Esta historia fue escrita por la Sala de Noticias de la OIT. Para ver las declaraciones y discursos oficiales de la OIT, por favor visite nuestra sección "Declaraciones y Discursos".

Myanmar

Un nuevo camino para superar la adversidad

El proyecto de infraestructura de la OIT en la zona del delta de Irrawaddy en Myanmar, no sólo restableció el acceso a las aldeas devastadas por el ciclón Nargis en 2008, sino que también generó una animada vida comunitaria.

Reportaje | 14 de junio de 2013
MAEIKTHALINKUNE, Myanmar (OIT Noticias) – Los niños se aglomeran alrededor del carrito que vende granizados y charlan mientras escogen uno de los jarabes de colores brillantes para darle sabor al hielo granizado. El vendedor, Ko Hla Htay, los atiende uno por uno y luego se prepara para dirigirse a la próxima aldea.


“Antes tenía una tienda, pero esto es mejor”, afirma mirando el sendero que une Maeikthalinkune y Myatthaywawa, dos aldeas de pescadores en el delta de Irrawaddy.

“Pero estoy preocupado por el comienzo del período escolar porque habrá estudiantes en sus bicicletas y no habrá suficiente espacio en el sendero para pasar con mi carrito”.

En 2009, cuando la OIT construyó el camino, las dificultades de los vendedores de helado que negocian su derecho de paso con docenas de ciclistas no podían estar más lejos de la mente del ingeniero del proyecto.

Devastación

Cuando el ciclón Nargis azotó Myanmar en mayo 2008, ocasionando la muerte de más de 130.000 personas y arrasando la región del delta, estas dos aldeas pequeñas y aisladas fueron entre las más afectadas.

El año siguiente, la OIT construyó 20 embarcaderos, así como 80 kilómetros de senderos y unos 50 puentes que unen Maeikthalinkune, Myatthaywawa y otras aldeas vecinas, como parte de los esfuerzos de recuperación de la crisis de Naciones Unidas.

Antes del pasaje de Nargis, no existía prácticamente ninguna interrelación entre las aldeas, aunque se encuentran muy cerca una de la otra, porque estaban separadas por ensenadas o aisladas por el bosque que era difícil de atravesar a pie durante la estación seca e imposible durante los monzones.

“Construimos los embarcaderos y los caminos para que hacer accesibles las aldeas y crear trabajo para aquellas personas que lo habían perdido todo”, explicó Sonish Vaidya, ingeniero del proyecto de la OIT.

“Poco después, las personas comenzaron a comprar bicicletas, y a caer de ellas porque no sabían como ir en bicicleta. Hasta ese momento no habían tenido ninguna utilidad para ellos. Con las bicicletas llegó también el comercio entre las aldeas, se establecieron tiendas y construyeron una escuela más grande para recibir a los niños de otras zonas”.

U Tin Chit, un anciano de la aldea, contó que las alrededor de 600 personas que viven en Maeikthalinkune tenían muchas dificultades para enfrentar sus vidas cotidianas, en especial cuando se trataba de llevar los niños a la escuela, o acompañar los enfermos o los ancianos al hospital.

“Las sendas del bosque con frecuencia estaban cubiertas de barro, las personas tenían que desplazarse en bote, y no era posible mandar los niños o los ancianos en el bote por sí mismos, así que toda la familia tenía que acompañarlos. Hoy día, los niños pueden ir solos a la escuela, y es más fácil llegar al hospital”.

El comerció también prosperó. U Kyaw Naing, es dueño de una tienda, trabajó como supervisor local del proyecto de la OIT. Nos invita a su casa, que es también su tienda. En una esterilla están dispuestos cuidadosamente arroz frito, galletas de camarón, frutas y dulces de coco y arroz.

“Antes del ciclón tenía una tienda pequeña, pero no me iba muy bien. Hoy día tengo una mucho más grande y le vendemos también a otras aldeas”.

Una antena parabólica en el techo de este fanático del Manchester United quizás sea una señal de que el negocio está prosperando.

A unos quince minutos de distancia a pie por el camino se llega a Myatthaywawa, donde Daw Myint Myint San cuida de sus niños pequeños.

“Las personas tenían que viajar en bote, y eso tomaba tiempo. Ahora, simplemente pueden caminar”, contó. Como los hombres de la aldea vecina, ella coincidió en que los caminos y los puentes han permitido un mejor acceso a la atención médica y a la educación.

Pero también hay otros cambios, más sutiles. De regreso a la primera aldea, U Hla Htwe, quien se encarga del cine y además es el jefe de la aldea, explicó que antes de que fuesen construidos los senderos y los puentes, cada aldea dirigía sus asuntos de manera independiente de las otras. En la actualidad, con relaciones más estrechos entre ellos, los habitantes de las aldeas se reúnen para discutir problemas comunes y, en el proceso, aprenden a negociar y lograr consenso.

La comunidad local está creciendo: los habitantes de las aldeas formados por la OIT para trabajar en el proyecto están construyendo nuevos caminos que conectan con otras aldeas.

En lo que se refiere a los habitantes de Maeikthalinkune, cuando les preguntamos qué otros cambios podrían mejorar sus vidas, después de una discusión animada, U Tin Chit respondió en nombre de todo el grupo: “Un camino más amplio”.