LIMA, Perú (OIT Noticias) – A sus 84 años, el artesano peruano Ernesto Guzmán trabaja cada día en el taller que montó en su casa para replicar, en pequeños formatos, balcones de madera típicos de la ciudad de Lima, poniendo especial atención a las medidas para cuidar el medioambiente.

Ernesto talla la madera minuciosamente para producir y vender pequeñas réplicas de estos balcones de estilo colonial, cuyas construcciones originales datan del siglo XVI y son, en su mayoría, considerados patrimonio arquitectónico de la capital peruana.

“Yo soy paracaidista militar de profesión. He realizado más 1.000 saltos durante toda mi carrera, y no solo en Perú, sino en varios países de la región. Sin embargo, desde joven me sentí atraído por las artesanías. La pandemia nos afectó a todos, y en mi caso también significó un impulso para retomar esta actividad y generar una nueva fuente de ingreso”, señaló.

Según últimos datos disponibles del Ministerio de Trabajo, antes de la pandemia cerca de 37.000 peruanos de 60 años a más buscaban un empleo, pero no lo encontraban. Con la crisis desatada por la COVID-19, se estima que este número se haya elevado significativamente a raíz del impacto en los mercados de trabajo y los ingresos.

Pero la capacidad de Ernesto como artesano le sirvió para participar —en plena etapa de confinamiento— en una serie de capacitaciones promovidas por la OIT y la Municipalidad Metropolitana de Lima para que los adultos mayores generen y saquen adelante negocios productivos, incorporando procesos de producción limpios y amigables con el medioambiente.

Estos procesos incluyen aspectos como el uso eficiente del agua, energía y recursos, la gestión adecuada de residuos sólidos, la prevención de la contaminación, y la compra y distribución de materiales sostenibles.

“Estas capacitaciones me han enseñado a aprovechar mejor la madera, teniendo en cuenta que no es necesario talar más árboles, ya que estaríamos yendo en contra del medioambiente. También a tener en consideración el uso de la luz y el agua, a usar estos recursos adecuadamente y no desperdiciarlos”, contó este adulto mayor peruano.

Ernesto explicó que luego de trabajar en una artesanía, quedan restos de madera y el proceso de serrado genera grandes cantidades de aserrín, que ahora utiliza como abono para sus plantas. “Hay muchas personas que desperdician grandes cantidades de madera y eso no es bueno para el medioambiente”, enfatizó.

Para realizar las réplicas selecciona la madera más dura para poder cortar mejor las piezas más pequeñas que necesita y, al momento de adquirir esta nueva madera, verifica que esté debidamente certificada, lo cual garantiza que proviene de una producción responsable y sostenible.

Como parte de las capacitaciones en las que participó, Ernesto recibió un apoyo económico para enverdecer su emprendimiento. Este capital semilla lo invirtió en la adquisición de dos herramientas motorizadas para la elaboración de sus balcones tradicionales, que le permitirán generar menos desperdicio de madera y mejorar sus acabados.

“Los adultos mayores necesitamos del apoyo de nuestras autoridades y de las organizaciones de la sociedad civil para poder trabajar de forma digna. Nosotros podemos contribuir con la reactivación económica y enseñar a los más jóvenes”, finalizó.

Mi Negocio Verde

Ernesto es uno de los 30 adultos mayores peruanos que se capacitaron con la metodología Mi Negocio Verde de la OIT. Ello en el marco de la iniciativa “Emprendedores de Oro” desarrollada por la Municipalidad de Lima en enero de 2021 como respuesta al impacto de la COVID-19 en grupos vulnerables como los adultos mayores.

El Programa Mi Negocio Verde es una metodología de desarrollo empresarial de la OIT que promueve la generación de negocios verdes, productivos y sostenibles, especialmente, entre las poblaciones en mayor condición de vulnerabilidad, como estrategia para que puedan hacer frente al desempleo, la informalidad y el subempleo.

“Este programa es una oportunidad para incorporar a los micro y pequeños emprendedores en una recuperación inclusiva, sostenible y resiliente centrada en las personas”, indicó John Bliek, especialista en empresas de la OIT.

Los emprendimientos verdes, además de generar rentabilidad para los emprendedores, contribuyen al cuidado del medioambiente y al bienestar social, al reducir o eliminar su huella de carbono, y mejoran la calidad de vida de las personas, al generar oportunidades de trabajo decente.

“El programa se implementa a través de profesionales expertos en desarrollo empresarial, que son certificados por la OIT como facilitadores de esta metodología. Hoy ya contamos con una red de formadores de Mi Negocio Verde en Perú, Colombia y Ecuador y tenemos previsto expandirnos a países de Centroamérica y el Caribe”, resaltó Bliek.

Si estás interesado en certificarte como formador/a de Mi Negocio Verde, haga clic aquí. O si quieres contactar a un formador/a para implementar el Programa, haz clic aquí.