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Desarrollo rural

Timor-Leste: Una carretera hace renacer una comunidad

El proyecto de la OIT “Mejorar la accesibilidad de las zonas rurales” construyó 140 kilómetros de carreteras rurales de alta calidad, dando vida a las poblaciones de Timor-Leste.

Reportaje | 1 de octubre de 2015
Pedro Soares de Fatima recoge los granos de café
© M. Kearney / OIT
RAILACO LETEN, Timor-Leste (OIT Noticias) – Pedro Soares de Fatima, un canoso cultivador de café, cuenta cuán agotador era para él y sus amigos llevar el café al mercado, antes de que la carretera de la aldea fuese rehabilitada.


“El camino era largo, muy largo y sólo contábamos con nuestras propias fuerzas para llevar el café a Railaco”, explicó, señalando su torso fibroso.

“Salíamos a las cuatro de la mañana y no llegábamos antes de las nueve o diez a.m. Familias enteras cargaban en sus espaldas los pesados sacos de café y caminaban durante 10 horas para regresar a Railaco. Si el café no se vendía en Railaco, tenían que caminar todo el día para llegar a Gleno, a más de 30 km”, contó.

A cambio de sus esfuerzos, los cultivadores de Ermera recibían sólo de 20 a 25 centavos de dólar por kilo de café, lo cual los convertía en los cultivadores de subsistencia más pobres de Timor-Leste.

Pero la reparación de los 14 km de carretera, que une a Railaco Leten con la carretera principal Railaco-Ermera cambió todo.

Los compradores de café pueden venir con grandes camiones y comprar los granos maduros directamente a los cultivadores de la aldea, el precio subió a 40 centavos por kilo.

Tenemos la impresión de que esta carretera hizo renacer a nuestra comunidad.”

Pedro Antonio Soares, cultivador de café y supervisor de los trabajadores de la aldea
“Tenemos la impresión de que esta carretera hizo renacer a nuestra comunidad”, declaró Pedro Antonio Soares, quien además de cultivar café, supervisa a los trabajadores de la aldea, “Actualmente, los compradores llegan y nosotros le vendemos el café aquí mismo.”

En 2012, los cultivadores ganaban entre 2 y 4 dólares semanales vendiendo en el difícilmente accesible mercado de Railaco. La carretera reparada, que ofrece una alternativa y una conexión más rápida con la aldea vecina de Aileu, ha cambiado todo y el mercado ahora es muy concurrido. El comercio entre los distritos ha impulsado las ventas semanales a hasta 25 dólares a la semana. En un país donde cerca de la mitad de la población vive con menos de 1,25 dólar al día, este es un incremento significativo.

La carretera fue construida gracias a un financiamiento de la Unión Europea en el marco del programa de la OIT sobre carreteras rurales, “Mejorar la accesibilidad en las zonas rurales” (ERA en inglés). En total, ERA ha construido 140 km de carreteras rurales de alta calidad en seis distritos rurales de Timor-Leste para reemplazar los caminos de tierra llenos de baches y sujetos a los deslizamiento de tierra, que eran muy difíciles de transitar.

Un camino hacia el empleo

La reparación de la carretera también ha aportado otro beneficio: el empleo. Pedro Antonio se sorprendió cuando supo que la empresa de construcción tenía previsto contratar mano de obra local no cualificada, principalmente para permitir a los cultivadores de café construir y mantener la carretera durante la temporada baja.

“A lo largo de los últimos 100 años nunca nadie había involucrado a la comunidad, hasta que llegó el proyecto ERA” contó. “Esta es una gran oportunidad para nuestra comunidad, estamos realmente muy contentos”, agregó.

Desde 2011, el programa ha dado trabajo a 8.000 personas de las comunidades rurales. Además formó a 400 directores de empresas sobre cómo fijar los precios de las licitaciones, elaborar planes financieros, emplear y formar la mano de obra local.

Trabajadoras que realizan trabajos de construcción de carreteras
Otro debut, el proyecto integró a mujeres; ellas trabajaron al lado de los hombres, realizando prácticamente las mismas tareas físicas.

“Al principio estaba sorprendida porque el trabajo consistía en construir toda una carretera. Pero sabía que podía hacerlo, en el hogar llevo a cabo labores muy difíciles”, declaró Antonetee de Jesus Soares una agricultora de 23 años.

Lorenco Fatima de Jesus, jefe de Railaco Leten desde hace muchos años, ha sido un ferviente defensor de los derechos de las mujeres, apoya a la jefa de su aldea y reconoce el derecho de las mujeres a participar en la toma de decisiones de la comunidad. Sin embargo, dudaba de su capacidad para realizar un trabajo físico arduo, pero el proyecto ERA de construcción de carreteras le hizo cambiar de opinión.

Las mujeres trabajan más duro

“En primer lugar, las mujeres se esfuerzan más, no fuman, trabajan sin chismear”, dijo con una sonrisa, mientras mira a una joven mujer sacar con una pala la tierra de un canal de drenaje.

El supervisor de la comunidad, Pedro Antonio Soares, confirma que la actitud recia de las mujeres en el trabajo es contagiosa.

“A ellas les gusta su trabajo, lo hacen con facilidad y motivan a los hombres, y juntos bromean y se divierten, de manera que los hombres trabajan más cuando hay mujeres en el equipo”, agregó.

Por Marianne Kearney, consultora de la OIT para el proyecto ERA