponen los programas de prevención. Sólidamente fundamentado en diversas investigaciones, uno de los argumentos más convincentes será el que reza: “La seguridad es necesaria y también rentable”.