Prácticas empresariales socialmente responsables

El aumento de la competencia, tanto a nivel local como internacional, es una realidad a la que se enfrentan cada día empresas de todos los tamaños, y que las obliga a mejorar continuamente su productividad. Sin una mejora continua en la productividad, su viabilidad a largo plazo se vuelve incierta, al igual que la cantidad y la calidad de los empleos que ofrecen. En general, se reconoce que ninguna empresa puede permitirse ignorar la necesidad de mejorar la productividad de su fuerza de trabajo.

En el caso de las actividades económicas de pequeña escala, especialmente aquellas que se desarrollan en la economía informal, el desafío es aun mayor, ya que, por lo general, son menos productivas y brindan condiciones de trabajo menos favorables para sus trabajadores o familiares, en comparación con las actividades de las grandes empresas.

Las principales vías que tienen las empresas para incrementar su productividad son la inversión en capital fijo, la inversión en el desarrollo de las competencias de sus trabajadores, el alcance de una economía de escala, la inversión en la innovación y la tecnología, y la adopción de mejores prácticas empresariales.

Cada una de estas vías de incremento de la productividad supone comprender que el modo de tratar y gestionar a las personas es de vital importancia para mejorar la productividad en el lugar de trabajo. Las personas se sienten más motivadas en el trabajo si perciben que son valoradas y respetadas. La creación de un ambiente de trabajo positivo no sólo levanta la moral, sino que también eleva los niveles de productividad. Por ende, las prácticas en el lugar de trabajo basadas en buenas relaciones laborales y en el respeto de los derechos de los trabajadores constituyen un medio clave para aumentar la productividad y crear trabajo decente.

El fomento de las prácticas dignas y productivas en el lugar de trabajo es un componente integral del programa de desarrollo empresarial de la OIT. Para promover dichas prácticas, se diseñó una estrategia que consta de tres partes.

  • Promoción y sensibilización - Supone la compilación y divulgación de prácticas óptimas, estudios de caso y lugares de trabajo experimentales, que se vincularán estrechamente con los otros dos componentes del programa.
  • Ejecución - Con el propósito de demostrar los beneficios reales para la productividad y el lugar de trabajo, así como para proporcionar una plataforma que posibilite la realización de investigaciones orientadas a la acción, se proporcionará asistencia técnica a la institución intermediaria encargada del desarrollo empresarial. Con el propósito de alcanzar una escala significativa y tener en cuenta las cuestiones específicas a cada sector (por ejemplo, la tecnología), estos programas se diseñarán para ayudar a los conglomerados de empresas.
  • Investigación, análisis y creación de redes - La selección y el análisis de ejemplos de buenas políticas y prácticas a nivel nacional, sectorial y empresarial conducirán a la incorporación de mejores prácticas en el lugar de trabajo, a una mayor productividad y a empleos de más calidad.