Día Internacional de la Familia – 15 de Mayo 2014
Guy Ryder: "El trabajo decente para mujeres y hombres garantiza mejores condiciones para las familias"
El tema de este año: “Las familias son importantes para el logro de los objetivos de desarrollo” reconoce el papel que desempeña la familia, y las políticas que la apoyan, en el logro de los objetivos de desarrollo acordados a nivel internacional.
Las familias de hoy en día son diversas y desafían el modelo tradicional basado en el hombre como sostén de la familia y en los empleos que duran toda la vida. En la actualidad hay muchos hogares monoparentales, donde con frecuencia la mujer o los abuelos ejercen como cabeza de familia. La familia, en sus distintas composiciones y tamaños, es un agente activo del desarrollo. Sin embargo, a menudo se subestima su contribución real y potencial y no se la apoya adecuadamente. Además, muchas familias están bajo mucha presión.
El trabajo decente es un eslabón fundamental en la cadena que vincula a la familia con el desarrollo. Las políticas y prácticas relacionadas con el trabajo desempeñan un papel muy importante en la creación de entornos favorables a la familia que, a su vez, son beneficiosos para el mundo del trabajo y para la sociedad.
La OIT cuenta con un conjunto de normas que fueron establecidas con ese objetivo. El Convenio sobre los trabajadores con responsabilidades familiares proporciona directrices sobre las medidas de apoyo y protección a los trabajadores que tienen personas a cargo. Este instrumento reconoce el papel que desempeñan tanto hombres como mujeres en compartir las responsabilidades familiares e insta a que se adopten medidas de apoyo a ambos.
Se ha demostrado que estas políticas orientadas a la familia pueden ir más allá de la economía formal y contribuir a la reducción de la pobreza, a mejores resultados para los niños, mayor igualdad de género y un mejor equilibrio entre el trabajo y la familia. Además, apoyan el derecho al empleo y el derecho a la igualdad, contribuyen a emprendimientos productivos al permitir que la mujer regrese a trabajar después de la licencia de maternidad y que mantenga sus capacidades, y promueven la disminución del absentismo, un mejor rendimiento y un mayor compromiso con el lugar de trabajo.
La protección de la maternidad fue uno de los primeros derechos de las mujeres trabajadoras que fue abordado por los mandantes de la OIT e incluido en el mandato constitucional de la organización. Se han adoptado tres Convenios sobre maternidad en la historia de la OIT, el primero en 1919, el año en que se fundó la Organización.
La OIT presentó esta semana un informe sobre “La maternidad y la paternidad en el trabajo: Legislación y práctica en el mundo”, que brinda un panorama de la situación actual y las lecciones aprendidas con respecto a estos temas, refleja realidades muy diversas.
El resultado del estudio indica que los tres Convenios sobre la protección de la maternidad han tenido gran influencia en prácticamente todos los países que han adoptado legislación sobre la protección de la maternidad. En los últimos veinte años, se han registrado mejoras notorias en cuanto a períodos de licencia más prolongados para el momento del parto y se ha avanzado para lograr sistemas colectivos en los que la seguridad social o los fondos públicos, por sí solos o en combinación con los empleadores, proporcionan prestaciones económicas por maternidad. Cada vez más países en todos los niveles de desarrollo están aplicando medidas para apoyar a las madres y los padres en las responsabilidades del cuidado de los hijos.
Esta situación es alentadora. Sin embargo, el progreso ha sido desigual y debe acelerarse. Los efectos de la crisis han profundizado las brechas y las desigualdades existentes, a menudo con consecuencias devastadoras para las familias. Más de 800 millones de mujeres trabajadoras de todo el mundo aún carecen de protección adecuada en concepto de licencia y prestaciones por maternidad. Cerca del 80 por ciento está en África y Asia
El acceso efectivo a la asistencia maternoinfantil de calidad aún no es universal. La discriminación por motivos de embarazo, maternidad y responsabilidades familiares es endémica en todas partes. Muchos lugares de trabajo formales e informales continúan siendo inseguros e insalubres para todos los trabajadores, en particular para las mujeres embarazadas y lactantes. La utilización por los padres de la licencia para el cuidado de los hijos aún es mínima.
Además, en un área tan importante como es el cuidado de salud para niños, personas de edad y personas con discapacidad o que padecen enfermedades, no hay suficientes servicios e instalaciones que reconozcan, valoren y apoyen ese trabajo (tanto remunerado como no remunerado) como un “bien público”.
Las políticas de trabajo decente procuran garantizar una relación de apoyo mutuo entre la maternidad y la paternidad y las responsabilidades familiares, por un lado, y el empleo productivo y de calidad para hombres y mujeres, por otro.
En este proceso, el diálogo social tripartito entre gobiernos, trabajadores y empleadores ha resultado ser efectivo para el diseño de políticas relativas a las necesidades de la maternidad, la paternidad y el cuidado de los niños y de las personas mayores. Las organizaciones de empleadores pueden liderar este proceso mediante la promoción de políticas que permitan que se combine el trabajo remunerado con las responsabilidades familiares y que garanticen que las mujeres que son parte de la población activa no sean penalizadas por su función reproductiva. Las organizaciones de trabajadores apoyan desde hace mucho tiempo la protección de la maternidad como un derecho básico en la lucha por la igualdad en el empleo, que además es esencial para la renovación de la población y la fuerza de trabajo.
La legislación diseñada de conformidad con las normas internacionales del trabajo y aplicada efectivamente brinda una base sólida para la acción.
Al mismo tiempo, es necesario contar con mejor información estadística para evaluar las deficiencias y el progreso.
El trabajo decente para mujeres y hombres garantiza mejores condiciones para las familias y les permite ayudar a construir un futuro mejor para todos.
Las familias de hoy en día son diversas y desafían el modelo tradicional basado en el hombre como sostén de la familia y en los empleos que duran toda la vida. En la actualidad hay muchos hogares monoparentales, donde con frecuencia la mujer o los abuelos ejercen como cabeza de familia. La familia, en sus distintas composiciones y tamaños, es un agente activo del desarrollo. Sin embargo, a menudo se subestima su contribución real y potencial y no se la apoya adecuadamente. Además, muchas familias están bajo mucha presión.
El trabajo decente es un eslabón fundamental en la cadena que vincula a la familia con el desarrollo. Las políticas y prácticas relacionadas con el trabajo desempeñan un papel muy importante en la creación de entornos favorables a la familia que, a su vez, son beneficiosos para el mundo del trabajo y para la sociedad.
La OIT cuenta con un conjunto de normas que fueron establecidas con ese objetivo. El Convenio sobre los trabajadores con responsabilidades familiares proporciona directrices sobre las medidas de apoyo y protección a los trabajadores que tienen personas a cargo. Este instrumento reconoce el papel que desempeñan tanto hombres como mujeres en compartir las responsabilidades familiares e insta a que se adopten medidas de apoyo a ambos.
Se ha demostrado que estas políticas orientadas a la familia pueden ir más allá de la economía formal y contribuir a la reducción de la pobreza, a mejores resultados para los niños, mayor igualdad de género y un mejor equilibrio entre el trabajo y la familia. Además, apoyan el derecho al empleo y el derecho a la igualdad, contribuyen a emprendimientos productivos al permitir que la mujer regrese a trabajar después de la licencia de maternidad y que mantenga sus capacidades, y promueven la disminución del absentismo, un mejor rendimiento y un mayor compromiso con el lugar de trabajo.
La protección de la maternidad fue uno de los primeros derechos de las mujeres trabajadoras que fue abordado por los mandantes de la OIT e incluido en el mandato constitucional de la organización. Se han adoptado tres Convenios sobre maternidad en la historia de la OIT, el primero en 1919, el año en que se fundó la Organización.
La OIT presentó esta semana un informe sobre “La maternidad y la paternidad en el trabajo: Legislación y práctica en el mundo”, que brinda un panorama de la situación actual y las lecciones aprendidas con respecto a estos temas, refleja realidades muy diversas.
El resultado del estudio indica que los tres Convenios sobre la protección de la maternidad han tenido gran influencia en prácticamente todos los países que han adoptado legislación sobre la protección de la maternidad. En los últimos veinte años, se han registrado mejoras notorias en cuanto a períodos de licencia más prolongados para el momento del parto y se ha avanzado para lograr sistemas colectivos en los que la seguridad social o los fondos públicos, por sí solos o en combinación con los empleadores, proporcionan prestaciones económicas por maternidad. Cada vez más países en todos los niveles de desarrollo están aplicando medidas para apoyar a las madres y los padres en las responsabilidades del cuidado de los hijos.
Esta situación es alentadora. Sin embargo, el progreso ha sido desigual y debe acelerarse. Los efectos de la crisis han profundizado las brechas y las desigualdades existentes, a menudo con consecuencias devastadoras para las familias. Más de 800 millones de mujeres trabajadoras de todo el mundo aún carecen de protección adecuada en concepto de licencia y prestaciones por maternidad. Cerca del 80 por ciento está en África y Asia
El acceso efectivo a la asistencia maternoinfantil de calidad aún no es universal. La discriminación por motivos de embarazo, maternidad y responsabilidades familiares es endémica en todas partes. Muchos lugares de trabajo formales e informales continúan siendo inseguros e insalubres para todos los trabajadores, en particular para las mujeres embarazadas y lactantes. La utilización por los padres de la licencia para el cuidado de los hijos aún es mínima.
Además, en un área tan importante como es el cuidado de salud para niños, personas de edad y personas con discapacidad o que padecen enfermedades, no hay suficientes servicios e instalaciones que reconozcan, valoren y apoyen ese trabajo (tanto remunerado como no remunerado) como un “bien público”.
Las políticas de trabajo decente procuran garantizar una relación de apoyo mutuo entre la maternidad y la paternidad y las responsabilidades familiares, por un lado, y el empleo productivo y de calidad para hombres y mujeres, por otro.
En este proceso, el diálogo social tripartito entre gobiernos, trabajadores y empleadores ha resultado ser efectivo para el diseño de políticas relativas a las necesidades de la maternidad, la paternidad y el cuidado de los niños y de las personas mayores. Las organizaciones de empleadores pueden liderar este proceso mediante la promoción de políticas que permitan que se combine el trabajo remunerado con las responsabilidades familiares y que garanticen que las mujeres que son parte de la población activa no sean penalizadas por su función reproductiva. Las organizaciones de trabajadores apoyan desde hace mucho tiempo la protección de la maternidad como un derecho básico en la lucha por la igualdad en el empleo, que además es esencial para la renovación de la población y la fuerza de trabajo.
La legislación diseñada de conformidad con las normas internacionales del trabajo y aplicada efectivamente brinda una base sólida para la acción.
Al mismo tiempo, es necesario contar con mejor información estadística para evaluar las deficiencias y el progreso.
El trabajo decente para mujeres y hombres garantiza mejores condiciones para las familias y les permite ayudar a construir un futuro mejor para todos.