Ilham Rhamanda

BANDUNG, Indonesia – Ilham Rhamanda tenía motivos para ser uno de los hombres más felices de Bandung. Era un joven empresario de éxito y junto con su hermano habían creado una fábrica de ropa deportiva, famosa por sus diseños originales. Empleaban a 12 personas y abastecían a una serie de grandes almacenes en West Java, la capital del país.

Pero cuando pensaba en el futuro, este hombre de 34 años, padre de dos hijos, no se sentía satisfecho. Veía las aguas residuales que salían de su fábrica hacia los pequeños arroyos de su vecindario y sabía que su fábrica, como muchas otras pequeñas y medianas empresas de Bandung, estaba prosperando a expensas de la calidad del medio ambiente, produciendo grandes cantidades de aguas residuales, desechos y contaminación industrial.

Las buenas prácticas empresariales deberían tomar en cuenta el planeta y el factor humano y no solamente las ganancias”

Hacer que su empresa fuese a la vez rentable y respetuosa del medio ambiente le parecía un “verdadero rompecabezas”.

Pero cuando se le presentó la oportunidad de participar del programa “Crear su empresa verde”, (SYGB en inglés), organizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Rhamanda aprovechó la oportunidad.

“Las buenas prácticas empresariales deberían tomar en cuenta el planeta y el factor humano y no solamente las ganancias”, afirmó. “Porque son fundamentales para que nuestra empresa crezca de manera sostenible”.

“El razonamiento tradicional es 'primero prosperar y después limpiar', pero no se puede seguir creciendo si se perjudica el medio ambiente o no se protegen los trabajadores”, declaró Lurraine Villacorta, especialista en medio ambiente y trabajo decente de la OIT. “Afortunadamente, los emprendedores, sobre todo los jóvenes, en Indonesia, lo han comprendido. Lo que necesitan son los conocimientos y la experiencia para ponerlo en práctica. Es aquí donde la OIT interviene”.

Villacorta señaló que ser “verde” significa no sólo reducir el impacto sobre el medio ambiente sino también cumplir con las normas del trabajo decente, como las condiciones de trabajo seguras, los salarios adecuados, el diálogo social y la protección social. Durante el curso SYGB, los formadores explicaron estos principios, políticas y prácticas. Ayudaron a Ilham y a sus colegas emprendedores a concebir toda una serie de iniciativas verdes, tanto en los alimentos como en la agricultura, el turismo sostenible, la gestión de los desechos y el reciclaje, la energía renovable y las industrias creativas.

El curso ayudó a Rhamanda a encontrar una solución para las aguas tóxicas y los productos químicos que producía su fábrica. Le sugirió la idea de instalar un filtro de fibra de palma y carbono activo y una caja de sedimentación para eliminar la suciedad y los desechos del lavado de las serigrafías, las tintas y los productos químicos y evitar que las aguas residuales sin tratar se virtieran en los desagües y los arroyos.

El filtro es asequible, fácil de instalar y operar, lo cual significa que sus productos seguirán teniendo precios competitivos. Sus trabajadores también están más contentos. “Mis actividades comerciales no perjudican más el medio ambiente y la población local sigue teniendo acceso al agua potable”, explicó Rhamanda. “Actualmente, no tengo nada porque preocuparme y mis clientes tampoco”.

Rhamanda además comenzó a promover los aspectos “verdes” de su empresa y quiere poner en práctica otras ideas, como utilizar tintas respetuosas del medio ambiente para la serigrafía. “Otro proyecto para hacer mi empresa más ecológica es crear nuestra propia marca de materiales y tintas naturales para la ropa”, agregó. Su objetivo a largo plazo es ampliar sus actividades y crear más empleos para su comunidad.

La formación también ofreció a los jóvenes emprendedores una red y oportunidades comerciales de valor. Ilham actualmente vende los recortes de tela de su fábrica a otra empresa que produce fulares, accesorios y ropa de mujer.

Hasta la fecha, la formación SYGB ha hecho posible que alrededor de 200 emprendedores en seis provincias de Indonesia concilien sus ambiciones comerciales y los desafíos relacionados con el medio ambiente y el cambio climático, bien sea fabricando productos ecológicos o utilizando procesos de producción respetuosos del medio ambiente.

“Cada vez más los jóvenes emprendedores como Rhamanda piensan a largo plazo y quieren adoptar un enfoque más sostenible para sus empresas”, declaró Peter Van Rooij, Director de la Oficia de la OIT para Indonesia. “Ellos saben que la economía de Indonesia se ha desarrollado con rapidez en los últimos años, pero que este crecimiento ha afectado el medio ambiente, y quieren avanzar de otra manera. La OIT está complacida de ayudarlos y de favorecer una economía más verde y sostenible”.

La formación SYGB fue organizada gracias al financiamiento del programa de asociación OIT/República de Corea en el marco del Programa Empleos Verdes para Asia y el Pacífico (Empleos Verdes-A/P).