Filipinas e Indonesia: El Trabajo Infantil en la Industria del Calzado
En Indonesia y en Filipinas, la industria del zapato asegura un ingreso a muchas familias pobres. Un programa de formación de la OIT para mejorar la seguridad en los lugares de trabajo, les incita a enviar a sus hijos a la escuela.
Transcripción:
Hasta hace poco, Jerek, un muchacho de 13 años, trabajaba largas jornadas junto a sus padres en un taller de fabricación de calzado, al igual que muchos otros niños de Bin an, Filipinas. Pero las condiciones de trabajo de Jerek, caracterizadas por la falta de luz y ventilación y el uso de pegas sumamente tóxicas, fueron tan nocivas para su salud que se enfermó e incluso dejó de crecer.
Nory Tobias, Director, OHF
Primero concientizamos a los padres sobre los riesgos que corren sus hijos trabajando en tales condiciones, en piezas estrechas y mal ventiladas donde respiran vapores químicos altamente tóxicos...
Este año, Jerek ha sido incorporado al programa nacional Open Heart Foundation que, en asociación con la Organización Internacional del Trabajo, imparte a los padres de esos niños una formación sobre salud y seguridad en el trabajo. Este programa también distribuye útiles escolares para alentar a las familias pobres a que escolaricen a sus hijos.
Jerek
Después que dejé de trabajar, mi salud se mejoró y ¡volví a crecer! Ahora sólo ayudo a mis padres durante mis ratos libres. Y soy buen alumno en el colegio.
El trabajo infantil en la industria del calzado no existe únicamente en Filipinas. Se observa un fenómeno similar en Indonesia.
Según el nuevo informe global de la OIT sobre el trabajo infantil, la industria manufacturera emplea al 9 por ciento de los niños que trabajan en el mundo.
En la trepidante ciudad indonesia de Bandung, es común ver niños que trabajan en talleres artesanales de fabricación de calzado. Rosadi, 16 años, estuvo casi cinco años fabricando zapatos en uno de estos talleres insalubres. Cuando tenía once años, sus padres lo habían obligado a comenzar este trabajo.
Rosadi
Sufría problemas de salud. A menudo tenía mareos e infecciones respiratorias debido a las sustancias químicas utilizadas en el taller y la falta de ventilación. Además estaba celoso de los otros niños que iban a la escuela.
Gracias al programa de formación implementado por la OIT, ahora Rosadi está tomando clases de computación. También recibe una formación para poder convencer a otros niños de dejar de trabajar como él lo hizo.