Esta historia fue escrita por la Sala de Noticias de la OIT. Para ver las declaraciones y discursos oficiales de la OIT, por favor visite nuestra sección "Declaraciones y Discursos".

Nuestro impacto, sus historias

Agua limpia para vivir y facilitar medios de subsistencia durante la pandemia

La pandemia de COVID-19 ha aumentado la necesidad de agua limpia para prevenir infecciones y ha dificultado el acceso a la misma de determinadas comunidades aisladas o vulnerables. En Filipinas, un proyecto de la OIT-Japón contribuye a la mejora de los sistemas de abastecimiento de agua, a la creación de empleos locales y promoviendo condiciones de trabajo seguras y saludables.

Reportaje | 1 de septiembre de 2020

MAGUINDANAO, Filipinas (OIT Noticias) – Hace solo varios meses, Anelie Salazar vendía pasteles de arroz en escuelas y lavaba ropa para ayudar a mantener a su familia. Antonio, su esposo, de 46 años, cultiva cocos y es conductor de motocicleta; ambos tienen tres hijos en edad escolar.

La madre, de 41 años, realizaba un trayecto a pie de un kilómetro a diario hasta la fuente de agua limpia más cercana, para complementar el galón de agua destilada que compraban por 4 dólares.

"Aunque suministran agua en la escuela de los niños, no siempre es suficiente para toda la comunidad, así que recojo agua de lluvia. No es seguro beber el agua que ha discurrido por superficies sucias y mi recipiente también se ensucia y embarra cuando llueve durante mucho tiempo, pero no tengo otra opción", señala Anelie Salazar, y añade que sus hijos enfermaron y padecieron fiebre y diarrea después de beber agua de un cubo.

Eso sucedió antes de que la pandemia de COVID-19 afectara a su comunidad.

"La vida es más difícil ahora. Mi marido y yo hemos perdido nuestros ingresos como consecuencia de la COVID-19, y apenas sobrevivimos. No tenemos dinero para comprar agua limpia para beber y lavarnos las manos, y mucho menos para comprar mascarillas y desinfectantes para las manos", afirma.

La COVID-19 ha puesto de manifiesto los retos y las desigualdades que existen en comunidades como las de la Sra. Salazar, en la Región Autónoma de Bangsamoro, situada en el Mindanao Musulmán (BARMM). En esa zona, que durante muchos años se vio asolada por un conflicto armado, muchas familias en situación de pobreza reciben un suministro de agua deficiente y contaminado, lo que las hace vulnerables frente a las enfermedades que se contagian por el agua. Según la Dirección de Datos Estadísticos de Filipinas, en 2019 una cuarta parte de las familias de la región no tenía acceso a agua potable.

Agua potable y trabajo decente

En 2019, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con el apoyo del Gobierno del Japón y en colaboración con el gobierno local de Upi del Sur, la Asociación de Padres y Profesores TCES y el Ministerio de Trabajo y Empleo (MOLE), puso en marcha un proyecto para mejorar los servicios de abastecimiento de agua y saneamiento y fomentar la creación de empleo decente.

En el proyecto participan excombatientes y grupos vulnerables como pueblos indígenas, mujeres, jóvenes y personas con discapacidad. Se prevé que el proyecto redunde en beneficio de alrededor de 12.000 hogares locales.

La Sra. Salazar y su marido se encuentran entre las personas que se habían contratado para construir la nueva instalación de agua, situada en la escuela de sus hijos. El nuevo sistema iba a ser de utilidad para su propio hogar y varias comunidades cercanas.

Sin embargo, antes de que comenzaran a trabajar, como consecuencia del brote de COVID-19 se detuvo la construcción del tanque que se precisaba.

"Estuvimos en cuarentena durante tres semanas. Sólo las personas que poseían un pase especial estaban autorizadas a salir de casa. Todas las tiendas estaban cerradas y no podíamos comprar materiales de construcción para proseguir el trabajo", señala Arturo Maghanoy, Presidente de la Asociación de Padres y Profesores TCES.

Reconstruir de forma más segura y eficaz

Tras llevar a cabo una evaluación de riesgos, la mitad de los trabajadores de las obras de las instalaciones de agua han regresado a su trabajo. Respetan el distanciamiento físico y cumplen los protocolos de seguridad y salud en el trabajo relativos a las Directrices de la OIT sobre regreso seguro al trabajo durante la pandemia de COVID-19.

Anelie y su esposo también han vuelto a trabajar en las obras. Ella espera que los niños tengan agua para beber y lavarse las manos cuando regresen a la escuela en octubre. Sus hijos estarán entre los 1.400 alumnos que retomarán las clases en las aulas, al no poder seguirlas en línea.

"No tenemos acceso a Internet, y mis hijos y yo ni siquiera sabemos utilizar una computadora. El dinero que ganaremos al trabajar en el proyecto de construcción nos ayudará a tener comida en la mesa para toda la familia", añade la Sra. Salazar.

"La OIT contribuye a fomentar la paz en zonas que han sido objeto de conflicto, así como a reducir la pobreza al crear empleo y mejorar las condiciones de vida por medio de instalaciones sanitarias, higiénicas y de suministro de agua adecuadas", señala Khalid Hassan, Director de la Oficina de País de la OIT para Filipinas.

Para ampliar información puede ponerse en contacto con

Sra. Ma Jennylyn Aguinaldo
Proyecto OIT-Japón WatSan
aguinaldo@ilo.org