Poner fin a la violencia de la pobreza extrema

Mensaje del Director General de la OIT, con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza

Declaración | Ginebra | 17 de octubre de 2012
Como reflejo de la lucha contra la injusticia y la pobreza profundas que dio origen a la Organización hace unos noventa años, la misión de la OIT en el mundo del trabajo se basa en la premisa de que “la paz universal y permanente sólo puede basarse en la justicia social”. Celebramos que este Día Internacional tenga como lema “Poner fin a la violencia de la pobreza extrema: promoción del empoderamiento y consolidación de la paz”.

Esto nos recuerda a todos la responsabilidad de luchar contra la necesidad con “incesante energía” y defender los derechos básicos en que se debe fundar la justicia social. Debemos aunar nuestras fuerzas en un frente común contra la fuerza destructiva de la pobreza.

El principal activo de las mujeres y hombres que viven en la pobreza es su trabajo. La dura realidad es que, allí donde existe pobreza extrema, el trabajo arduo rara vez es fortalecedor, gratificante o liberador, y generación tras generación siguen atrapadas en la pobreza.

El trabajo libremente elegido, productivo, adecuadamente remunerado y respaldado por una protección social apropiada—en definitiva, el trabajo decente— puede sacar a comunidades enteras de la pobreza y contribuir a la seguridad humana y la paz social.

En la Conferencia de Río + 20 se definió la visión colectiva del futuro que queremos y se afirmó que la erradicación de la pobreza era el mayor desafío global a que hacía frente el mundo actual, así como un requisito indispensable para el desarrollo sostenible. También se reconoció el papel central del trabajo decente en este proceso. Los mandantes tripartitos de la OIT —empleadores, trabajadores y gobiernos— llevan mucho tiempo realizando un llamamiento en este sentido, y la Organización está dispuesta a trabajar en colaboración con otras entidades a nivel nacional, regional y mundial para hacer realidad ese objetivo.

Se han realizado progresos con miras a reducir a la mitad el número de personas que viven con menos de 1,25 dólares al díapara 2015. Al mismo tiempo, unos 870 millones de personas siguen sufriendo desnutrición. Por otro lado, se calcula que 1.000 millones de personas están desempleadas o viven en la pobreza. La fuerza de trabajo mundial está creciendo en unos 40 millones de personas al año. ¿Qué expectativas pueden tener?

El panorama no es tranquilizador, y existe un riesgo real de que la recuperación mundial se debilite y se convierta en una recesión prolongada y profunda con costos sociales incluso más pronunciados, sobre todo para los más vulnerables. Las crisis energética, alimentaria y financiera han cobrado su precio, y si la situación no cambia, estas crisis pueden hacerse endémicas. Las alarmantes pautas de desigualdad, incluso en los lugares donde el crecimiento se mantuvo, ponen de relieve la importancia de reconsiderar la dirección que se debe seguir.

La agenda para el desarrollo sostenible con posterioridad al 2015 representa una oportunidad para adoptar una orientación y un enfoque nuevosen los que las políticas de desarrollo económico, social y ambientaly las estrategias dinámicas de erradicación de la pobreza se combinen y se refuercen mutuamente, de forma que se promueva la inclusión y el empoderamiento. Sin embargo, el cambio en este sentido debe comenzar ahora, para lo cual es preciso:

incluir la creación de empleo sostenible y el pleno empleo como objetivos centralesdelas políticas, combinando la visión y la estrategia a largo plazo con la acción a corto plazo; estoes esencial para que el crecimiento redunde de forma sostenible en la reducción de la pobreza;

sobre la base de la participación y el papel transformador de los derechos en que se fundamentan la organización y la representación eficaces, hacer posible que las personas que viven en la pobreza sean escuchadas, defiendan sus intereses y participen en un auténtico diálogo como interlocutoras en la esfera del desarrollo, ya que esto constituye la esencia misma del empoderamiento;

utilizar el diálogo social con el fin deconsensuar las políticas y acciones necesarias para promover un crecimiento incluyente, fomentar la solidaridad y la estabilidad y fortalecer las instituciones y las capacidadespara el diálogo;

integrar la protección social como pilar de la seguridad humana y estabilizador económico —la nueva Recomendación sobre los pisos de protección social ofrece orientaciones sobre la extensión de dicha protección—; y

garantizar que todos los actores —gobiernos, trabajadores, empleadores, la sociedad civil, el sistema multilateral y los asociados internacionales, entre otros— tengan la oportunidad de contribuir eficazmente al proceso, y establecer un programa de cooperación internacional en el que se incluya el enfoque integrado necesario para el desarrollo sostenible.

La injusticia, la miseria y las privaciones, cuando son generalizadas, “constituyen una amenaza para la paz y armonía universales”. El mensaje de la Constitución de la OIT es tan válido hoy como ayer. Seguimos comprometidos a actuar para consolidar la infraestructura social de la paz, para lo cual es preciso transformar la lucha por la supervivencia de las personas que viven en la pobreza en oportunidades de trabajo decente que posibiliten el progreso.