Esta historia fue escrita por la Sala de Noticias de la OIT. Para ver las declaraciones y discursos oficiales de la OIT, por favor visite nuestra sección "Declaraciones y Discursos".

Prevención del VIH

El apoyo a jóvenes emprendedores de Malawi reduce los riesgos relacionados con el VIH

Un programa de la OIT en Malawi ofrece apoyo a cientos de jóvenes expuestos a un alto riesgo de infección del VIH para convertirse en emprendedores.

Reportaje | 12 de julio de 2013
Distrito de Karonga , Malawi (OIT Noticias) – Alice Mboma es una prostituta de 28 años que vive en el distrito de Karonga, en el norte de Malawi. Algunas veces sus clientes se niegan a pagar o le amenazan físicamente y a duras penas gana lo suficiente para vivir. Con poca preparación y un nivel bajo de educación, Mboma se mantiene a sí misma y a sus padres ancianos, y se expone constantemente al riesgo de contagio del VIH.

El suyo no es un caso aislado. La mayoría de los jóvenes de Malawi, que constituyen la gran parte de la población, se gana la vida en el sector informal, con pocas oportunidades de hacer otra cosa. Con frecuencia están excluidos de la respuesta nacional al VIH, en parte porque es difícil llegar hasta ellos. Para intentar revertir esta situación, la OIT ha lanzado una iniciativa dirigida a los jóvenes con un enfoque que va más allá de los esfuerzos tradicionales de prevención del VIH.

“Creemos que si las mujeres y hombres jóvenes tienen una independencia económica su vulnerabilidad al VIH se reducirá”, explica Patrick Makondesa, Coordinador nacional de proyecto OIT/Sida en Malawi. “Es necesario abordar los factores subyacentes que conducen a una conducta arriesgada e incorporar los esfuerzos de prevención del VIH en el marco de una política más amplia.”

Creemos que si las mujeres y hombres jóvenes tienen una independencia económica su vulnerabilidad al VIH se reducirá.”
En 2010, la OIT se puso en contacto con la Asociación Karonga Cargo (KACA), que representa a alrededor de 4.000 chóferes de bicitaxis, sobre todo jóvenes, que trabajan en la transitada autopista M1, en la frontera entre el norte de Malawi y Tanzania. Las bicicletas son el principal medio de transporte de los trabajadores informales en esa zona, pero su trabajo pone en peligro a los conductores de taxi porque muchos clientes (incluidos los trabajadores del sexo) con frecuencia quieren pagar con servicios sexuales en vez de en efectivo, para ahorrar lo poco que ganan.

El proyecto, financiado por la Agencia Sueca de Cooperación (Sida), utiliza las herramientas de formación de la OIT para ayudar a mejorar la organización de KACA y a fortalecer el desarrollo de cualificaciones empresariales de sus miembros. Durante un período de dos años, el proyecto ha formado a un grupo de 54 preparadores, quienes a su vez han impartido formación a 500 jóvenes conductores de bicitaxis. Los mensajes que animan a cambiar de actitud hacia el VIH forman parte de la formación.

Debido a que los trabajadores del sexo utilizan los bicitaxis con mucha frecuencia, los miembros de KACA decidieron invitarlos a formar parte de su asociación. “Somos socios comerciales”, explica Billy Mwaisangu, presidente de KACA. “Interactuamos con mucha frecuencia y queríamos llegar hasta ellos; pensamos que hablar del VIH tendría un impacto positivo para ambas partes. Por ejemplo, podemos conversar sobre el uso de preservativo.”

Alice Mboma aprovechó la oportunidad de involucrarse en el proyecto, y su dedicación fue rápidamente recompensada con un papel de liderazgo en representación de los trabajadores sexuales en KACA. Participó en una sesión de formación de la OIT sobre desarrollo de capacidades empresariales que comprendía la elaboración de presupuestos y la planificación, y en la actualidad es formadora.

Entusiasmada por la idea de crear una empresa, ahorró dinero para establecer un pequeño negocio de compraventa de cacerolas y arroz con los agricultores de la aldea. Ganó dinero suficiente para abrir su propia cuenta de ahorros en el banco, algo que jamás se atrevió a soñar. “Estoy muy orgullosa”, dice.

Rodgers Simwanza es chófer de bicitaxi y secretario de KACA. Explica por qué ahora tiene menos dificultades para tratar con los clientes que intentan ofrecerle un servicio sexual en vez de pagarle la tarifa. “Me atengo al argumento de que necesito dinero y no sexo, y ya no acepto este tipo de propuestas”, afirma. Esto le ha llevado a perder algunos clientes, pero asegura que la formación de la OIT sobre desarrollo empresarial ha ampliado su radio de acción. Además de trabajar como chófer de taxi, ha comenzado a vender ropa de segunda mano.

“El programa de la OIT ha cambiado mi modo de pensar y de planificar, y mi visión general de la vida”, afirma Billy Mwaisangu. “Lo que más me impactó de la formación fue que necesitaba un plan de negocio.” Mwaisangu decidió vender una de sus dos bicicletas e invirtió el dinero para abrir una pequeña tienda de alimentos en su aldea, que atiende junto a su esposa.

El proyecto OIT/Sida ha ayudado a aflorar el enorme potencial existente entre los jóvenes de la región: “Si no fuese por la OIT no podría estar donde estoy hoy. Sin este programa seguiría bloqueado sin ni siquiera pensar en la posibilidad de progresar”, agregó Mwaisangu.

Para 2013, la OIT tiene prevista la creación de un pequeño fondo de préstamos para todos los miembros de KACA que recibieron formación y desarrollaron un plan de negocio aceptable, de manera que más personas se puedan convertir en empresarios.

KACA es una de las cuatro asociaciones del sector informal a las cuales está dirigido el proyecto OIT/Sida, que involucra a 10.000 personas en cuatro importantes ejes de transporte del sur de África. La asociación tiene un programa activo de educación grupal y una pequeña compañía de teatro cuyo mensaje de prevención ha llegado a más de 1.560 personas. El número de miembros se ha incrementado de 3.000 a 7.000 gracias a que los jóvenes perciben las ventajas de pertenecer a la asociación.

“Este programa contribuye a ofrecer a los jóvenes preparación y oportunidades para ser más autosuficientes, y al mismo tiempo reducir su vulnerabilidad al VIH”, señala Makondesa. “Es estimulante ver la manera en que asumen el control de sus vidas.”